Servir… es el verdadero poder

tal y como lo presenta la primera lectura de este domingo, el Siervo de Dios lleva su obediencia hasta la muerte, aceptando sin reticencia el plan divino sobre él.

Su entrega no ha sido inútil. Su dolor ha salvado a los hombres. la muerte no impide que Él sea la semilla que, al morir, rebrote en una numerosa descendencia y herederos de la vida eterna en la glorificación. la luz y la vida serán constantes en Él y en quienes en Él vivimos, nos movemos y existimos. la gloria sustituye a la humillación, el gozo a las injurias, la luz a la cruz.

El plan de Dios es de salvación, aunque comporte momentos de dolor. Jesús entrega su vida; pero esta entrega a la muerte es para el rescate de muchos. el pequeño trozo de la carta a los Hebreos (segunda lectura) nos hace recobrar la esperanza en nuestra salvación en Cristo. Él deja abierto el camino de su realización en nosotros, que ya sabemos que estamos salvados, pero que aún peregrinamos entre dificultades, con el peligro de nuestras desviaciones, aunque con la seguridad de que podemos llegar al trono de gracia y misericordia. el primer rasgo de Jesús que aparece hoy en el evangelio, es el del servidor de los hombres. «el Hijo de Dios no ha venido para que le sirvan, sino para servir».

¿Qué líder de ayer o de hoy se presenta con esta consigna de servicio? lo que quieren los jefes es mandar. Para eso suben a la carroza del poder. Jesús, al revés, bajó del trono del cielo para servir.

Y es que este servicio no fue para Jesús un pasatiempo superficial, sino una actitud comprometida que lo llevó hasta la muerte. como Jesús, que se da en una entrega sin reservas, los cristianos tenemos que cumplir la vocación de servidores de los hermanos. «el que quiera ser grande, sea el servidor de los demás; y el que quiera ser el primero, sea esclavo de todos». A la naturaleza del cristiano pertenece el ser servidor como cristo y como maría. el Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal.