La Teja

“Si quieres”

- Pbro. Alfonso Mora

la preciosa escena que presenta el evangelio está llena de matices motivadore­s de nuestra fe. “Si quieres…”, dice el enfermo de lepra a Jesús. ignorando las leyes que se lo prohibían. Se demuestra en esas palabras y en la confianza con la que se acerca, la fe que Jesús va a fortalecer en aquel hombre, al concederle la curación integral, es decir, la corporal, la espiritual y la vocación al testimonio. “Quiero…”, le responde Jesús. La pureza no está en el exterior del hombre, ni en la piel sin mancha, ni en las manos limpias, sino en la integridad y la sinceridad del corazón. El Evangelio nos invita a reflexiona­r en un rasgo caracterís­tico de Jesús: la misericord­ia. Él se dirige y se refiere de la misma forma a todas las clases sociales y a todo tipo de personas. Para Dios no hay gente impura ni excluida. Todos están llamados a estar en su comunidad. Cabe ahora preguntars­e: ¿Qué clase de lepra o enfermedad atiende el Divino maestro? Jesús no mira únicamente las enfermedad­es que se manifiesta­n exteriorme­nte y que causan repulsión o miedo de contagio. el leproso es curado, no solamente de su enfermedad física. la curación del leproso rehabilita al enfermo para entrar en la sinagoga y en el templo, le incorpora de nuevo en la sociedad, le hace sentirse tocado por la gracia santificad­ora de Dios presente en Jesús.

Una palabra del que es palabra eterna, acompañada del gesto de la imposición de la mano, es la misma palabra y el mismo gesto que nos cura nuestros pecados y nos transforma en sus discípulos. la palabra de Jesús, por ser Él mismo palabra, es eficaz, llena de la fuerza divina. No solo anuncia la salvación, sino que la realiza. Sintamos necesidad de la misericord­ia de Jesús, con humildad y sinceridad, asumiendo lo que decimos en la oración que se dice antes de las lecturas de hoy: “Pones tu morada en los corazones rectos y sinceros”.

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