Turismo rural con buen sabor
En años recientes, el turismo rural viene tomando fuerza y no solo los ticos lo viven y lo saborean, sino también muchos extranjeros que desean conocer la otra Costa Rica, aquella alejada de las ciudades y de las playas.
Un ejemplo es el hotel Santa Juana Lodge, escondido en las montañas de Naranjito de Quepos, cantón de Aguirre, comunidad que colinda con la zona de Los Santos, donde en verdad uno se olvida del mundo, sobre todo cuando ve la extensa vegetación y, a lo lejos, se divisa el azul del mar si el día está despejado.
Muchos son los atractivos que cautivan a los turistas, en especial a los extranjeros que vienen de las grandes y contaminadas ciudades de otras latitudes. El aire que se respira es puro, la vista es refrescante, y se puede tener un contacto más estrecho con la naturaleza con las cataratas y las cristalinas pozas que se forman a lo largo del río El Rodeo, que nace casi en la misma finca donde está el hotel.
Los visitantes viven una gran experiencia cuando bajan unos cuantos metros de sus habitaciones y se encuentran con un trapiche tradicional, movido por una yunta de bueyes. Allí pueden conocer como la caña producida en el lugar se convierte en jugo, este en dulce y hasta en una reconfortante aguadulce que sabe a pueblo. Santa Juana se luce además por su rústico comedor, en el cual se puede degustar la autenticidad de la cocina costarricense. Ahí los platillos se elaboran con los productos que ofrecen los pobladores: verduras, carne, lácteos, frijoles, café, maíz, pollo, res, cerdo, frutas, dulce y vegetales.
Además, el hotel ofrecerá, en poco tiempo, tilapia, que ya tiene en reproducción en estanques propios regados por aguas cristalinas y puras.
Es muy poco lo que hay que buscar fuera del entorno del lugar, y el propietario Jim Damales de vez en cuando toma su vehículo 4X4 para adquirir algunos productos en San Marcos de Tarrazú, lugar muy cercano al hotel.
El uso de productos locales forma parte de ls políticas de Greentique Hotels, empresa que desarrolla este proyecto y que defiende a capa y a espada los recursos naturales: también se cuenta con 450 hectáreas de conservación y un refugio silvestre para las lapas rojas.
En esta comunidad, en la que habitan alrededor de 50 personas, distribuidas en unas 9 familias, cada una tiene muy clara la importancia de proteger el medio ambiente y todas vigilan con mucho celo los recursos a su alrededor. Las cataratas y las pozas del río El Rodeo nos recuerdan los años de infancia, cuando nos podíamos dar un buen chapuzón.
Para llegar a San Juana lo puede hacer por San Marcos de Tarrazú o por Quepos; es preferible hacerlo en un carro de doble tracción, sobre todo en época lluviosa. En temporada seca se puede llegar sin ningún problema en microbús. Para reservaciones, llame al teléfono 2777-0777. En las habitaciones se convive, muy de cerca, con la rica flora y la fauna del lugar. A pocos metros del hotel se encuentra el trapiche tradicional movido a la antigua usanza, es decir, con bueyes. Después de conocer el trabajo en un trapiche, los visitantes disfrutan de una reconfortante aguadulce, bien calientita.