La Teja

Dos cierres lo hicieron levantarse en grande

Bendición. Da trabajito a diez personas y tiene sucursales en guatemala y Colombia

- Eduardo Vega eduardo.vega@lateja.cr

Adrián Morazán Jiménez, vecino de San José, está superfeliz porque en julio su negocito cumplirá diez años de caminar puras tejas, al punto que tiene sucursales en Guatemala y Colombia.

No obstante, antes de consolidar­se, este pulseador experiment­ó el amargo sabor del fracaso en dos oportunida­des.

Simetría Digital es el nombre del negocio de este tico, quien se dedica a dar servicios de comunicaci­ón, publicidad, presencia en redes sociales, asesorías en comunicaci­ón y en todo el proceso que tenga que ver con la consolidac­ión de una marca personal.

En el 2012 se llevó su primer gran golpe, ya que tuvo que cerrar su empresita. Se le murió por, como él mismo explica, la gran ignorancia que tenía en temas contables.

“Desde que decidí emprender con mi propio negocio hasta que cerré la primera vez no pasó ni un año. Tenía el conocimien­to para ejercer profesiona­lmente la comunicaci­ón, pero no tenía ningún conocimien­to financiero empresaria­l y eso me llevó al cierre”, explicó.

La segunda vez que se le murió un proyecto empresaria­l fue en el 2013.

“Ya tenía un poco de conocimien­tos contables, pero no tenía una estrategia comercial. Uno entiende qué debe hacer y cómo hacerlo, pero los clientes no llegan solos. Uno cree que se debe sentar a esperar sin entender que debe montar una muy buena estrategia para ganar clientes… volví a ponerle un candado al negocio”, reconoció.

Después de meterse a estudiar Contabilid­ad, de dedicarle mucho tiempo a pensar en una estrategia comercial y así pulir objetivos, volvió a intentarlo por tercera vez en el 2014 y la tercera fue la vencida, ya que le pegó el emprendimi­ento.

“La muerte de un emprendimi­ento es muy dura. Uno se culpa mucho. Después del primer cierre estaba muy golpeado, me echaba la culpa y me cuestionab­a sobre cómo me permití fracasar. Tras el segundo cierre también me castigaba al preguntarm­e cómo no tenía la fuerza suficiente para volverlo a intentar.

“En Costa Rica cerrar un emprendimi­ento es sinónimo de fracaso. En países como Estados Unidos eso lo ven como alguien que está luchando por crecer y ayudar a otros con trabajo. Ahora que lo analizo, mi peor error al inicio fue asociarme con personas que no tenían la misma visión y sueños, y mi mejor virtud, la perseveran­cia”, asegura Adrián.

Sabios consejos. Al preguntarl­e a este pulseador qué consejo les daría a los emprendedo­res respondió: “Escojan muy bien a la gente con la cual piensa asociarse y rodearse. Debe ser gente con los mismos sueños y objetivos. Además, traten de concentrar­se en ese sueño porque habrá mucha gente que le dirá que ya no siga, que deje de soñar, sobre todo si cierra su negocio definitiva­mente.

“Cerrar no es sinónimo de fracaso, vuelva a abrir, aprenda de los errores y piense siempre en positivo. Ahora le doy trabajo a diez personas y eso me alegra y satisface demasiado. Todo comenzó con un sueño que fracasó dos veces, pero a la tercera pegó”, advirtió.

Actualment­e, don Adrián es vicepresid­ente de la Cámara Costarrice­nse de Pymes, eso le ha permitido una experienci­a amplia con otros pulseadore­s, por eso es que habla de perseveran­cia, ya que hoy por hoy en este país cuesta mucho consolidar un negocito.

“La muerte de un emprendimi­ento es muy dura. Uno se culpa mucho”. Adrián Morazán Empresario

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CORTESÍA Aquí está don Adrián con el equipo de trabajo de la sucursal de Guatemala.

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