La última gran misión de don Alonso
Trabajador del TSe hace hasta lo imposible por un voto
Las elecciones municipales de este domingo 4 de febrero son más que especiales para don Alonso Chinchilla.
Y es que después de más de 31 años de trayectoria laboral, y en medio de alegría y nostalgia, Chinchilla trabajará en sus últimas votaciones y lo hará desde una zona indígena, su lugar favorito para servir en unas elecciones.
Don Alonso trabaja en el departamento de Inscripciones, es abogado y desde 1994 hace maletas para cada proceso electoral, ya sea nacional o municipal. Viaja a estas zonas del país para ayudarles a los pobladores a que emitan su sufragio, una tarea que hace con esmero y muchísima dedicación.
“El 31 de marzo cumplo 60 años y a partir de ahí comienzo los trámites para pensionarme. Esta es mi última elección y me voy satisfecho por la labor que he hecho, en lo que he colaborado en estos años, porque sé que he ayudado a muchas personas.
“A finales de febrero vienen compañeros de un departamento a una gira, ya me apunté a acompañarlos, porque mientras salen los papeles de mi pensión puedo venir a colaborar con ellos y me encanta, porque sé que ayudo a muchas personas a que tengan seguridad registral”, afirmó el viernes anterior, antes de llegar a la Peña de Burica, un sitio que queda en la zona fronteriza con Panamá.
Chinchilla y otros siete compañeros están desde el miércoles anterior en territorio indígena y una vez que llegó a Peña de Burica quedó incomunicado hasta que pasen las elecciones y vuelva al aeropuerto de Coto 47 para hacer el conteo de cada uno de los votos.
Tal es el compromiso de este vecino de Alajuelita que pasa cambiando su domicilio electoral para en cada elección votar desde el lugar en el que está trabajando.
“Esta es una zona que colinda con Panamá, ahorita que ingreso (viernes) estaré en una montaña, camino 200 metros y hay un rótulo que dice ‘Bienvenido a Costa Rica’ y si pego un brinco me encuentro en Panamá, es un vacilón porque no hay límites”, afirmó.
Sus inicios. Don Alonso entró a trabajar al TSE cuando tenía 26 años. Recordó que breteó en los edificios que estaban en los alrededores del parque La Merced y primero trabajaba inscribiendo nacimientos y matrimonios.
“Fui inscribiente, llegaban los cupones y nosotros teníamos tomos, unos libros grandísimos, y a mano llenábamos los documentos y así se inscribían los nacimientos y matrimonios.
“Luego fui encargado de ventanillas, que era cuando se expedían las certificaciones para el público, tuve a cargo ese trabajo y ya luego me pasé a Inscripciones, desde 1995, cuando llegamos al edificio que está ahora por la Asamblea Legislativa”, comentó.
Luego de unos añitos trabajando para el TSE, Alonso logró estudiar Derecho, pues para laborar en el departamento de Inscripciones requería el título y desde entonces mantiene su puesto.
“Todos los días nos dedicamos a inscribir matrimonios, nacimientos, los fallecimientos de ticos en el extranjero y verificamos que los datos vengan bien, que los matrimonios queden bien inscritos.
“En este momento hacemos unas 1.300 mensuales, entonces imagínese lo que pude inscribir en estos años. Lamentablemente, no llevo una estadística, pero el número es grande”, afirmó con orgullo.
Nuevas experiencias. Don Alonso afirmó que en cada proceso electoral todos los colaboradores del TSE asumen distintas tareas, independientemente del departamento en el que trabajen.
Por eso, desde 1994 tomó la batuta y se hizo cargo del programa de la zona sur, para trasladarse a estos lugares y echarles una manita a los votantes de estas comunidades, quienes tienen problemas para comunicarse y trasladarse.
“El departamento de Programas Electorales es que el organiza toda la logística, que se subdivide para la confección de las papeletas, el armado de las urnas. Hay gente que se tiene que dedicar a ponerle pilas a los focos, a acomodar el material electoral, la inscripción de candidaturas, unos se van a trabajar a las imprentas, para que tengan la custodia de las papeletas, entonces cuando recibimos las tulas hacemos un conteo para que no nos falte nada”, añadió.
Chinchilla afirmó que en Corredores están resguardadas las tulas, que las tiene una auxiliar del TSE.
“Nosotros mismos somos miembros de mesa. Nos trasladamos en helicóptero gracias a la Fuerza Pública y dependiendo del helicóptero hacemos dos o cuatro vuelos. Hay un lugar que se llama Alto Carona, en
“El ayudarlos a inscribir a estas personas, el que puedan votar les da una seguridad que les permite tener una mejor calidad de vida”. Alonso Chinchilla Trabajador del TSE
donde hay una junta receptora de votos nueva que yo logré abrir, la creamos con un grupo de compañeros.
“En Peña de Burica se quedan dos compañeros, otros dos en Alto Carona y yo me quedaré en Alto Guaymí. Para establecernos acá tenemos que traer cocina de gas, cilindros pequeños, llevamos nuestra propia comida, todo lo que necesitamos y ahí pasamos varias noches durmiendo en escuelitas que nos han prestado”, manifestó.
El día E. Chinchilla fue claro en que, muchas veces, los electores no saben por quién votar, pero para ellos lo importante es participar de esta fiesta democrática.
“Ahí pasamos todo el día y luego hacemos el conteo de los votos, lo que pasa es que muchas veces en esas escuelas no hay electricidad, entonces tenemos que contar los votos a pura candela, a puro foco y enviamos los resultados al día siguiente.
“La cantidad de votantes que hay en estas zonas es poca y eso no altera los resultados de una elección. Pero, pese a eso, destaco el compromiso de los electores, porque algunos caminan hasta 6 horas para emitir su voto. Algunos no saben cómo llegar a los centros de votación y cuando se dan cuenta se tienen que devolver”, recordó.
Este grupito de colaboradores lleva alimentos, ropa, cuadernos y cualquier tipo de producto que necesiten los indígenas,
pues conocen muy bien las necesidades que tienen y ellos reciben todo más que agradecidos.
Además, el visitar la zona por tantos años le ha permitido ayudar con otros trámites, como la inscripción de personas que quizás nacieron en Panamá y cuyos padres son ticos. Por ello contarán con los servicios de salud y educación, y esta es una de las tareas que más le satisface a este servidor público.
“Me gusta lo que hago porque
con el tiempo he conocido las limitaciones que tienen estos pobladores para acceder a servicios de salud o de educación, y el ayudarlos a inscribirse, a que puedan votar les da una seguridad que les permite tener una mejor calidad de vida.
“En estos lugares hay ries
gos, las terciopelos abundan en grandes cantidades, el hecho de recorrer grandes distancias, pero lo más gratificante es saber que los ayudamos a salir adelante y me puedo jubilar tranquilo, porque sé lo que hemos hecho por esta población”, manifestó don Alonso.