La Teja

Tenemos 18.500 ángeles

- Redacción redaccion@lateja.cr

Hannia Garro Ortiz es enfermera obstetra, labora en el hospital de Las mujeres y durante 15, de sus 22 años de servicio en la Caja Costarrice­nse de Seguro Social, fue el primer contacto con los bebés que nacieron ahí.

“Por mis manos pasaron cientos de bebitos que hoy son la juventud de Costa Rica. Ahora Dios y la vida me tienen al frente de la Unidad de Atención de Pacientes covid y aunque somos el soporte de las madres que sufren angustias por ser pacientes con el virus SARS-CoV-2 llevo en mi corazón los recuerdos del auxilio que presté a miles de mujeres en labor de parto” dijo Garro.

En el hospital Escalante Pradilla, la enfermera Lorena Campos Loría, con 24 años de trabajar en la Caja, deja muy en alto la profesión que eligió. Ella se deshace en cariño, confianza y buenas atenciones en la Unidad covid-19.

“No nos acostumbra­mos a ver a personas morir, eso es devastador, pero nos queda el consuelo y la satisfacci­ón que muchas veces somos la última mano que los pacientes tuvieron cerca y el último rostro humano que vieron en esta vida de retos”, comenta Lorena.

La Caja tiene 18.500 profesiona­les en enfermería que se entregan día a día con esmero, responsabi­lidad y trabajo de mucho cuidado en los 29 hospitales y 106 áreas de salud en toda Costa Rica.

Gran sacrificio. Los enfermeros sacrifican sus familias, su sueño y muchas veces su vida social para velar por los pacientes que requieren atenciones los 365 días del año, las 24 horas de cada día.

En el hospital San Carlos, Aurora Ruiz Viales, va más allá de sus cálidas atenciones y entrega a los pacientes. Ella aprovecha las redes sociales para hablarle a la gente, para decirles que se cuiden y activen el escudo de protección contra la covid-19.

“No se imaginan lo triste e impotente que es ver a los pacientes agotados por tanto esfuerzo para respirar. Hoy al estar cerca de cada uno de mis pacientes en la Unidad covid-19 se me encoge el corazón y se me parte el alma.

“Ver la carita de una persona previo a intubarse provoca un nudo en la garganta y una impotencia devastador­a. Gente, esto es en serio, ayúdenos por favor, lo estamos dando todo y más, pero necesitamo­s de su compromiso individual”, suplica la enfermera.

Por el paciente. Los profesiona­les en enfermería usan sus celulares y datos móviles para hacer llamadas y video llamadas a los familiares de usuarios incomunica­dos, leen cartas que sus seres queridos les envían, alzan plegarias a Dios por las almas de las personas que pierden la batalla y se encuentran con la muerte. Muchos de ellos son la única compañía en medio del último suspiro de quienes pasaron por esta vida.

En el hospital de Limón Ann Salmon Hanson dijo sentirse orgullosa de ser enfermera y ofrecer atenciones en su amado Limón.

“Hoy les envío saludos efusivos a mis colegas y los invito a seguir trabajando como siempre lo hemos hecho en pro y para el paciente”.

Es un hecho, mientras muchos se disponen a descansar en sus casas y se arrullan en sus camas los enfermeros se visten con su tradiciona­l blanco, abren sus paraguas para protegerse de la lluvia y llegar hasta sus trabajos dispuestos a servir y a entregarlo todo por los pacientes, la razón de ser de la Caja.

Estos héroes y heroínas hacen lo impensable, atienden y cuidan pacientes, realizan inventario­s de los equipos médicos y de protección personal, lidian con situacione­s cambiantes y las necesidade­s demandante­s de una de las peores pandemias de la humanidad.

 ?? CORTESÍA ?? Los enfermeros no han tenido descanso en esta guerra.
CORTESÍA Los enfermeros no han tenido descanso en esta guerra.
 ?? CORTESÍA ?? Sin importar la hora, siempre están por y para el paciente.
CORTESÍA Sin importar la hora, siempre están por y para el paciente.

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