La Teja

"EL CHOLO": UNA PESADILLA PARA LA POLICÍA

- Silvia Coto silvia.coto@lateja.cr

En el 2002, un hombre de 21 años se convirtió en un dolor de cabeza para las autoridade­s. Su habilidad para escapar y esconderse lo colocó en el lugar del más buscado en el país durante tres meses.

Se hicieron operativos incluso con 100 policías y se utilizaron helicópter­os, pero nada que daban con él.

Su nombre era Jason González Víquez y llevaba el alias de “El Cholo”; se le buscaba por cuatro homicidios, asaltos e intentos de asaltos. Se sabía que era peligroso y no le gustaba dejar testigos de sus crímenes.

Había empezado sus pasos en el delito en el año 2000 y provenía de una familia humilde del norte de Heredia.

Manuel Aguilar era oficial de la Policía en aquella época, ahora está pensionado, y recuerda muy bien el montón de veces que tuvo que colaborar para tratar de dar con González.

“A simple vista uno creía que ese muchacho era tranquilo, pero quienes lo buscábamos sabíamos que era peligroso y que era necesario capturarlo para que se detuvieran la situación de violencia y los delitos que cometía en complicida­d con otros hombres”, explica don Manuel.

El exoficial afirma que los operativos policiales hechos hace poco en Sarapiquí para tratar de detener a Alfonso Castro Núñez, de 30 años, un supuesto violador en serie que en marzo de este año estuvo 19 días en fuga, fueron poco en comparació­n con los que hubo para ir en busca de El Cholo.

Cuando El Cholo andaba haciendo sus diabluras, el ministro de Seguridad era Rogelio Ramos, de quien don Manuel cuenta: “Él dio la orden de no dejar de buscarlo, todos los oficiales en servicio estábamos a disposició­n de encontrarl­o, era urgente.

“Lo buscábamos de noche y de día, cada día que pasaba era un peligro que estuviera suelto, pero se escabullía con gran facilidad, ante la mínima pista se le iba a buscar adonde fuera, desde Heredia hasta los barrios del sur de San José”.

El resultado era siempre el mismo, nadie lo encontraba.

Muerte de Pink Flo

yd. La primera vez que las autoridade­s supieron de González fue cuando investigac­iones judiciales determinar­on que estaba embarrado en el asesinato del taxista informal Félix Ángel Villalobos Campos, alias Pink Floyd, ocurrido el 23 de marzo del 2000 en La Aurora de Heredia.

Villalobos estaba un día de tantos acostado en su cama cuando el Cholo entró a la casa junto a Luis Aguilera Fonseca y lo sorprendió, lo obligó a vestirse, lo subió a un carro y lo apuñaló. La herida le perforó la tráquea y así lo tiró en un predio de La Aurora, después regresó a la vivienda de Villalobos y cargó el carro con los objetos de valor que halló.

El vehículo apareció des

pués quemado.

Las pistas llevaron hasta la casa de “El Cholo”, donde los investigad­ores encontraro­n una cadena del taxista. A González lo detuvieron y fue a juicio en el 2001, pero huyó antes de que se dictara sentencia, que fue de 10 años por el robo agravado y 18 años por homicidio simple.

El delincuent­e estuvo ligado también al homicidio a balazos de John Jairo López Vivas ocurrido el 2 de marzo del 2001 en Río Segundo de Alajuela. Por este caso le metieron en el 2002 17 años de cárcel.

El criminólog­o Gerardo Castaing también recuerda las maldades que hizo El Cholo.

“Hubo una época en la que cobró importanci­a policial porque era un asesino múltiple, que es la persona que mata a más de dos en distintos tiempos con ocasión de otro delito”, detalla.

Castaing relaciona a el Cholo con otro delincuent­e de apellido Cambronero y 34 años al que le decían Maluco, que un día tomó como rehén a la propia hija en la ciudadela León XIII, en Tibás

“Él (Maluco) se había fugado de la cárcel y cuando llegó a su casa encontró a otro hombre, se atrincheró y regó gasolina y amenazaba con prender fuego a la casa y morir con la niña. Ese caso lo atendimos y todo terminó bien”, dice Castaing, quien entonces era negociador del OIJ.

¿Qué tiene que ver Cambronero en esta historia?

Bien, que el 22 de diciembre del 2001 apareció con un balazo en la nunca en la quebrada Rivera a su paso por la León XIII. Llevaba diez días desapareci­do hasta que una hermana recibió una llamada en la que un desconocid­o le decía que a Maluco lo habían matado; luego, en otra llamada, les dieron la ubicación.

Los dedos de la Policía apuntaron hacia el “El Cholo” como responsabl­e ya que nunca dejaba testigos.

“Su manera de controlar la situación era siempre atacando, en un momento hubo operativos con cincuenta, ochenta y hasta más de cien policías y hasta gente de la Cruz Roja por si alguno de nosotros resultaba herido”, dijo Aguilar.

El 25 de abril del 2002 fue la última vez que don Manuel participó en un operativo para tratar de capturar a González y fue en Heredia.

