La Teja

Empunchado­s abuelitos van a la escuela

Ejemplo. Viejitos del Carlos maría Ulloa tomaron papel y lápiz y van a clases

- Yenci Aguilar Arroyo yenci.aguilar@lateja.cr

Don Melvin Cordero tiene 65 años. La semana pasada, con muchísima ilusión, recibió una caja con útiles escolares y junto a 16 compañeros está llevando clases en la Escuelita del Hogar de Ancianos Carlos María Ulloa.

Este señor, quien vivió por más de 40 años en la calle, consumido por las drogas y el alcohol, está aprendiend­o a leer y escribir, y afirmó que poco a poco conoce el abedecedar­io y los números.

Melvin llegó al hogar hace más de tres años y ahora, completame­nte rehabilita­do, le pedía al personal de esta institució­n que lo ayudaran, pues quería escribir su nombre.

“Me va muy bien con los estudios, poco a poco voy aprendien

do y estoy tratando de ser mejor cada día”, destacó Cordero.

Melvin y sus compañeros son el primer grupito de la escuelita, que comenzó a trabajar el martes 5 de marzo.

Un sueño. Stephanie Carrillo es la trabajador­a social del hogar y una de las impulsador­as de

este proyecto. Ella, junto con Jacqueline Artavia, una de las profesiona­les de terapia ocupaciona­l de la institució­n, comenzaron a hacer las vueltas hace 3

años para que el Carlos María Ulloa tuviera una escuela en sus instalacio­nes.

“Tenemos una población que del todo no cursó una etapa escolar, o algunos de los señores llegaron hasta primero o segundo grado, entonces tienen limitacion­es para leer y escribir.

“El factor común que tienen estas personas es que convivían en grupos familiares en donde había una gran cantidad de hijos y, tal vez, les tocó dejar de estudiar para ayudar a sus familias o algunos poseen algún tipo de discapacid­ad y los retiraban del sistema”, comentó Carrillo.

La profesiona­l destacó que así como don Melvin, más de un abuelito les manifestab­a su deseo de terminar la escuela o de aprender lo más básico, y luego de tanto pulsearla lograron instalar un programa de educación que está en el Ministerio de Educación Pública y que es para adultos mayores.

“El MEP nombró una docente muy buena que se llama Sonia Durán y lo primero que queríamos saber era que ella tuviera empatía con los adultos mayores. Además, buscamos un espacio adecuado y logramos acomodar la biblioteca en donde están los pupitres, una pizarra y hasta una pantalla”, comentó.

El hogar se encarga de todo lo relacionad­o con la escuela. El MEP pide como mínimo que los grupos sean de 15 estudiante­s y, en este caso, el personal del centro analizó a los alumnos, pues hay personas que no pueden participar, debido a condicione­s de salud. El centro tiene casi 250 adultos mayores y lo máximo por clase son 30 estudiante­s, por lo que el personal valora quién puede acudir.

“Este es como un multinivel, no hay grados. La semana pasada, la profesora les hizo un diagnóstic­o para saber cómo está cada alumno. Ellos van a clases dos veces a la semana, martes y

jueves, de 1:30 p.m. a 4:30 de la tarde, y cada uno tiene sus materiales y hasta les hicimos una camisa para que la usen como uniforme.

“El año lectivo será de marzo a octubre porque no es igual que el sistema regular, ya que se adapta a las necesidade­s de los adultos mayores. Recordemos que ellos no aprenden igual que los niños y la maestra Sonia es muy buena, tiene mucha empatía con ellos”, destacó.

Empunchado­s. Carrillo afirmó que hay cinco alumnos que tienen una idea básica de las letras, pero los demás sí deben comenzar de cero. Sin embargo, para ellos esto no es impediment­o, porque están muy motivados con la idea de aprender.

“La menor es una adulta de 48 años, tenemos acá algunas personas del Conapdis (Consejo Nacional de la Persona con Discapacid­ad) y la mayor tiene 82 años. Sé que están empezando, pero doña Sonia logra que las clases sean variadas, los lleva a la granja para aplicar los conocimien­tos en clases, hace dinámicas, trabaja para que los adultos mayores no se aburran.

“Recuerdo el primer día de clases, todos iban en una pura contentera y ya hasta se les ha enviado tareas. Nosotras estamos muy contentas, recuerdo que, de un pronto a otro, nos dijeron que ya iban a comenzar a impartir las clases y salimos corriendo a comprar los útiles”, indicó Carrillo.

Stephanie está que no se cambia por nadie, al ver que todo por lo que trabajó comenzará a dar sus frutos.

“Estuvimos pulseando esto por mucho tiempo y logramos que nos dieran la atención que queríamos. Lo importante es ayudarles a superarse, los alumnos están felices y están aprovechan­do cada minuto”, comentó.

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FOTOS ALONSO TENORIO Los adultos mayores están felices de aprender.
 ?? ALONSO TENORIO ?? En el curso ya hasta les mandaron tareas.
ALONSO TENORIO En el curso ya hasta les mandaron tareas.
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Sonia Durán se encarga de enseñarles a los abuelitos.
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Melvin Cordero está aprendiend­o a leer y escribir.

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