Diriamba celebró a su patrono
Tensión. dictadura presiona más a la iglesia católica nicaragüense
Doña Escarleth acerca a su bebé a la imagen de San Sebastián para conseguir protección del patrono de Diriamba, pueblo del sureste de Nicaragua que celebró, este fin de semana, su fiesta restringida al templo y sus alrededores, en medio de tensiones entre el gobierno de Daniel Ortega y la Iglesia católica.
“Le trajimos a presentar a nuestro hijo pequeño, para que nos bendiga con mucha salud a mí y a mi familia, y nos proteja y libre de todo mal”, dijo a la AFP Doña, de 32 años, cargando en brazos a Gabriel Sebastián, de casi dos meses de nacido.
Esta mamá llegó de Managua, a unos 40 km de esta pequeña ciudad agrícola, donde fieles de distintas zonas del país se reunen los 19 y 20 de enero para participar en esta fiesta religiosa, con la esperanza de obtener del santo alivio a sus complicaciones cotidianas.
“Nosotros vamos acomodándonos a todas las situaciones que vivimos, sobre todo que la gente pueda crecer en su fe, que es lo más importante para nosotros”, dijo a la AFP el cardenal Leopoldo Brenes, arzobispo de Managua, quien encabezó la misa en la Basílica Menor de San Sebastián, un templo centenario de Diriamba.
Las celebraciones religiosas como la de San Sebastián quedaron encerradas a los templos y calles alrededor desde el año pasado, según explicó en ese momento el presidente Daniel Ortega, para evitar “provocaciones” que afectaran la paz y seguridad ciudadana.
Esta vez se celebró en un ambiente sensible, seis días después de que el gobierno anunciara la excarcelación de dos obispos, entre ellos, monseñor Rolando Álvarez -el clérigo más crítico de Ortega-, 15 sacerdotes y dos seminaristas, que fueron enviados a Roma bajo un acuerdo con el Vaticano.
En octubre pasado, otros 12 padrecitos detenidos ya habían sido liberados y enviados también a Roma.
El gobierno y la Iglesia católica mantienen tensas relaciones desde las protestas de 2018 contra Ortega, que dejaron más de 300 muertos, según la ONU. El presidente las consideró un in
tento de golpe de Estado patrocinado por Washington y apoyado por los sacerdotes.
Los tres santos. Como parte de los festejos, la imagen de San Sebastián y las de los patronos de poblaciones vecinas como Santiago, de Jinotepe, y San
Marcos, del municipio homónimo, fueron sacados por fieles al atrio del templo, donde más de mil personas corearon vivas a la Iglesia, entre música de marimbas, silbatos, tambores y cohetes artesanales.
Tradicionalmente, las imágenes de los santos de Jinotepe y
San Marcos eran cargados en una colorida procesión para reunirse con San Sebastián y ser llevados por las calles de Diriamba.
Esta vez llegaron en camionetas hasta un par de cuadras antes del templo y, tras ser llevados por miles de feligreses a la Basílica, pasaron la noche adentro de la iglesia.
Júbilo. Cuando salieron del templo, estallaron cohetes artesanales y resonaron las campanas entre gritos de júbilo de los fieles, quienes se reunieron para presenciar también el baile de “El Toro Huaco” y “El Güegüense”, danza tradicional que simboliza la rebeldía, ingenio y picardía de los nicaragüenses para sobrevivir al dominio de los españoles en la época colonial.
“Quiero estar presente en estas festividades, aunque no sean igual que otros años, pero la fe la tenemos que fortalecer cada día más”, dijo a la AFP María Olivas, de 67 años.
Carlos Barberena acude por primera vez en agradecimiento porque su mejor amiga, quien se vio obligada a emigrar a Estados Unidos, consiguió un buen empleo.
“Primer año que vengo a conocer la Basílica y a vivir las fiestas en honor a San Sebastián; vengo a pagar una promesa de una amiga mía que se embarcó en un viaje en busca de mejor vida hacia los Estados Unidos y gracias a San Sebastián encontró un buen trabajo y está estable allá”, sostuvo Barberena.
“Siempre he pagado promesas por milagros recibidos de San Sebastián”, asegura a la AFP Karina Muñiz, de 48 años, y quien cada año viste un traje típico para bailar al compás de las marimbas en honor a San Sebastián.
“Nosotros vamos acomodándonos a todas las situaciones que vivimos, sobre todo que la gente pueda crecer en su fe”. Leopoldo Brenes Arzobispo de Managua