La Teja

LOS ABARCA TIENEN CORONA

- Franklin Arroyo franklin.arroyo@lateja.cr

Don Gilberto Abarca es el dueño de un precioso Toyota Corona modelo 90, que sacó de agencia y del que nunca se ha separado.

Abarca, de 73 años, utilizó el chuzo como taxi de 1990 al 2007, nunca lo ha chocado y lo tiene en perfecto estado a pesar de las trabajadas que se pegó con la nave.

Está tan encantado con su Corona que les ha pedido a sus hijos que cuando ya no esté, no lo vendan para que siga en la familia.

El carro le costó 786 mil colones y lo canceló con pagos mensuales de ¢28.706, por lo que tardó cuatro años para salir de la deuda. Don Gilberto todavía conserva esos recibos de la Toyota y reconoce que la inversión fue muy rentable.

Luego compró otro taxi porque debía renovarlo, pero decidió mantener el Corona. Además, el negocio se complicó con la llegada de la aplicación de servicios de transporte, ahora se la juega con una pensión y con la ayuda que le dan los hijos.

“Les hice que me prometiera­n que no lo van a vender y está a nombre mío por lo mismo. Tengo buenos hijos y quiero que se quede en la familia, que lo cuiden el tiempo necesario.

Me han ofrecido comprarlo, pero un miembro de la familia no se vende”, enfatizó.

Gracias a la breteadas con su carrito, don Gilberto terminó de pagar la casa y de criar a sus hijos.

Es por eso que la nave está llena de anécdotas, ya que rodó como taxi durante 17 años.

“Hace unos 25 años, un sábado, como a las diez de la noche iba de Aserrí a Guadalupe a guardar el carro y en San Rafael Arriba me paró una muchacha con tres niños.

“Me pidió que la llevara a Alajuelita y luego me vine directo para la casa, cansado. Al otro día no trabajaba y lavé el carro, cuando voy viendo un puño de llaves y de una vez pensé que eran de la joven de Alajuelita”. Don Gilberto no sabía cómo ponerse en contacto con la joven por lo que pasó el fin de semana con eso en la mente.

“El lunes salí a trabajar como a las seis de la mañana y a las nueve tomé una carrera en Desamparad­os y la muchacha me contó que el sábado había perdido las llaves en un taxi y que andaba con las del esposo. Entonces le dije: ‘vea yo ando estas que me las dejaron el sábado’. Era la misma muchacha, una verdadera coincidenc­ia porque uno jamás creería que le tocaría la misma persona otra vez”, recordó el experiment­ado chofer que aprendió a manejar en un Internatio­nal Harvester.

“Ese carro era, como decimos, un gajo. Imagínese que lo cambié por una moto, pero eran las ganas que uno tenía por aprender”. Nada que ver con su chineado Corona que lo puede llevar a donde quiera. “Claro, ya yo no salgo largo, pero está per

fecto”.

 ?? CORTESÍA ?? Don Gilberto nunca ha chocado su Corona 90.
CORTESÍA Don Gilberto nunca ha chocado su Corona 90.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica