La Teja

“Son pulmones que disfruta el mundo”

- Eduardo Vega eduardo.vega@lateja.cr

Doña Kimberly Monge Espinoza, quien es dueña de 19,5 hectáreas de bosque en La Mina de Tayutic de Turrialba, está orgullosa de ser parte del programa de Pago por Servicios Ambientale­s (PSA) del Fondo Nacional de Financiami­ento Forestal (Fonafifo).

Este programa fue declarado, el pasado domingo, por parte del príncipe William de Inglaterra y la Fundación Real, como ganador de la primera edición del Premio Earthshot, el cual reconoce los esfuerzos que se hacen en el mundo por conservar el medio ambiente. El premio incluye 863 millones de colones para el país.

“Un bosque primario es otro mundo completame­nte, es estar entre árboles que jamás han sido tocados por el hombre y escuchando pájaros y diferentes tipos de animales; es disfrutar del especial y único sonido que hace la naturaleza cuando está llena de vida… no hay sonidos artificial­es.

“La gran alegría de ese terreno en Turrialba, además del bosque primario que tiene, es que hay una naciente de agua, o sea, desde ahí nace el río Platanillo, lo cual nos motiva a mantener bien conservada la zona para evitarle cualquier tipo de contaminac­ión al río.

“En verdad que la naturaleza nos da cosas que no podemos explicar. Saber que dentro de mi propiedad nace un río es una responsabi­lidad con el país y con el mundo, por eso nos esforzamos todos los días en cuidar la finca. No es un asunto de un terreno cualquiera, hablamos de un pulmón para el país y el planeta”, comentó Monge sobre su labor.

Otro ejemplo. Don Rafael Rivera Brenes tiene 250 hectáreas en La Arena de Liberia, Guanacaste y eso lo llena de orgullo porque considera que es su mejor herencia para sus seis hijos y un granito de arena que le ha aportado al ambiente.

“La naturaleza es sabia y agradecida cuando uno la cuida y la chinea. Poco a poco se van viendo animales que mucha gente ni siquiera conoce y jamás ha visto. Ya en la finca he visto tolomucos, también hay bastantes cherengas, al igual que venados.

“Me encanta ver como la naturaleza se multiplica porque a la hora de las verdades esto (sus hectáreas) no son de uno, son prestadas por la vida y por eso debemos conservarl­as, cuidarlas y hacerlas crecer en vida y diversidad”, comentó.

Doña Sandra Zúñiga Sanchun también está afiliada al programa PSA y tiene su finca en Varillal de Nicoya.

“Somos cuatro hermanas con un terreno similar cada una y todas tenemos nuestros espacios en el programa porque nos importa el país y el mundo.

“Todos podemos aportar y vieran qué alegría da ver los resultados. Conforme avanza el tiempo las fincas se llenan de tepezcuint­les, venados, manigordos, en fin, de muchos animales

que, lamentable­mente, están en peligro de extinción. Cuando usted cuida la naturaleza el bosque se ve sano y respirar en ellos es aumentar la vida de nuestros pulmones”, reconoce doña Sandra, quien junto a sus hermanas tienen 37 hectáreas.

25 años. Don Gilman Navarrete Chacón, director del programa PSA de Fonafifo, recuerda que este tiene 25 años de funcionar, ya que nació con la Ley Forestal de 1996.

Cada dueño de una finca que quiera estar dentro del PSA debe firmar un contrato por el cual le pagan, en promedio, unos 36 mil colones por hectárea al año, después de pasar varios filtros con el objetivo de confirmar si su terreno califica.

Desde su creación y hasta el 2020 se han firmado 19 mil contratos y actualment­e hay 6 mil contratos activos, los cuales representa­n unas 350 mil hectáreas que están protegiénd­ose actualment­e.

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ECOSISTEMA­SDECOSTARI­CA Esto es un tolomuco, los cuales se ven muy poco en el país.
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CORTESÍA La finca de doña Kimberly, en La Mina de Tayutic de Turrialba.

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