LOS PROTECTORES DEL SOL DE MÉXICO
En México se dice que los Alemán son la familia que Luis Miguel siempre quiso tener.
Son los descendientes del expresidente de ese país Miguel Alemán Valdés, destacan en el mundo político y empresarial, y desde que uno de ellos, Miguel Alemán Magnani, entablara una amistad en su adolescencia con el cantante, el clan ha cobijado al Sol de México como si se tratara de un miembro más de la familia.
Incluso, están detrás de escena en “Luis Miguel, la serie”, la producción de Netflix que recientemente estrenó su segunda temporada.
¿Qué vínculos forjan esta lealtad a toda prueba? A diferencia de otras amistades que han pasado por la vida tanto del cantante como del empresario, su vínculo se ha mantenido.
La amistad de Miguel Alemán Magnani se ve como una relación sincera, puesto que no es alguien que esté buscando viajes, fiestas ni redes.
“Imagínate, tienes un amigo que te paga la fiesta, donde siempre hay mujeres hermosas, donde siempre hay desmadre, pues vas y termina por caerte bien, pero no están ahí, no han estado en los momentos claves, solo los vemos en la juventud”, dijo al medio Actitudfem.com el periodista y relacionista público Víctor Hugo Sánchez, quien trabajó siete años con el cantante en su juventud.
“Yo creo que su gran amigo y el más desinteresado es Miguel Alemán, es un cuate que tiene mucha más lana (dinero) que él, los demás yo creo que sí eran interesados”, dijo Sánchez.
No solo Miguel le ha demostrado fidelidad, discreción y una opinión honesta cuando el cantante se la ha pedido, sino que también toda la familia Alemán Magnani lo ha cobijado. Lo invitan a reuniones familiares, donde se dice que disfruta cantándoles y hasta sacando a bailar a la mamá de su amigo, Christiane, a quien trata como si fuera su mamá adoptiva.
Como ejemplo, la casa de campo de los Alemán en San Miguel de Allende, Guanajuato (360 kilómetros al noroeste de Ciudad de México), sirvió de hospedaje a Luis Miguel cuando grabó el video de su último disco “México por siempre” (2017).
Al rescate. En 51 años de vida, cumplidos el 19 abril, Luis Miguel ya era símbolo sexual a los 18 años, cantante consolidado a los 23 y el
“Frank Sinatra” del siglo XXI.
Tras unos 35 años sin parar de trabajar, entre 2013 y 2016 se dedicó a disfrutar de la vida, despilfarrando gran parte de su fortuna (se dice que tenía unos 50 millones de dólares en caja y que gastó 40 deliberadamente).
Ese desorden le pasó la cuenta y en los siguientes tres años viviría uno de sus momentos más complejos. En medio de cancelación de conciertos, problemas en un oído y críticas por su sobrepeso, enfrentó varias demandas, estaba endeudado, cansado y desprestigiado.
Entre otras causas, Warner Music Group lo demandaba por 10 millones de dólares por incumplir la grabación de cuatro discos, y Alejandro Fernández por 4,5 millones de dólares por una gira conjunta en la que Luis Miguel se echó para atrás.
Con una deuda de unos 18 millones de dólares y al borde de ir a la cárcel, en 2017 su amigo, Miguel, viajó de urgencia con un grupo de abogados a Los Ángeles, Estados Unidos, donde vivía el cantante, para ayudarlo. Alemán pagó lo adeudado a Warner y a Fernández.
Pero no fue todo. Dispuesto a levantar la figura del Sol, Miguel Alemán gestó un negocio que se llamó “Luis Miguel”.
El 6 de mayo de 2017, la noche en que se enfrentaban los boxeadores mexicanos Saúl “Canelo” Álvarez y Julio César Chávez Jr., en Las Vegas, se reunieron Carlos Slim Domit, presidente de América Móvil e hijo del multimillonario Carlos Slim; Carlos Bremer, presidente del Grupo Financiero Value y uno de los empresarios mexicanos más exitosos, y el boxeador Canelo. ¿El plan?
Cada uno invertiría cinco millones de dólares y en meno de dos años recuperarían su capital más intereses. Luis Miguel aportaría otros tres millones de dólares para producir la serie sobre su vida, regresando su figura no solo a la televisión sino que al mundo del espectáculo, con giras por toda América.
“De que la cuente alguien a que la cuentes tú mismo”, le habría dicho el empresario al cantante para convencerlo. Y Luis Miguel aceptó con una condición: que su amigo de toda una vida cuidara personalmente la realización de su historia.
Desde entonces, Miguel Alemán Magnani es el productor ejecutivo de “Luis Miguel, la serie”.
Una buena noticia para el empresario, quien enfrenta días difíciles con la aerolínea que fundó en 2005, Interjet. Problemas de liquidez por la pandemia tienen a la compañía al borde de la quiebra y a la familia Alemán dirigiendo la situación en Europa, luego de ser amenazados con penas de cárcel si no pagan sus deudas con el fisco y con sus trabajadores.