Triste por burla y acoso
La amiga de una mujer de apellido Rojas que denunció por acoso sexual a José Adrián Marrero, quien era asesor de la diputada Xiomara Rodríguez, de Restauración Nacional, asegura que la supuesta víctima se siente muy triste por ver cómo su desesperación por conseguir ayuda terminó en pesadilla.
“Ella está afectada y no es para menos. Ese señor se burló de ella, la denigró con los mensajes que le mandó, ella lucha por ella y por su familia y él se aprovechó de ver que es una mujer linda para burlarse de sus necesidades. Mi amiga no sale del asombro de esto que le ocurrió y va a llegar hasta las últimas consecuencias contra ese señor, que se ha dado el lujo de decir que todo es mentira”.
Marrero fue despedido el martes después de que la diputada Rodríguez recibiera capturas de pantalla de los mensajes que el periodista le habría mandado a la mujer, quien acudió a él por ayuda para un hijo.
En los pantallazos se veía, supuestamente, que Marrero le hacía proposiciones sexuales y le habría mandado una foto íntima. Además le preguntó si era casada, dónde vivía y la invitó a tomar café con él en su casa.
Marrero aseguró que todo fue un montaje.
Le consultamos a la amiga de la afectada si ya la denuncia fue interpuesta y aseguró: “Ella va a hacer lo correcto, alguien que hace algo así (habla del exasesor) lo hace muchas veces más”.
Otro caso. La Nación dio a conocer ayer que una funcionaria de la Asamblea Legislativa, que trabaja para la fracción socialcristiana y es de apellido Bolaños, aseguró que en el 2015 Marrero le mandó mensajes sexuales ofensivos.
La situación se dio, aparentemente, cuando ella trabajaba en Prensa y Protocolo del Congreso.
Presuntamente, los mensajes se referían a llevar a cabo un encuentro sexual. Además, le envió una foto en la que salía sin camisa y acostado.
Bolaños informó a su jefa y le pidió ayuda a un compañero para redactar una carta en la que le decía a Marrero que, en caso de repetirse su acción, lo denunciaría. El comunicador aseguró que le habían robado su celular por cuatro o cinco días.
La situación de aquella vez no pasó de ahí.