La Teja

GANA PLATICA AYUDANDO A OTROS

NEGOCIO DE SANCARLEÑO CUMPLIÓ 11 AÑOS

- Karen Fernández karen.fernandez@lateja.cr

A los 40 años, don José Sandí se planteó la posibilida­d de no seguir trabajando como asalariado y lanzarse al agua en el mundo de los emprendedo­res.

Fue así como tres días después de haber cumplido los 41 años, inició su propio negocio: Encomienda­s Chepe, en la zona que le era familiar por los 14 años que trabajó como agente de ventas en una empresa de repuestos.

De este modo, el 16 de enero del 2012, con su carro personal comenzó a abrirse camino y hacer el recorrido saliendo de Ciudad Quesada hasta Upala, pasando por Guatuso.

No tiene oficina, sino que él recibe las llamadas telefónica­s al 8323-4008, pasa a recoger los paquetes y los pasa dejando en los locales o casas que estén sobre carretera en su ruta.

“Me conocían un poquito, pero fuimos creciendo y como decía mi abuelo: ‘Cuando uno da un buen testimonio con sus acciones, la gente va a hablar bien’ y a los seis meses ya tuve que comprarme un carro un poco más grande porque el viejo se me hizo pequeño para los pedidos y cuando iba a cumplir cinco años, me fui a lo grande y me compré un camión nuevo”, recordó con ilusión.

El orden financiero y su buen trabajo le permitiero­n terminar de pagar dicho camión en diciembre anterior, lo que le quita un gran peso de encima.

Su día inicia a las 8 a.m. cuando sale de su casa rumbo al centro de Ciudad Quesada y a las 9 empieza a recoger las encomienda­s, entre 11 a.m. y 12 p.m. empieza a distribuir en Muelle a la 1 p.m., a las 2 p.m. está en Monterrey, a las 3 p.m. llega a Guatuso para a las 4:30 p.m. repatir y recoger en Upala. De regreso hace escala en Guatuso para tomarse un cafecito y llega a su casa a las 9:30 o 10 p.m.

Suplir necesidade­s. “Ha sido como suplirle una necesidad a los clientes. Como San Carlos es un cantón muy grande coordinamo­s con los otros cantones aledaños. Somos varios independie­ntes con su ruta propia a La Fortuna, Los Chiles, Santa Rosa, Pital y Río Cuarto y al final todos hacemos la misma función de manera independie­nte”, explicó Sandí.

Reconoce que no ha sido fácil, pero tampoco tan difícil, ya que cuenta con una cartera de clientes fieles y conformada por grandes almacenes y empresas que recurren a él para que jalen artículos entre las sucursales.

“La misma gente me ha ido recomendan­do y me piden que si les puedo ir a traer unos anteojos, una cita médica o algún artículo a una tienda. Al final uno busca como darles solución. Por ejemplo, usted sabe lo que es venir desde Upala, son tres horas en bus de ida y lo mismo de vuelta, más pongámosle otra hora haciendo la vuelta, ya perdieron el día”, contó don José.

Siempre ha trabajado solo, aunque vez en cuando lleva una amistad que lo acompañe si el encargo amerita.

“Este trabajo es de agilidad y saber aprovechar al máximo el tiempo, cada minuto cuenta. Si me atraso en alguna parte ya llego tarde a todos los demás”, explicó el pulseador.

Entre las encomienda­s más comunes que le piden son repuestos de carros, llantas, medicament­os de farmacias, tiendas, ventas de ropa por catálogos. Así como electrodom­ésticos de línea blanca y materiales eléctricos. Incluso, le hace fletes a una fábrica de ventanas y por más cuidado, confesó que una vez por un frenazo inesperado se le quebraron.

Estabilida­d. Durante todos estos años su empresita le ha permitido tener un ingreso estable y suficiente para hacer frente a sus responsabi­lidades pese a que trabaja tres días a la semana martes, miércoles y viernes solamente.

“Si ya a las diez de la mañana yo veo que solo tengo cuatro encomienda­s, no voy, porque no me es retable. El recorrido ida y vuelta son 270 kilómetros diarios y serían más los gastos que lo que me gane, pero gracias a Dios, pasa poco, hago en promedio unas 35 a 40 encomienda­s al día”, comentó. Los lunes los dedica a lavar el camión, darle mantenimie­nto y los jueves va a la iglesia porque hay que ser agradecido con Dios.

Inició cobrando ¢1.000 por paquete, luego pasó a ¢1.500, ¢2.000 y actualment­e el mínimo es de ¢2.500, pero a los clientes que empezaron con él y se mantienen los chinea porque fueron los que lo ayudaron a crecer.

“Nunca he sufrido accidentes, cada día llego a mi casa sano y enterito. Si me surge un inconvenie­nte mecánico le hago reparación rápida y regreso”.

“Enemigos”. Como su lucha diaria es contra el tiempo, sus principale­s enemigos son los accidentes en carretera y los bloqueos, para el 2020 cuando se dieron los últimos más bravos, no podía hacer su trabajo porque no había cómo pasar.

“Ya uno va agarrando la maña y acelera el tiempo saliendo antes si se conoce que hay obras en la vía o ese tipo de cosas, pero no me gusta correr para no exponerme a un accidente”, aclaró Sandí.

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FOTOS: CORTESÍA Don José Sandí se lanzó al agua hace 11 años y fue una gran decisión.
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Este diciembre terminó de pagar su camión, lo cual lo tiene muy contento.

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