Esplendor sigue intacto
El templo de San Cristóbal de Desamparados es una joyita, los sacerdotes que han pasado por esa comunidad lo tienen muy bien cuidado y conservado, por eso recientemente fue declarado patrimonio arquitectónico de Costa Rica.
Calza perfectamente con los bellos paisajes rurales que lo rodean. El pueblo tiene un clima frío y es común que llueva, pero su gente es cálida y gentil.
El Centro de Patrimonio Cultural asegura que el edificio es una reliquia que mantiene intacto todo su esplendor casi ochenta años después de su construcción.
El decreto que convirtió la estructura en patrimonio fue publicado el 18 de mayo.
La iglesia fue levantada entre 1937 y 1944, con el esfuerzo de sus pobladores, quienes usaron bueyes para transportar materiales de tajos y ríos cercanos, pero también desde San José, de donde llegó el concreto y las láminas de metal importadas para hacer las paredes.
San Cristóbal es el distrito ocho de Desamparados, se localiza entre las montañas de la zona de Los Santos, pero a nivel religioso pertenece a la diócesis de Cartago. Actualmente está a cargo del cura Johnny Ramírez.
La bella edificación esconde muchas historias de los vecinos de la comunidad.
Rosendo Segura es uno de los personajes que más se recuerda de aquella época, él jalaba los sacos de arena al hombro desde el río. “Trina” Torres también le puso bonito, llegaba muy temprano y colaba la arena para los cimientos con una zaranda.
Habilidosos carpinteros, artesanos, pintores, maestros de obra y albañiles se apuntaron al trabajo. También curas líderes quienes, además de alimentar la fe, trabajaron en levantar la casa de Dios. Muchos campesinos hicieron donaciones de ganado y cerdos, así como plata para cubrir los gastos.
Obra de arte. Los expertos dicen que la iglesia es de planta basilical y está conformada por tres naves: dos laterales y una central, con forma de cruz latina, un estilo que se comenzó a utilizar en el siglo X, en el período Románico.
Otra de las características de esa época es el uso de torres y la incorporación de una serie de ventanas a nivel del techo.
En su construcción usaron madera para las torres, paredes y el techo, columnas y acabados de paredes internas, cielorrasos y pisos del coro, así como en puertas.
Como acabado exterior de paredes, eligieron un forro de lámina metálica troquelada, simulando ladrillo.
Los lugareños están felices con la declaratoria, porque están orgullosos de su templo.
“Me parece excelente porque ya es una iglesia bien antigua. Sí se ven en otros lugares, pero muy pocas como esta. Para nosotros es muy importante, porque es lo que hicieron nuestros abuelos”, dijo Gerardina Calderón.