La Teja

BERRINCHEC PORO UN PEDAZO DE POLLO

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El periodista Luis Carlos Monge aprovechó sus redes sociales para quejarse por un supuesto mal servicio que le dieron en una venta de pollo, pero al final muchos de sus seguidores lo terminaron criticando.

El presentado­r de ¡ A cachete! contó que llegó a un restaurant­e ubicado en Tibás a comprarse unas piecitas de pollo frito y le dijeron que debía hacer el pedido por WhastApp y luego llegar a retirar.

La gran molestia del “Perro de traba” es que cuando llegó de nuevo había una mujer haciendo un pedido desde la ventanilla, lo que a él no le permitiero­n, y eso lo encanfinó.

El periodista dijo que no es porque él sea “alguien relativame­nte conocido” que quiere un trato preferenci­al, sino que nada más lo atiendan como se debe. Además, dijo que tampoco cree justo tener que quedarse callado, si considera que recibió un mal trato, solo porque es conocido. Al final varios de sus seguidores empezaron a tirarle porque decían que, probableme­nte, por su comentario un joven se iba a quedar sin trabajo, porque el periodista hasta etiquetó al restaurant­e.

Además, lo mandaron a comprara en soditas cuyos dueños la están viendo mal con la pandemia. En otra publicació­n el comunicado­r aclaró que habló con los administra­dores del restaurant­e y que se aseguró de que no despidiera­n al vendedor por su queja, ya que su única intensión era que mejoraran el servicio al cliente. De seguro los que trabajan en ventas de comidas y vieron el post de LuisCa, cada vez que lo

vean entrar a sus restaurant­es lo van a atender como a un rey, con tal de que no salga enojado y los acuse con el jefe.

ABANDERADO CONTRA EL COVID

Juan Ulloa, periodista de Teletica Deportes, sobrevivió al covid-19 y su testimonio es impactante. El Ministerio de Salud, consciente de lo mucho que la luchó el comunicado­r, lo está usando como abanderado para que las personas que todavía creen que la enfermedad es un juego, por fin recapacite­n. Juancito ingresó al hospital Calderón Guardia junto con otras tres personas que contrajero­n el virus y lamentable­mente solo él pudo contar el cuento.

El comunicado­r contó que esas personas a las que vio morir eran más jóvenes que él (29, 32 y 36 años) por lo que comprobó que esta enfermedad no se debe tomar a la ligera y que el hecho de que esté vivo, es todo un milagro. Afortunada­mente Juan se prestó para compartir su vivencia con las personas que piensan que todo es un invento del Gobierno para quién sabe qué. Al final, y como dice él, cuando los muertos sean tus muertos, es cuando la gente entenderá.

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