“Ese día ese muchacho (El Cholo) y otros hombres, no recuerdo si eran cuatro o cinco, cometieron un asalto a una empresa de buses. Por eso se movieron policías, agentes del OIJ, estaba el ministro de Seguridad, el director del OIJ y el jefe de la policía; mandaron hasta dos helicópter­os, cerraron varias calles y montamos el operativo porque la orden era encontrarl­o. Anduvimos por cafetales, ríos y varias partes montañosas”, recordó el exoficial.

Asalto fallido. El grupo era de cinco hombres y estaba jefeado por Jason, que trataron de asaltar la empresa de buses Transporte­s La Fortaleza, en Puente de Salas de Barva en Heredia.

Los delincuent­es --cuatro de ellos con pasamontañ­as-llegaron hasta el plantel; Jason iba a cara descubiert­a y todos andaban escopetas.

Amenazaron al guarda y a un peón que se encontraba­n en el sitio, sin embargo, la jugada les salió mal porque alguien llamó a la Policía y tuvieron que huir.

Las autoridade­s recibieron después informació­n de que un carro de vidrios oscuros que había sido visto en calle Los Espinos, también en Puente Salas. Los oficiales que llegaron al sitio encontraro­n el cadáver de un hombre, estaba boca abajo, tapado con ramas y con un balazo detrás de la cabeza.

Cuando lograron identifica­rlo supieron que era David Chaverrri Miranda, de 30 años.

Conforme investigó más, el OIJ vio que Chaverri había declarado contra El Cholo en el juicio por la muerte de Félix Villalobos. El móvil del crimen fue la venganza.

De nuevo. En el operativo que siguió al hallazgo del cadáver de Chaverri fueron detenidos tres hombres de apellidos Ureña, Aguilar, y Fernández; “El Cholo” y otro sospechoso lograron escapar.

“Sabíamos que andaba armado y pasamos horas esperando atraparlo, pero fue imposible. El operativo se mantuvo y fue muy doloroso porque el director de la Policía perdió parte de tres dedos cuando levantó la mano y pegó con la hélice del helicópter­o. Lo recuerdo con una actitud de mucha valentía, tanta que sigue en la policía”, dijo Aguilar.

Los más de 100 oficiales que participar­on en el operativo se sentían frustrados, nada que daban con el hombre más buscado en el país. Se sospechaba que se escon

día en Sagrada Familia, al sur de San José, pero era como si se lo hubiera tragado la tierra.

“Queríamos que supiera que lo teníamos cercado”, recuerda Aguilar. Es probable que el Cholo conocía eso y por tal razón se cuidaba mucho más.

Minor Araya, exjefe del Servicio Policial de Intervenci­ón Inmediata (SPII), del OIJ, recuerda bien los dolores de cabeza que significab­a el Cholo.

Araya participó en el operativo desarrolla­do en Heredia.

“En algún momento de esos primeros años de este milenio, El Cholo llegó a ser uno de los criminales más buscados por la Policía Judicial. Según recuerdo algunas narracione­s de mis compañeros investigad­ores, el tipo era bastante peligroso por agresivo. Aquel operativo clave fue por Puente de Piedra, en Heredia. Estuvimos rastreando junto a la PEA, de Fuerza Pública, en una área de cafetal bastante amplia. Ese delincuent­e vio todo aquello en la tele y demás medios, vio la fuerza con la que le estábamos cazando”, recordó Araya.

Por la bebé. Y tanto movimiento policial por tierra y por aire dio resultado.

El 28 de febrero del 2002 a las 10 de la noche, el Cholo llegó con un abogado al II Circuito Judicial de San José (Goicoechea). Habían pasado 100 días desde que la Policía intentaba agarrarlo.

Lo único que les dijo a las autoridade­s fue que se entregaba por su hija, que tenía dos semanas de nacida.

Dada su peligrosid­ad, fue llevado a Máxima Seguridad en la cárcel Jorge Arturo Montero (La Reforma) para que descontara la pena de 28 años por el crimen de Pink Floyd y esperara el juicio y la posible sentencia por los otros delitos.

Sin embargo, esos otros juicios nunca llegaron. El 5 de diciembre del 2002, a las 2:58 de la tarde, González falleció en la cama 684 del Hospital México víctima de una sobredosis con pastillas contra la depresión. Estaba internado desde el 16 de noviembre, día en que lo encontraro­n inconscien­te en su celda.

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FRANCELA ZAMORA El Cholo siempre estuvo bien escondido. Se llegó a decir que lo protegía un travesti en Alajuelita.
 ?? GN ARCHIVO ?? Las autoridade­s hacían cabeza para tratar de agarrarlo.
GN ARCHIVO Las autoridade­s hacían cabeza para tratar de agarrarlo.
 ?? GN ARCHIVO ?? En el intento de asalto detuvieron a tres cómplices de El Cholo.
GN ARCHIVO En el intento de asalto detuvieron a tres cómplices de El Cholo.
 ?? GN ARCHIVO ?? Jason González Víquez se entregó en febrero del 2002.
GN ARCHIVO Jason González Víquez se entregó en febrero del 2002.
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 ?? GN ARCHIVO ?? El Cholo murió debiendo tres juicios.
GN ARCHIVO El Cholo murió debiendo tres juicios.

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