La Teja

El primer día de Sara

Compró chupeta rosada para darle hermanita a su hijo

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

El martes 16 de febrero fue un día con un significad­o muy especial para Karling Rodríguez y su familia.

Ese martes, Karling tuvo la última sesión de la quimiotera­pia a la que debió someterse luego de detectárse­le un cáncer en el seno izquierdo.

Su esposo, José Tortós Umaña, decidió sorprender­la con un detallazo.

Karling, de 32 años, nos cuenta cómo fue.

“Te tengo una sorpresa, ¿la quieres ya o mañana?, me dijo la noche del lunes. Le dije que mejor me la diera al día siguiente. Cuando amaneció y bajamos a la cochera, vi mi carro decorado con globos y me dio la calcomanía que decía ‘última quimio’”.

Ella agregó “¡Dios es fiel!” y “¡Lo logré!”, frases que podían leerse en el vidrio trasero de su carro.

“Fue algo para nosotros, por la alegría que sentíamos de estar ya en este punto. Sé que aún falta que me operen, dentro de un mes, y que me apliquen radioterap­ia, pero yo declaro por fe que estoy sana y salva”, dijo la funcionari­a bancaria.

Ella en su carro, su mejor amiga, Gabriela Benavides, y su papá --Álvaro Rodríguez-- salieron en caravana desde su casa en Heredia rumbo al hospital México, donde estaba recibiendo el tratamient­o.

En el camino, tanto de ida como de vuelta, choferes de carro y motociclis­tas pitaban y saludaban en señal de aliento. Era su forma de decirle que estaban con ella, que compartían su felicidad. Karling lloraba de emoción y llegó toda contenta al hospital, con una disposició­n increíble de cara al tratamient­o.

En el parqueo donde dejaron el carro mientras recibía el tratamient­o, se encontró a su regreso papelitos con mensajes como “sos una guerrera”, “fuerza”, “estamos contigo”.

Esa sesión de quimio era la última de ocho que le mandaron el 26 de octubre del 2020.

En cada una le ponían tres medicament­os diferentes de una porque el tipo de cáncer que le detectaron era muy fuerte y podía extenderse.

Acto de fe. Karling nos cuenta que como ella es la primera de la familia que padece cáncer de seno, le mandaron un examen genético para ver si era probable que la enfermedad reaparecie­ra.

“Fueron días muy difíciles, el doctor me dijo que si los resultados eran positivos tendría que amputarme ambos senos, sacarme los ovarios y el útero y mi anhelo es tener una niña dentro de unos años”, contó.

Ya ella tiene a Ignacio, de 4 años.

Karling le imploró a Dios todas las noches que escuchara los anhelos de su corazón y le permitiera conservar sus órganos para, más adelante, traer al mundo a Sara.

“Me fui al supermerca­do con mi hijo y le expliqué que compraríam­os una chupeta rosada para una bebita que sería su hermanita más adelante. La coloqué en la mesita de noche de mi cuarto y comencé a orar con fuerza cada día durante los quince días que debía esperar que llegaran los resultados de Estados Unidos”, recordó.

Comprendí que la belleza de una persona no está en su físico, sino en su esencia, eso es lo que marca la diferencia y uno ni se daba cuenta”, Karling Rodríguez paciente con cáncer

Luchona. Estamos frente a una mujer que no se deja vencer fácilmente pese a los efectos tan fuertes de la quimiotera­pia, que la volcaban toda la semana en cama. No podía comer sin que le dieran náuseas y cansancio, pero en la semana que estaba bien, tomó clases de natación y puso su propio negocito.

“La idea de Joy Market nació en una noche de insomnio, que son muchas en este proceso. Cuando me sentía bien iba atendiendo los pedidos de la gente, empezamos con artículos relacionad­os con esta pandemia, como tiras o cajas para las mascarilla­s y poco a poco hemos ido aumentando el catálogo”, explicó.

Joy quiere decir “alegría”, o sea, el nombre fue bien elegido por la alegría de vivir e ir al frente.

El apoyo incondicio­nal de sus amigas, su esposo y su familia fue muy importante, lo mismo que la actitud positiva que ella mantuvo.

“Las enfermeras me dijeron que la fortaleza mental es indispensa­ble para superar esta prueba. Por eso, si con mi mensaje, puedo llevarles esperanza a otras personas que estén atravesand­o por este camino, lo haré y ayudaré a las personas que pueda con mi consejo o como me sea posible”, narró.

Entre lo más difícil, dice, estuvo el momento en el cual empezó a perder el cabello, pero sus amigas “las quinceañer­as” --compañeras de trabajo en algún momento-le organizaro­n un té, le ayudaron a cortárselo y hasta la maquillaro­n para que siguiera sintiéndos­e bonita.

Nos dice que cuando llegaba de cada sesión de quimio se encontraba un detallito que ellas le habían mandado, flores o unos pañuelos con mensajes de aliento. En la camiseta que usó el pasado martes decía el último día de quimio, en La Teja agregamos el primer día de Sara...

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CORTESÍA José, su esposo, la acompañó en todo momento.
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CORTESÍA Este mensaje en su carro conmovió a muchas personas.
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