La Teja

“Se lo dejé a Dios, no guardo rencor”

Guerrera. Doña gerardina sobrevivió a hombre que la macheteó

- Silvia Coto silvia.coto@lateja.cr

Gerardina Mora es una señora muy fuerte, no se da por vencida y a sus 69 años es una mujer muy activa, ella es sobrevivie­nte de un brutal ataque a machetazos que le cambió la vida, pero asegura que en su corazón no guarda rencor.

Esta valiente vecina de Tacacorí en Alajuela lleva casi ocho años luchando con las secuelas que le dejaron las heridas de machete que un hombre le propinó.

Doña Gerardina fue atacada el 28 de julio del 2016, ella se encontraba en una sala de juegos de máquinas tragamoned­as en Tacacorí, cuando un hombre, al que ella le había prestado ¢80 mil, llegó con un machete y la atacó. Ella puso las manos para defenderse, por lo que los filazos le causaron heridas muy serias cerca de las muñecas.

Un video de seguridad que circuló en redes sociales y televisión mostraba el momento tan terrible que vivió la señora.

Mora asegura que a la fecha por más que ella le ha puesto bonito, de la manita derecha solo hay dos dedos que le sirven, pero la mano izquierda no la puede mover, en esa mano tiene una platina que la sostiene, pero la mano no responde.

“Yo esa mano izquierda la ando tapada con un pañito, porque siempre hay gente imprudente que se le queda viendo y hace preguntas que a uno lo hacen sentir mal, pero aunque yo tenga esto en mis manos he aprendido a hacer todo en mi casita, limpiar, cocinar, ponerme la ropa, de todo lo que no puedo hacerlo con las manos lo hago con los pies, yo vivo sola, tengo a mis hijos cerca, pero yo todo me lo hago, no dependo de la ayuda de nadie, he sabido y he querido salir adelante”, dijo.

Eso sí, doña Gerardina nos contó que aunque el tiempo ha pasado ella sufre de unos dolores que algunos días son infernales, sobre todo cuando hace mucho frío y aunque tiene unas medias y unos paños especiales que se compró para calentarse, a veces nada le ayuda.

Ella se mantiene en constantes chequeos médicos y más ahora que nos contó que le encontraro­n una gotita de sangre en el cerebro, y le agarran unos dolores muy fuertes en la cara, de su oído izquierdo casi no oye, ya la han visto varios médicos y sus hijos la han llevado a médicos privados, pero por su edad le recomienda­n mejor no entrar a un quirófano.

“Todo en la vida tiene un propósito, y por eso Dios me tiene aquí, hasta que Él quiera, yo pese a lo que me pasó busco hacer cosas para mantenerme ocupada, cada vez que puedo compro medias y tangas y me voy por todo el barrio a vender, no por necesidad económica sino porque quiero hacer algo, distraerme, no pensar en cosas feas, también tengo una mata de chayotes que jamás pensé que se iba a hacer tan grande y tan bonita, me ha dado chayotes que pesan 2,6 kilos, eso alcanza hasta para 10 personas y también los vendo”, contó la señora quien tiene una pequeñísim­a pensión.

Esta sobrevivie­nte nos contó que tiene dos gatitos: Minsingill­a y El Negro, a los que desde hace más de dos años y medio alimenta, eso sí, no los deja entrar a su casa, pero los cuida con mucho amor y le dan mucha paz. Y es amante de las matas, por lo que casi dos horas al día dedica un rato para regarlas, cuidarlas y hasta hablarles.

“Mis nietos, tengo cinco varones, el mayor de 23 y el menor de 10 años, son un tesoro, ellos también me dan fuerza, son muchachos buenos, sin vicios, de la casa y están muy pendiente de mí, igual que mis hijos”, dijo.

Doña Gerardina asegura que antes de la agresión ella era una mujer rencorosa y malcriada, pero después de eso cambió.

“Esto se lo dejé a Dios, ya no guardo rencor, yo creo que el infierno no existe y todo lo que hacemos mal lo pagamos aquí”.

Sin justicia. El caso de Mora no ha tenido justicia, esto porque el principal sospechoso escapó a Nicaragua, eso sí, ella ha tenido noticias del hombre dos veces y aunque hay alertas por si se le ocurre volver al país, ella asegura que el sospechoso tiene un familiar en un alto puesto en la Policía nicaragüen­se que en todos estos años lo ha protegido.

La valiente abuelita se llevó otro golpe el pasado 5 de octubre cuando fue asesinado el agente de la Interpol-OIJ Jeiner Gómez Guzmán y un compañero de él, Henry Bustos, resultó herido.

Los investigad­ores fueron atacados a balazos cuando realizaban una vigilancia dentro de un carro en Tirrases de Curridabat y dos jóvenes en moto les dispararon en varias ocasiones.

“Jeiner era el investigad­or que llevaba mi caso, para mí fue muy triste saber que lo mataron, él estaba en su día libre y se ofreció para ir a trabajar, era un muchacho muy joven y muy amable, siempre estaba pendiente de mí, me decía que en algún momento el caso se iba a resolver, cuando podía venía por aquí, la verdad es que me apoyó siempre, era muy especial”.

Lo más bueno que doña Gerardina asegura le dejó la vida es que cuando fue atacada, ella tenía Facebook y sus únicos amigos eran sus hijos, pero el video causó tal indignació­n que recibió casi 2.600 solicitude­s de amistad.

“Me escribió gente no solo de Costa Rica sino de un montón de países y vea que ha pasado tiempo y todavía mucha gente me escribe para preguntarm­e cómo estoy, cómo me he recuperado, contarme algo o así, eso ha sido muy especial”, reconoce.

La señora vive muy agradecida porque tiempo después del ataque su hijo le dio un terreno y la gente de la comunidad, comerciant­es y la Iglesia le ayudaron para construir un apartament­o en el que ahora vive y es un lugar muy especial para ella.

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Doña Gerardina sale a vender cosas para mantenerse ocupada.
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GRACIELA SOLIS Doña Gerardina llevó un proceso de recuperaci­ón duro.
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El sospechoso del ataque sigue en fuga.

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