Sexo, ejercicio y más
A lo largo de la historia el ejercicio lo practicaban ocasionalmente algunas élites, pero no era parte integral de la salud de la población, porque las faenas laborales implicaban un enorme esfuerzo físico. los hombres trabajaban de “sol a sol” y se ganaba el pan nuestro de cada día con el “sudor de la frente”. las faenas del hogar, como traer agua del pozo, lavar en una piedra del río, buscar leña, hacer el fogón y lidiar con una familia numerosa, eran muy demandantes físicamente. con el advenimiento de la revolución industrial, las labores físicas comenzaron a ser realizadas por máquinas y los trabajos con el tiempo llegaron a ser menos demandantes corporalmente. así, hoy, buena parte de la población pasa ocho o más horas sentada en un silla, caminando breves trayectos, sin que el cuerpo se ejercite. es bajo este escenario que la ciencia se percata de la importancia del ejercicio y la práctica del deporte, en general, porque nos permite una saludable condición cardiovascular, mantener el peso, evitar elevaciones de las grasas en sangre. recientemente, se ha publicado en medios científicos que el cerebro también se fortalece con la práctica atlética, ya que lo mantiene más activo, más íntegro, y además enlentece los cambios que deparan el paso de los años. algunos estudios van más allá y sugieren que hasta nos puede ayudar en la prevención de diversos tipos de demencia, entre ellas, el alzheimer. las investigaciones también señalan que el ejercicio tiene un papel estelar al preservar el rendimiento sexual; además, previene las fallas en la erección, así como los problemas de lubricación y la dificultad para conseguir el orgasmo. aunque existen muchos tipos de rutinas deportivas, es fundamental que incluya prácticas aeróbicas que son las que nos hacen respirar rápido, y hasta jadear, desde luego que siempre es recomendable combinarlos con ejercicios musculares. sirva esto para dar a los lectores nuevas razones para convertir el ejercicio en una práctica cotidiana.