Iglesia católica rechaza que sean falsas monjas
Defensa. sacerdote asegura que mujeres estaban en un proceso
La Fundación Manos Abiertas, una organización sin fines de lucro que atiende a niños y adultos mayores, está en el ojo huracán luego de que sus instalaciones en Desamparados de Alajuela fueran allanadas este martes por varios presuntos delitos, entre estos supuestas torturas a menores de edad y malversación de fondos.
Las diligencias fueron dirigidas por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) y el Ministerio Público, los cuales detuvieron a cuatro mujeres y un hombre. Según las autoridades, estas mujeres, al parecer, se hacían pasar por monjas para recibir fondos adicionales a los que ya recibían por parte del Estado.
Rándall Zúñiga, director del OIJ, detalló que esta fundación no tenía ninguna relación con la Iglesia católica e incluso los sospechosos, en apariencia, habrían engañado a unas mujeres que querían ser monjas para que trabajaran de gratis en el lugar.
El sacerdote Luis Ángel Hernández, de la Diócesis de Alajuela, también confirmó que la Fundación Hogar Manos Abiertas no tiene ninguna relación con dicha Diócesis ni
con la Conferencia Episcopal, pero sí mencionó que esta Organización sin Fines de Lucro sí estaba llevando un proceso para ser reconocida como una asociación de fieles.
“No se trata de falsas religiosas, se trata de un grupo de mujeres que hace algún tiempo había iniciado un proceso para tener en la Iglesia lo que se llama un reconocimiento como
una asociación de laicos. Existen diferentes maneras de organización, están las órdenes religiosas, las congregaciones religiosas, los institutos de vida consagrada y las asociaciones de laicos”, detalló.
Hernández explicó que para que se otorgue este reconocimiento se necesita un proceso que puede llevar varios años y destacó nuevamente que esas mujeres se encontraban en dicha etapa.
Las asociaciones de fieles se crean con un objetivo en específico, como ayuda a los habitantes o a las personas de escasos recursos, además deben cumplir con reglas establecidas por la Iglesia católica.
Hernández enfatizó en que la Diócesis de Alajuela desconocía los supuestos maltratos que habrían sufrido algunos menores, así como la supuesta explotación laboral de unas novicias, pues ellos se limitaban a dar apoyo espiritual.