GRAN DOLOR DE PADRE
Don Jorge Antonio Moya, de 65 años, se llena de tristeza cada vez que piensa en su hijo Jairo Moya Obando, de 30 años, y en la forma en que le arrebataron la vida.
“Se me vienen las lágrimas cada vez que lo recuerdo”, dice.
Jairo fue asesinado de un balazo en la cabeza la noche del domingo 11 de abril en El Alto de San Blas, en El Carmen de Cartago. Llegó a ese sitio para visitar a dos hijas que vivían con una expareja.
Según las autoridades, el homicidio de Moya --quien era guarda privado-- se dio en medio de una discusión con un hombre apellidado Granados Abarca, novio actual de su expareja.
Terrible noticia. Don Jorge recuerda cómo se enteró de lo que le había ocurrido a su hijo.
“Yo venía llegando de la feria del agricultor, eran como las seis de la tarde, venía tan cansado que lo único que quería era comerme un gallito, bañarme y acostarme a dormir. No tenía ni cinco minutos de estar acostado cuando me sonó el celular, contesté y un conocido me dijo ‘Jorge, mataron a Jairo’, así a boca de jarro me lo dijo”.
Problemas aumentaron. Don Jorge contó que Jairo se separó de la mamá de sus dos hijas hace bastante tiempo y que cumplía con todos sus deberes como papá, hacía todo lo posible para que a las chiquitas no les faltara nada.
Después Jairo conoció a otra joven, de apellido Aguilar, con la que mantenía una relación sentimental y como resultado de esta tuvieron una niña que hoy tiene 5 meses.
“Él siguió yendo a ver a sus dos primeras hijas, les llevaba comidita y plata. Al principio todo estaba bien, pero ya después a la muchacha (la primera pareja) como que eso no le gustó, pues, en apariencia, ya había metido a un chavalo ahí, que fue quien mató a Jairo”, explicó el agricultor.
Don Jorge afirma que, hasta donde él sabe, Jairo y el sospechoso nunca habían tenido enfrentamientos, pero aquel 11 de abril se armó un pleito ya que, al parecer, la expareja le habría dicho que no llegara más, ni para ver a sus hijas.
“Como que se hizo un problema por esa situación y ahí fue cuando el sujeto ese salió y le pegó un balazo”, explica el papá.
Muy querido. Jairo nunca fue una persona problemática, dice su padre, siempre se dio querer y por eso es que los vecinos de la ciudadela Calderón, en Paraíso de Cartago, están de luto.
“Lo extraño mucho, él era tan especial, tan tuanis conmigo y con todos. Usted puede preguntarle a los vecinos, era una persona que se daba a querer”, dijo el señor.
Ángeles Alvarado, vecina de don Jorge, contó que antes del funeral los vecinos organizaron una caravana para llevar el ataúd desde la casa de su mamá, en Orosi, hasta la vivienda de Moya para que el señor y los demás habitantes del barrio pudieran darle el último adiós al guarda.
Tanto don Jorge como sus vecinos esperan que se haga justicia y dijeron que agradecerían mucho la ayuda de un abogado que se pudiera hacer cargo del caso, pues ellos son de escasos recursos y no tienen dinero para contratar uno.
Preocupación. Don Jorge nos contó ayer que una de sus preocupaciones era que no sabía nada del sospechoso.
“Un día de estos una muchacha me contó que en San Blas nadie habla porque todos le tienen miedo a ese chavalo y que lo han visto en una moto. También me contaron que la expareja de Jairo dejó esa casa y se fue a vivir a otro lugar”, dijo.
La Teja consultó al OIJ por el caso y por medio de su oficina de prensa informó: “El sospechoso, de apellidos Granados Abarca y de 28 años, se presentó junto a su abogado a esa delegación el miércoles 28 de abril, por lo que fue presentado ante el Ministerio Público con un informe”.
También consultamos en el Ministerio Público, que contestó: “El Juzgado Penal de la provincia le impuso las medidas cautelares de mantener domicilio fijo, no cometer nuevo delito doloso y presentarse a firmar una vez al mes”.
30 años tenía el guarda asesinado en Cartago
Lo tengo cerca porque el cementerio donde lo enterramos, está a 25 metros, entonces puedo verlo, pero no es lo mismo”.
Jorge Moya, Papá