La Teja

“Me sentí muy feliz de volver”

- Yenci Aguilar Arroyo yenci.aguilar@lateja.cr

La defensora saprissist­a María Paula Porras vivió un momento mágico el 8 de octubre anterior, cuando se volvió a poner la chema morada en la primera mejenga de la semifinal ante Dimas Escazú.

En ese momento dejó atrás un año de dolor y angustia, debido a una ruda lesión de rodilla que la alejó de las canchas.

Por eso apenas supo que estaría en el juego contra las escazuceña­s, a Porras la invadieron los nervios porque quería hacer lo mejor.

“Era mi primer juego luego de la lesión y estaba demasiado feliz, quería hacer las cosas bien, ese partido me permitiría agarrar confianza, tomar ritmo. Me sentí muy feliz y agradecida con Dios por volver”, manifestó.

Porras podría actuar de nuevo este sábado, ya que las tibaseñas reciben a Dimas en la Cueva, en el segundo juego de las semis del torneo de Clausura femenino y las escazuceña­s llegan obligada, ya que perdieron el primer juego 2-0.

“Tenemos una gran ventaja porque ganamos las semifinale­s de ida, pero no podemos confiarnos. Hemos trabajado mucho para conseguir el campeonato”, recalcó la jugadora, de 19 años.

Lento proceso. En agosto del año pasado, María Paula sufrió una lesión en el ligamento cruzado en su rodilla izquierda durante un entrenamie­nto.

“Cuando me lesioné sentía que era algo delicado, pero lo acepté y traté de agarrar fuerzas, ser lo más positiva que pude y prepararme para el proceso”, manifestó.

A pesar de las dificultad­es, sus compañeras nunca la abandonaro­n, por lo que el 20 de setiembre del año pasado, Sa

prissa le dedicó el partido ante Suva Sports. Las tibaseñas ganaron 3-1.

“Las compañeras me habían pedido la camiseta y ese día Katherine Alvarado hizo un gol y me lo dedicó. Me emocioné mucho y mi familia también, fue un lindo gesto del equipo”, recordó.

Operación. En noviembre del año pasado fue operada en el Hospital Metropolit­ano.

“Iba a terapia todos los días, hacía ejercicios para ir bajando la extensión de la rodilla e igualarla con la rodilla de la pierna derecha.

“Al inicio lo mas difícil fue el tema de la extensión, eso me costó bastante y también fue complejo ir caminando poco a poco”, afirmó.

“Creo que al ser joven sentí que las cosas se me hicieron más fáciles y el equipo y mi familia nunca me dejaron de apoyar, siempre pasaban pendientes de mí.

“Me apoyaron mucho, me animaban antes y después de la operación y algunas compañeras me visitaban”, comentó.

Acuerpada. María Paula vive en Santa Ana con su mamá Melania, su abuelita Ana Hilda y sus hermanos Ángel de Jesús, Gabriel y María José.

Porras se cuidó en su casa y siete meses después de la operación, comenzó a entrenar con el equipo de forma individual.

“Hacía trabajos para ir retomando la confianza con el balón e ir recuperand­o la condición física. Dos meses después, ya me pude incorporar con el equipo y trababa de hacer los ejercicios básicos, pero aún no podía participar en los colectivos o hacer trabajos de alto impacto.

“Me emocionaba volver a tocar la bola, me sentía nerviosa, pero me seguía esforzando para estar al cien por ciento y por dicha, tuve la oportunida­d de volver a jugar para las semifinale­s”, expresó.

Hace poco, María Paula terminó el cole y pronto comenzará a estudiar inglés. También quiere trabajar y continuar con su carrera como futbolista.

Queremos cerrar muy bien la serie en la Cueva”. María Paula Porras Jugadora Saprissa

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CORTESÍA María Paula (cuarta de izquierda a derecha y de pie) se apoya en su familia.
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CORTESÍA La joven volvió a la hora buena, para las semifinale­s del Clausura.

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