¿Cumples tu deber de amar?

Todo el mundo está a la expectativa de reclamar sus derechos en todos los ámbitos, por eso vemos huelgas, manifestaciones, reclamos en los instrumentos de comunicación, críticas por las redes sociales y denuncias ante las distintas estancias gubernamentales.

Hay personas y grupos que se “pasan de la raya” y expresan su descontento con lenguaje inapropiado o actitudes impulsivas pues “muchos dicen lo que piensan, pero no piensan lo que dicen”. Pero qué importante es pensar prudente y primeramente en los deberes. Una vez cumplidos estos, entonces podemos hablar de nuestros derechos. antes que unos derechos por reclamar, tenemos unos deberes por practicar. la reina Cristina de Suecia (1626-1689) dijo: “la grandeza no consiste en hacer todo aquello que se quiere, sino en querer todo aquello que se debe”. en el rollo de Hechos de los apóstoles (10, 25-48), San Pedro siente que tiene el derecho a la salvación por haber aceptado a Jesucristo, pero descubre que tiene un deber: universalizar el plan redentor de su maestro y no reducirlo a una élite, pueblo o grupo religioso.

Hoy por hoy, que importante es cumplir con el deber de amar sin fronteras, respetar más allá de color de piel, servir sin esperar recompensa, escuchar aunque no nos escuchen, defender al inocente aunque nos consideren culpables y dar más vida aunque la nuestra se apague. Jesucristo bien sabía en qué tipo de mundo le tocó nacer y morir, por eso quiso liderar un gran y hermoso proyecto: el restaurar la creación instaurando el amor como máxima. John Fitzgerald Kennedy pronunció una de las más famosa frases en la historia de la política y que hoy tiene vigencia: “no te preguntes qué ha hecho la nación por ti, pregúntate qué has hecho tú por la nación”. De igual modo, en el tema del amor, no esperemos que el otro dé el primer paso porque el que ama lo da primero. Por eso, el evangelio nunca deja de ser actual, aunque pasen los cielos y la tierra.