GENERACIÓN DESENCHUFADA
“Mi hijo de 17 años ya no ve el fútbol con papá, prefiere su teléfono y los videojuegos”: cada vez más padres se dan cuenta de un hecho que empieza a preocupar al mundo del fútbol profesional, que teme no saber conectar con los telespectadores del mañana.
A muchos jóvenes en todo el planeta el fútbol ni fu ni fa.
“La batalla por la atención” ha comenzado, dice Christophe Lepetit, del Centro de Derecho y de Economía del Deporte (CDES) de Limoges (Francia).
Esta situación en algunos países “es un problema”, admite el jugador del FC Barcelona Gerard Piqué, que está en la parte final de su carrera y que hace tiempo es empresario en el sector deportivo, una labor que seguramente va a acaparar sus próximos años.
“Esta generación tiene problemas para mantenerse concentrada durante los noventa minutos de un partido, con internet y las redes sociales”, estima el futbolista catalán, que subraya que ese público joven es “la clave para el futuro de nuestro deporte”.
En otra cosa. La llamada ‘Generación Z’ (jóvenes nacidos entre 1996 y 2012) consume dos veces menos de deporte por televisión que los “millenials”.
La generación anterior (nacidos entre 1981 y 1996) ayudó a disparar el mercado del deporte por televisión, con un 15% que ve deporte todos los días, mientras que el dato baja al 8% en la ‘Generación Z’, según un estudio de Morning Consult de setiembre de 2020.
Según la empresa italiana Stageup, el sector de espectadores que ve partidos de la Serie
A de Italia cada semana pasó en la franja de edad 14-34 años del 44% de la temporada 2001-2002 a un 35% en la actual.
Arnaud Simon, de la agencia In&Out Stories, que asesora a los dueños de los derechos deportivos de retransmisión televisiva, ve “varias razones” para este progresivo alejamiento de los jóvenes.
“Netflix, eSports y redes sociales acaparan el tiempo de pasión disponible. Y los confinamientos (por la pandemia del covid-19) han provocado una aceleración de esos consumos”, estima.
“Ya no hay una transmisión de pasión tan clara entre generaciones”, apunta, en alusión a cómo el amor por un club o unos colores se ha ‘heredado’ tradicionalmente en las familias.
El Olympique de Marsella, el único club francés que ha logrado ser campeón de Europa, apuesta por “adaptarse a la nueva generación y a sus maneras de consumir, con una doble o incluso una triple pantalla”, desarrolla el ‘Head of Business’ del equipo galo, Hugues Ouvrard.
Tiquicia igual. Andrés Baldí, de San Rafael de Alajuela, vive eso con su hijo Jorge Julián, de casi diez años y quien desde muy chamaco demostró gusto por el fútbol.
“Cuando me pongo a ver un partido de la Liga o de la Juventus, equipos a los que sigo, él se sienta conmigo a verlo, pero no puede estar sentado mucho rato, lo más que le da son 25 minutos”, explica.
“Muchas veces le digo que hay partido y me dice ‘qué chiva’ y lo veo emocionado, pero al ratico usted lo ve que está buscando la manera de jalar, se pone a jugar con el teléfono, se va a ver Netflix a otro tele”, explica.
Andrés ha comentado con amigos que tienen hijos en una edad parecida o adolescentes y ve que les pasa lo mismo.
“Yo recuerdo que cuando era chiquillo (tiene 40) uno veía más rato los partidos siempre completos, ahora tienen demasiadas cosas que los sobrecarga de información”, opina.