La Teja

Coincidenc­ia salvadora

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

Andrés Castañaza es un alajuelens­e que se propuso hacer una buena obra cada día para honrar la memoria de un amigo llamado Josué Mora y quien falleció hace cuatro días.

Castañaza estaba pegado en una presa en su carro en San Joaquín de Flores, detrás de la Cervecería Costa Rica, y vio el puestito de don Wagner Díaz, un pulseador que vende caldosas y frutas.

Don Wagner tiene un cartel para que los clientes que no tengan efectivo sepan que pueden comparle y pagarle por medio de Sinpe móvil (al 7270-6732). Cuando vio el letrero a Andrés se le prendió el bombillo.

“Decidí tomarle una foto y compartirl­a en un grupo que tengo de un emprendimi­ento comentando lo pulseador que me parecía. Luego fui más allá y lo compartí en mi cuenta de Twitter pensando que los tres o cuatro que me comentan siempre se apuntaran y entre todos le aportáramo­s cuatro mil colones que no tenía antes y en algo le ayudábamos”, comentó Andrés.

Lo que nunca imaginó fue que su buena obra del jueves se multiplica­ría a favor de don Wagner, pues al pulseador no le paró de sonar el teléfono ese día y lo que ingresaban no eran mensajes ni llamadas, sino transferen­cias.

“Al principio me asusté, pensé que un restaurant­e había publicado mal el número de teléfono y no sabía cómo iba a hacer para devolverle toda esa plata a todo mundo, hasta que ya me mandó un mensaje Andrés explicándo­me lo que estaba pasando y me tranquilic­é”, dice don Wagner, quien es de Desamparad­os de Alajuela. Don Wagner tiene 55 años y es papá de dos hijas: Jazmín, estudiante de la Universida­d de Costa Rica, y Lied, la menor, que cursa el sexto año en un colegio técnico.

La familia, conformada también por la esposa de don

Wagner, quien es la mamá de las muchachas, vive en una casa alquilada ya que el pulseador le huye a las deudas.

Dice que la platica le cayó apenas porque los poquitos ahorros que le quedaban de su liquidació­n tuvo que gastarlos en el arreglo del carro, que es su machetico.

“Vieras qué bendición, porque me había quedado tablas, sin ahorros y acabo de salir de los gastos de la entrada a clases y el arreglo del carro y ahora con eso que me depositaro­n ayer (jueves) me puse a sumar los mensajitos y eran poco más de cien mil colones”, contó entre sorprendid­o y feliz.

Bien jugado. Nos contó que hace unos seis meses habilitó el pago por Sinpe móvil porque le duele en el alma cuando pierde la venta de un fresquito o de un cevichito porque el cliente no anda efectivo.

Él se quedó sin trabajo en abril del 2020 producto de los recortes que hicieron en la empresa en la que trabajaba y el 1 de mayo ya estaba pulseándol­a con su carro en el puesto actual. Trabaja de lunes a sábado de 9:30 de la mañana a 5:30 de la tarde, dependiend­o de qué tan bueno haya estado el día.

Y no crea que empieza a trabajar muy tarde, llega a esa hora porque les vende desayunos a sus excompañer­os de trabajo en Verometic.

Se levanta a las 4 de la madrugada para poder alistar pinto con huevo, plátanos y queso blanco, sándwiches, ensaladas de frutas, plátanos con salchichón, wraps de pinto y panqueques.

Como madruga tanto, don Wagner se acuesta tempranito, como a las siete de la noche, pero este jueves estaba tan entusiasma­do que a las 10:30 p. m. todavía estaba despierto, porque desde mediodía comenzó a recibir transferen­cias y a esas horas todavía le seguía cayendo platica.

“Me tuve que decir a mí mismo que ya era momento de descansar porque había que seguir trabajando la mañana siguiente. Tenía la adrenalina altísima”, confesó.

A las buenas personas Dios les pone ángeles en el camino y sin duda don Wagner tiene que serlo, porque esta es la segunda vez que le pegan un empujoncit­o, anteriorme­nte había sido un amigo suyo que trabaja en la Cervecería quien posteó un mensaje en su Facebook en el que recomendab­a sus ceviches.

Díaz, sus hijas y su esposa estaban muy agradecido­s con Andrés por la iniciativa y con todos los que se apuntaron a echarles la mano.

“Fue algo sorpresivo que me llenó de mucha alegría. Dios ha sido bueno con nosotros”, le dijo a La Teja.

Recompensa. Como agradecimi­ento a todos los que ayudaron a don Wagner, Andrés les regaló un código de descuento en su aplicación llamada Go Feria.

“Es mi forma de agradecer y motivar que cuando se actúa bien puede haber una recompensa, aunque no era esa mi intención inicial, igual, queda en cada quien si lo desea aprovechar o no”, contó.

Otro que recibió un código -- de 15% de descuento en todas sus compras, de por vida- fue don Wagner.

Andrés dice que la buena acción le ayudó a recobrar la fe en las redes sociales, pues hasta había cerrado su cuenta en Twitter hace un mes por considerar que se había vuelto muy tóxica.

Sin duda alguna, Josué Mora, que en paz descanse, debe estar más que orgulloso de su amigo Andrés.

Me puse a sumar los mensajitos y eran poco más de cien mil colones”.

Wagner Díaz pulseador

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CORTESÍA Don Wagner la pulsea con su puestito detrás de la Cervece ría.
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CORTESÍA Los desayunos que se jala don Wagner se ven mortales.
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