“Mi familia me arrastra con sus deudas”
“Tengo 28 años, soy profesional, vivo sola; desde los 17 años que salí del colegio me vine para San José, luché, trabajé y me gradué. Ahora, gracias a Dios, estoy estable, pero mis padres son personas que se han enredado con deudas, están separados, tienen relaciones muy complicadas, mis hermanos no ayudan en nada y eso me está desgastando, por eso, tomé la decisión de no involucrarme más para no dejarme arrastrar, pero ahora soy la peor hija, no me hablan”. 1. reconozco y aplaudo su determinación, constancia y su capacidad de comprometerse con sus objetivos para salir adelante, eso siempre será admirable y habla de una voluntad firme, así es la vida, tomar decisiones, comprometerse a trabajar para abrazar el éxito.
2. sé que es muy duro cuando a nivel de la dinámica familiar las demás personas olvidan que tenemos que movernos desde la solidaridad, el apoyo y el compromiso, por mantener la unidad, pero esto no significa que tengamos que asumir, resolverle la vida a los demás, cuando de forma continua y constante toman decisiones que les terminan afectando.
3. estamos llamados al apoyo consciente, a contribuir en aquellas circunstancias que pueden mejorar nuestra calidad de vida, pero no a costa de nuestra salud mental, financiera o de nuestra paz emocional. 4. es muy importante analizar la situaciones con objetividad, ¿cómo ayudamos a alguien que no se ayuda a sí mismo? No lo vea desde la culpa, porque esta emoción nos hace entrar en contradicción y a la larga tomamos decisiones que van a comprometer en mucho nuestro proyecto de vida.