La Teja

De no tener nada a abrir restaurant­e

La Gigantona. Tres nicaragüen­ses llegaron con las manos vacías, hoy tienen un local

- Rocío Sandí rocio.sandi@lateja.cr

Kevin Hernández Berrios, Nydia Monterrey Guillén y Pablo Guillén Luna tuvieron que tomar la difícil decisión de dejar su natal Nicaragua para huir a Costa Rica en busca de seguridad y un mejor futuro.

Al llegar aquí no tenía nada, sus familiares y amigos les ayudaron y les regalaron colchones para que no durmieran en el suelo, pero ellos sabían que la difícil situación era temporal y desde el primer día empezaron a construir su futuro. Ahora, el ver los primeros frutos de su sacrificio los llena de felicidad.

Kevin contó el proceso y espera que la historia de ellos ayude a otros a salir adelante.

— ¿Hace cuánto se vinieron para Costa Rica y por qué?

Estamos acá en Costa Rica desde el 2018, nos vinimos por la crisis socio-política que hubo en Nicaragua con esto de la dictadura, nos motivó a viajar nuestra seguridad y crecimient­o personal, porque nuestro país ahorita no está tan bien.

— ¿De qué parte son?

Yo soy de Managua, de la capital; Nydia y Pablo, que son primos, son de la ciudad de Bluefields, en la costa Caribe de Nicaragua. Los demás colaborado­res del restaurant­e también son de ahí, todos son familia.

— ¿Qué hacían en Nicaragua?

Yo era director de operacione­s de un centro de llamadas. Nydia tenía un emprendimi­ento de productos para bienestar, trabajaba por su cuenta.

— ¿Quién los recibió acá?

Así como recibirnos nadie, sí hubo contactos con familiares y amistades que nos acuerparon un poco para ayudarnos a encontrar un lugar dónde vivir, nos regalaron algunas cosas básicas: una cocina eléctrica, colchones, porque no fue un viaje planeado, nos vinimos bajo solicitud de refugio y huyendo, esa parte sí fue complicada.

— ¿Qué fue lo más complicado de adaptarse a Costa Rica?

Costa Rica ha tenido un historial de xenofobia, eso hace que las cosas sean un poco difíciles, sabemos que no todo el mundo es xenofóbico, pero camina uno con incertidum­bre, no sabe uno si lo van a tratar bien o mal. Un poco la parte de acceso a ciertas cosas, porque aunque uno tenga solicitud de refugio eso no la toman como válida en muchos lugares. Es difícil hacer trámites con los bancos, me pasó en un trabajo que no contratan personas con solicitud de refugio, solo con residencia.

— ¿Antes de poner el restaurant­e se dedicaron a alguna otra cosa?

Yo continué trabajando en centros de llamadas y Nydia es psicóloga y se vino a desempeñar aquí bajo la profesión de comunicaci­ón independie­nte, trabajó con diferentes medio de comunicaci­ón digitales.

— ¿De dónde nace la idea de abrir el restaurant­e?

Este es un país caro, entonces para tener ingresos extra vendíamos comida nicaragüen­se los fines de semana, yo la repartía en moto. Los clientes nos empezaron a pedir más variedad y así aumentamos el menú.

Cuando vimos que el negocio estaba creciendo, Nydia renunció a su trabajo y yo al mío, con ahorros y unión de esfuerzos, así como apoyo, logramos abrir el restaurant­e La Gigantona, lo abrimos el 21 de setiembre.

— ¿Cómo fue el inicio del negocio?

Ha sido retador porque uno se va adaptando al sistema costarrice­nse, en Nicaragua poner una fritanga, por así decirlo, o una venta de comidas, es tan fácil como acondicion­ar el corredor de tu casa, poner mesas y sacar un fogón, mientras que acá se ocupan permisos de salud y municipale­s.

También ha sido retador el conseguir clientes. Antes ganábamos más con los trabajos que teníamos, ahora ganamos menos, pero sabemos que es para nosotros mismos y eso es parte del sacrificio que requiere el inicio de un negocio.

— ¿La mayoría de clientes que llegan son ticos o nicaragüen­ses?

Podría decir que mitad y mitad, al principio más que todo llegaban nicaragüen­ses, pero ahora llegan muchos costarrice­nses. Al mediodía vendemos casados y eso les gusta mucho.

— ¿Cuáles son los platillos que más venden?

La carne asada, que es como el plato fuerte de las fritangas. Vendemos carne asada de res, cerdo o pollo, eso se vende un montón y nuestro concepto, por el nombre de La Gigantona, es dar porciones más grandes de la cuenta, los tacos y enchiladas los hacemos con tortillas de unos 30 centímetro­s.

— ¿Qué diferencia a este negocio de otros de comida nicaragüen­se?

El tipo de porciones que son más grandes y el espacio cultural, tratamos de promover la cultura y las tradicione­s nicaragüen­ses. Queremos que quienes vienen sientan a Nicaragua en el corazón, no solo en el plato.

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LA GIGANTONA En La Gigantona buscan que la gente sienta a Nicaragua en el corazón, no solo en el plato.
 ?? LA GIGANTONA ?? Los platos son grandes porque le hacen honor al nombre del lugar.
LA GIGANTONA Los platos son grandes porque le hacen honor al nombre del lugar.
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En el restaurant­e resaltan los mejores sabores nicaragüen­ses.

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