La Teja

40 años metido en un lindo zapato

Ejemplo. nicaragüen­se llegó al país con 15 años y desde entonces la pulsea

- Eduardo Vega eduardo.vega@lateja.cr

Si usted visita el Centro Comercial del Sur, en San José, podrá encontrars­e un pequeño, pero muy acogedor local en el cual está la Zapatería Sandino, en la que atiende don José Sandino Norori, nicaragüen­se quien llegó a suelo costarrice­nse hace más de 40 años.

Nació en el barrio La Fuente de Managua, Nicaragua, el 28 de julio de 1966. En la escuela La Salle de Managua sacó el sexto grado y en el Liceo de Costa Rica ganó su bachiller. Llegó a Costa Rica en 1981, hace 43 años, cuando tenía 15.

“Llegué a Costa Rica por exactament­e lo mismo que llegan desde el 2018 muchos nicaragüen­ses, crisis política. En aquel entonces tuvo que ver con el ambiente político que dejó la dictadura de Somoza (el general Anastasio Somoza).

“Llegué a este país solo, tiempo después se vino toda la familia. Como es lógico, el inicio fue muy duro porque uno arranca de cero. Antes jamás había venido a Costa Rica, entonces todo era nuevo para mí.

“En aquel entonces los problemas migratorio­s eran fuertes, costaba mucho lograr un permiso para trabajar, por eso tenía que hacerlo a escondidas”, reconoció.

Artesanal. “Inicié en la zapatería por necesidad. En mi familia no hay zapateros, yo soy el primero y el único. Fue una oportunida­d que se me presentó y la aproveché. Fue un costarrice­nse de Guanacaste, quien me enseñó este lindo oficio del que no sabía absolutame­nte nada”, recordó.

Como arrancó de cero, le tocó comenzar en el puesto más bajo del oficio de la zapatería, el de ayudante de zapatero, al que le dicen perico.

“No me costó aprender zapatería. Yo digo que fue por la necesidad. Tenía que aprender sí o sí y bien rápido, así que me concentré en eso, en aprender pronto y lo mejor posible… Cuando uno tiene necesidad concentra sus energías en lo que le urge, creo que por eso no me costó.

“Aprendí zapatería al inicio de los años ochenta, fue una época de oro en la zapatería, porque la gente entendía que el zapato hecho a mano, cocido y de puro cuero, era lo mejor que podían ponerles a sus pies. Uno no daba abasto de tanto trabajo”, comentó.

Fue con la llegada del nuevo milenio, explica don José, que el oficio de la zapatería recibió un duro golpe al entrar por miles al país zapatos de vestir baratos y de materiales parecidos al cuero que no duraban tanto, pero la gente los comenzó a preferir por el precio.

“Los tratados de libre comercio que se fueron firmando permitiero­n el ingreso de zapatos muy baratos y eso provocó que la gente fuese perdiendo el gusto por la calidad, prefieren comprarse un zapato de seis mil colones que dura tres meses: precio bajo, calidad baja.

“Sin embargo, ya para estos tiempos, y de eso ya van como cinco años, la gente está retomando su gusto por el zapato hecho a mano, que dura y no el barato que sale caro. Después de más de veinte años la gente está entendiend­o que la calidad es lo mas importante”, dice con orgullo este zapatero que hace zapatos de hombre, mujer y niño.

Sí hay trabajo. Si bien la demanda de zapatos completame­nte hechos a mano ya no es la misma que hace 30 o 40 años, don José no se queja, su Zapatería Sandino, siempre tiene clientes.

“Puedo decirle que aplico el refrán de que ‘en río revuelto, ganancia de pescadores’, porque como los zapateros somos una especie en peligro de extinción, ya que una gran mayoría se ha retirado a hacer otra cosa y al haber menos, nos llenamos de trabajo los que quedamos.

“Somos tan pocos que le puedo asegurar que hay ocasiones en que no doy abasto. Soy un gran agradecido de la zapatería. Creo que por el espíritu de sobreviven­cia aprendí un oficio y me enamoré de él, por eso siempre le he puesto bastante amor a lo que hago y eso el cliente lo nota. Tengo 40 años viviendo de la zapatería”, confirma.

Don José tiene 11 años en el Centro Comercial del Sur. La zapatería artesanal le rinde para pagar el alquiler, afrontar los gastos del hogar y lograr que sus tres hijos estudien, dos de ellos en la universida­d.

“Hoy día también entran nicaragüen­ses a Costa Rica que, como yo, no saben ni para dónde agarrar. El consejo que podría darles es que trabajen duro y no pierdan la convicción de dar lo mejor para sobresalir.

“Con amor en lo que hacen y orden en lo económico se puede salir adelante. Por supuesto, lo primero es confiar en Dios. Es Dios quien ilumina y da la sabiduría para avanzar en la vida. Sí se puede, hay que trabajar mucho, pero sí se puede lograr una vida plena en Costa Rica”, aseguró.

 ?? FOTOS: EDUARDO VEGA ?? Don José hace, artesanalm­ente, zapatos de hombre, mujer y niños.
FOTOS: EDUARDO VEGA Don José hace, artesanalm­ente, zapatos de hombre, mujer y niños.
 ?? ?? Doña Hellen Fonseca llegó a dejarle un par de zapatos para que le arreglara.
Doña Hellen Fonseca llegó a dejarle un par de zapatos para que le arreglara.
 ?? ?? No llevábamos ni 5 minutos de entrevista y se le hizo fila de clientes.
No llevábamos ni 5 minutos de entrevista y se le hizo fila de clientes.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Costa Rica