La Teja

“YO ERA COMO UN HIJO”

- Erick Quirós erick.quiros@lateja.cr

Ver al periodista Omar Cascante haciéndole masajitos, cantándole y chineando a su abuelita, doña Dora Salas, era algo muy común en sus redes sociales.

La señora, que falleció el martes anterior debido a un aneurisma en el estómago, tenía una relación muy estrecha con el comunicado­r y mucha gente admiraba esa unión que tenían.

Este lunes Omar retomó sus labores como presentado­r de Buen Día y después de eso conversó con La Teja para contarnos cómo está tras la partida de su viejita y cómo fue que se gestó ese cariño tan lindo que se tenían. –¿Cómo se sintió en su regreso al trabajo?

Agradecido con mis compañeros que me dieron el espacio y tuvieron la sensibilid­ad. –Esta vez sin una de sus fans que se levantaba tempranito para verlo...

Sí, fijate que mi abuela desde siempre. Hace 19 años que estoy en el periodismo, ella fue muy constructi­va con sus comentario­s y muy crítica. Desde una palabra mal dicha hasta unos zapatos que no combinaban, ella siempre me lo decía, entonces tuvimos una relación muy estrecha, yo era como un hijo porque hasta vivimos mucho tiempo juntos. Ella realmente me ayudaba a ser mejor periodista, en temas de forma y fondo, porque me decía cómo tratar a la gente, cómo poner atención, mi forma de sentarme, que las medias tenían que combinar, era cosa seria. –O sea, no solo eran piropos...

No, no, la tradición era llegar a la casa después del trabajo y ella me recibía, me hablaba de la colonia que me puse, de la camisa... Ella tuvo más nietos, a todos los amó, pero nuestra relación fue muy espiritual, hermosa, yo le masajeaba las piernas, ella era la que me contaba los cuentos más bellos, también era consejera, cómplice, pero también crítica, sabía cómo hacer los comentario­s constructi­vos de mi trabajo y de mi persona. –¿Le pasa por la mente que ya doña Dora lo ve desde otro lugar?

No tenés idea porque los recuerdos están en todo momento, iba para el trabajo pensando en eso, de que hoy iba a estar en otro lugar como espectador­a, sabía que tenía que hacer la mejor entrevista y dar mi mejor aporte, pensando en que eso le está llegando allá, también la colonia que me puse y viendo las medias que no me puse y eso da un poco de consuelo. –¿En qué época fue que vivieron juntos?

Cuando yo trabajaba para otro canal (11) estaba pasando un momento muy difícil en mi vida personal y decidí ir a vivir solo, cuando lo hice vi que era más complicado de lo que creía, entonces la viejita me dijo que me fuera con ella, no quería pensar que yo estuviera solo. Viví con ella un año, primero en una colchoneta hasta que luego conseguí una cama, pero el hecho de que me diera techo cuando nadie creía en mí y estaba en un proceso de críticas, de señalamien­tos y cosas difíciles. La abuela creyó y me dijo que todas las cosas pasaban, fue una enseñanza que me quedó para siempre. –¿Le llama la atención que la relación haya sido tan estrecha teniendo en cuenta que son de dos generacion­es muy distintas?

Sí, vos sabés que a mí me complace mucho y me gustaría que quede de enseñanza para los demás y es que uno no sabe cómo ser adulto mayor. Ni ellos saben cómo ser joven hoy. Los tiempos han cambiado y aquí es donde entra la palabra empatía, porque sí podemos entender, acompañar y acuerparlo­s, los adultos mayores en muchas ocasiones pasan solos y nadie sabe qué pasa por las cabezas de ellos. Entonces creo que es importante honrarlos de alguna manera con nuestro cuidado y atención.

Ella era una fuente inagotable de sabiduría, de amor y de humor. Tenía una frase particular que decía que está perfecta, no le duele nada y esa era parte de lo que le pedíamos a Dios, de no verla sufrir y así fue. Tuvo un dolor súbito, unos 20 a 25 minutos y falleció, fue fugaz. –¿Le dio chance de despedirse?

Sí, pensábamos que iba a estar en el hospital unos días, pero cuando el doctor salió nos dijo que teníamos que despedirno­s, entré y le canté Conversaci­ón en tiempos de boleros y una canción de la Iglesia, que se llama Él es mi paz, la besé, la abracé y decidió irse, después entró mi hermano y la despedimos.

Yo a mi abuela la ponía en redes sociales porque así éramos ella y yo, cuando me di cuenta para muchos era un ser cercano y si en la medida de lo posible inspiramos a alguien para tener una relación así con los suyos, creo que el trabajo se logró.

Ella era una fuente inagotable de sabiduría, de amor y de humor”, Omar Cascante presentado­r

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CORTESÍA Omar Cascante y su abuela era más que unidos.
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FOTO CAPTURA DE PANTALLA TELETICA Omar regresó ayer a Buen Día.
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Omar disfrutaba más los masajitos que doña Dora.
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