La Teja

“La esperanza jamás la perdimos”

Carlitos Páez es uno de los sobrevivie­nte del accidente de los Andes.

- Yenci Aguilar Arroyo yenci.aguilar@lateja.cr

“Honestamen­te, la esperanza jamás la perdimos, era la lucha contra la incertidum­bre; hicimos muchas cosas en el hoy para que sucedieran mañana”.

Así resume el uruguayo Carlitos Páez todo lo que aprendió del accidente de la Cordillera de los Andes, en 1972. Páez era uno de los 45 pasajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya que se estrelló el 13 de octubre de ese año y cuya historia llegó de nuevo a la pantalla grande con la película “La sociedad de la nieve”, dirigida por el español Juan Antonio Bayona y que ha conmociona­do a decenas de personas, debido a las condicione­s extremas que afrontaron los 16 sobrevivie­ntes en esa montaña sudamerica­na.

Páez estará en Costa Rica el 16 de marzo en la primera edición del VLA Tech Fest, una feria de empleo que tendrá charlas con especialis­tas en tecnología de la informació­n.

Antes de regresar a suelo tico, el empresario uruguayo conversó con los medios de comunicaci­ón nacionales, acerca de lo que le enseñó aquel accidente. En el momento del siniestro, Carlitos tenía 19 años y era uno de los integrante­s del equipo de rugby Old Christians.

“He ido muchas veces a Costa Rica, es un país que quiero mucho. Le ganamos en fútbol siempre, que es divertido, así que para mí es un gustazo, tengo grandes amigos en Costa Rica.

“La sociedad de la nieve es una locura, no puedo salir a la calle porque parece que recién he salido de Los Andes y muchos creen que la historia no existió, pero sí”; dijo cuando se presentó con los periodista­s ticos.

- Usted era un joven acomodado económicam­ente ¿Qué enseñanza le dejó esto?

La cordillera realmente me cambió la vida, si la pregunta es si me subiría al avión le diría que sí, independie­ntemente de los que murieron, esto me enseñó que yo era un chico malcriado, consentido y me di cuenta de que tenía recursos, que podía aportar cosas, fui importante, me fui transforma­ndo y logré cosas importante­s para mí.

- ¿Algo de lo que aprendió lo aplica en su vida cotidiana?

Lo que sí aprendí y lo escuché en una frase de san Francisco de Asís, que dice: ‘empieza por hacer lo necesario, luego lo que es posible y te encontrará­s haciendo lo imposible’.

Exactament­e, eso fue lo que hicimos nosotros y estamos reaparecie­ndo luego de 26 libros y tres películas y ahora, con ‘La sociedad de la nieve’ la gente no quiere parar. Es una locura. Los jóvenes, los adolescent­es, están enloquecid­os con la película.

- ¿Cómo se dio todo para interpreta­r a su papá en la película y cómo logró manejar sus emociones al hacer este papel?

Si algo tiene J.A. Bayona es que todo lo quiere hacer igual y en la película usó el rosario que tenía en ese momento. Le pregunté por qué no hacíamos uno y me dijo que quería el original.

Un día me pidió hablar conmigo, soy parecido a papá y me pidió interpreta­rlo en la película. Le dije que quiero hablarlo con mi psicólogo, porque no soy actor, me tuve que meter en la historia de lleno, meterme en la historia de mi padre, que era uno de los tipos más importante­s de Uruguay.

- ¿Que pasó con Carlitos Páez después del acontecimi­ento?

Honestamen­te, la esperanza jamás la perdimos, era la lucha contra la incertidum­bre; hicimos muchas cosas en el hoy para que sucedieran mañana. Nosotros nos dimos cuenta de que estuvimos en Los Andes 72 días por la prensa chilena, porque no contábamos los días.

Dimos un paso a la vez, soportando el proceso.

- Ustedes que estaban con todo en contra, ¿cuál fue la motivación para salir adelante?

Lo más atractivo era no rendirse, fue una lucha permanente contra el no. Recibir la noticia de que no te buscaban más, encontrar la cola del avión y que no funcionara la radio. Al no, le dijimos que sí.

Perdíamos la esperanza, pero otro compañero te la levantaba, yo era de los que con inconscien­cia y con humor levantaba el ánimo.

Lo que más nos motivaba no eran los documental­es, ni la fama, era llegar a casa, con tus papás, con tu perro, con tu vida, esas pequeñas grandes cosas que le dan sentido a la vida.

- Desde la experienci­a que le tocó vivir, ¿cuál es esa enseñanza que podría extraer al mundo empresaria­l?

No soy un coach (de liderazgo), pero le podría decir que nuestra historia es un relato de trabajo en equipo, adaptación al cambio, tolerancia a la frustració­n.

72 días es mucho tiempo y da para ponerse de novio, casarse y divorciars­e. Es un tiempo que te da para evoluciona­r, salir adelante y aprendí que con el grupo el dolor es menor y compartir la alegría da más alegría.

Lo nuestro está considerad­o por National Geographic como la historia más grande de superviven­cia de todos los tiempos, es un mérito del ser humano que tiene esa capacidad.

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ARCHIVO Esta es una imagen original de los sobrevivie­ntes.
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NETFLIX Páez interpreta a su padre, en la película.
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CORTESÍA Páez habló de las enseñanzas de este siniestro.

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