La Teja

Pulseador sin machetico

- Alejandra Portuguez Morales alejandra.portuguez@lateja.cr

Don Eduardo Carrillo, de 67 años, y su familia vivieron horas de terror cuando dos delincuent­es atacaron al señor para robarle el carro, que es su machetico para trabajar.

La agresión fue contra don Eduardo, pero sus parientes también sufrieron al desconocer el paradero de él durante un tiempo.

El ataque ocurrió este lunes, a eso de las 9 de la noche. Don Eduardo se encontraba estacionad­o frente a la tienda El Huracán, cerca del Perimercad­os de Grecia, cuando de repente un desconocid­o se le montó.

“Pensé que era un cliente, pero de inmediato sacó un arma de fuego, me apuntó y me dijo ‘jale’”. Don Eduardo arrancó.

“Cuando llegamos a la entrada de Atenas dijo que me detuviera, en eso se montó un sujeto y este me agarró del cuello, luego me pasaron para los asientos de atrás, me amarraron de las piernas y las manos para atrás”, recordó.

Dice que no logró verlos bien. Recuerda que usaban un acento colombiano, pero bien podrían haberlo fingido.

“Me decían ‘parcero, lo que necesitamo­s es el carro suyo, no le vamos a hacer daño’, sin embargo, yo sentía que sí me querían hacer daño, pero yo iba amarrado, llevaba la mascarilla puesta. Yo solo les decía ¿por qué me van a hacer daño si no estoy oponiendo resistenci­a, pueden llevarse el carro y tirarme. Nadie los va a seguir, pero me llevaron hasta los montes del Aguacate”.

Una pesadilla. Pensó que le quitarían la vida y temía por la familia, por lo que iba a sufrir al desconocer su paradero.

“Creí que todo iba a terminar mal, pero les insistía en que era una persona mayor y no podía hacer nada. El que iba manejando le dijo al otro ‘no maltratemo­s al señor’, entonces me tiraron como a un metro de altura en una alcantaril­la, uno de ellos se metió, yo quedé boca abajo, encima de un barrial con piedras y me dijo ‘aquí se queda, más bien quedó muy bien’”.

Por ese lugar no pasan personas a pie, solo carros y menciona don Eduardo que trató de quitarse las amarras, pero fue imposible. Desde donde estaba oía los carros pasar y por más que gritaba nadie lo escuchaba. En un momento vio los destellos de una luz giratoria y siguió gritando.

“Eran los policías de la delegación de San Mateo, llevaban la ventana abierta y por eso me oyeron. Ellos luego le avisaron a mi familia”, detalló.

El rescate, casi milagroso, fue a la medianoche de este martes. Los hijos fueron a recoger a don Eduardo a las 2 a.m. de este martes. El señor tenía algunas cortadas y golpes, pero está fuera de peligro.

El carro sigue en paradero desconocid­o.

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CORTESÍA Este es el carrito que le quitaron a don Eduardo.
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ARCHIVO La carretera del Aguacate es muy solitaria.

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