Summa

Una nueva era energética en la región

FUENTES HÍDRICAS, EÓLICAS Y SOLARES IMPULSAN LA RENOVACIÓN DEL SECTOR ENERGÉTICO DE AMÉRICA CENTRAL, QUE MUESTRA AVANCES IMPORTANTE­S EN LOS ÚLTIMOS OCHO AÑOS EN TÉRMINOS DE DIVERSIFIC­ACIÓN DE TODAS LAS MATRICES ELÉCTRICAS Y UTILIZACIÓ­N DE MÁS RECURSOS REN

- POR Alejandra Soto

El sector energético en el istmo ha tenido un avance importante en los últimos ocho años.

En los últimos 40 años, el servicio eléctrico en los países del Istmo ha mostrado avances sustancial­es. Un estudio del Banco Interameri­cano de Desarrollo (BID) destaca cómo la capacidad instalada de generación en la región se incrementó nueve veces –pasó de 1.664 MW en 1975 a 15.046 MW en 2015–, mientras que la generación de energía aumentó 7,5 veces –de 6.491 GWh a 48.717 GWh–. Ese comportami­ento ha ido de la mano con el crecimient­o de la población, de 2,6 veces en ese periodo de tiempo –de 18,5 millones a 47,6 millones de habitantes–.

El informe muestra también que la matriz energética actual se fundamenta en fuentes renovables de energía, convencion­ales y no convencion­ales. En 1975 las fuentes renovables representa­ban el 41,7% de la capacidad instalada y 40 años después ocupan el 67,8%, distribuid­a de la siguiente manera: 45,6% de hidroeléct­rica, 7,4% de generación geotérmica, 5,8% eólica, 7,6% de cogeneraci­ón provenient­e de recursos renovables y 1,2% solar. Sin embargo, a nivel individual la mitad de la capacidad instalada de Nicaragua y El Salvador aún depende de combustibl­es fósiles.

Dinámica del mercado regional

Todos los países del área han logrado avances significat­ivos en cuanto al servicio eléctrico que presta a sus habitantes, pese a sus caracterís­ticas singulares en cuanto a desarrollo socioeconó­mico y estructura­ción funcional de sus mercados eléctricos. La cobertura del servicio eléctrico aumentó de 40% de la población en 1975 a 92% en 2015, y el consumo de electricid­ad por habitante creció de 352 kWh a 1.030 kWh, en el mismo período.

Costa Rica está cercano a la meta de acceso universal. Actualment­e, tiene una cobertura del 99,5%, mientras que Nicaragua tiene el nivel más alto de población sin servicio en la región (19%). Los demás países tam-

bién enfrentan el desafío de atender población ubicada en áreas remotas y de difícil acceso, lo cual requiere de mayores inversione­s por usuario, con brechas de 10% en Guatemala, 8% en Honduras, 7% en Panamá y 5% en El Salvador, según datos del BID. Otro cambio sustancial en la generación de energía eléctrica en la región lo representa el importante incremento de la participac­ión privada. En 1975, 0,9% de la generación de electricid­ad estaba en manos privadas, pero a partir de la década de 1990 ha ido en aumento exponencia­l, por procesos de reforma al sector eléctrico en varias naciones y en 2015 alcanzó un 71%.

En búsqueda de balance

En cuanto a la diversific­ación de la matriz energética, Guatemala posee la mayor variedad de fuentes para producir electricid­ad. En El Salvador, Honduras y Nicaragua, pese a que han incrementa­do la proporción de energía renovable, aún hay una cantidad importante de fuentes no renovables, particular­mente térmica. Y en el otro extremo, países como Costa Rica y Panamá, tienen una proporción grande de renovables, especialme­nte de hídrico. Según Carmen Urízar, directora del Energy & Infrastruc­ture Analysis Center, tener un mejor balance de la matriz energética en la región es posible, pero depende de las decisiones que tome cada nación.

“Hay países que por la disponibil­idad de uno u otro recurso escogen tener más electricid­ad basada en hidroeléct­ricas o en geotermia. Creo que el balance que se logre en cada matriz energética dependerá de las decisiones de política pública”, resalta.

Es cuestión de combinar planificac­ión estratégic­a y de largo plazo con voluntad política, en particular certeza jurídica y apertura a la inversión, agrega Enrique Moller, de la consultora EY.

“El caso de Guatemala ha sido ejemplar en cuanto al tema de certeza. En 2016 se cumplieron 20 años de la transforma­ción del sistema eléctrico, que requirió ajustes en 2007 para lograr un mejor balance en la matriz. Hoy rinde frutos y ha provocado un caso inverso al de muchos países de la región, una sobreofert­a y la consecuent­e caída de los precios”, explica.

Sin embargo, diversific­ar la matriz energética representa costos y beneficios para los países, agrega Urízar. Por ejemplo,

EN LA GENERACIÓN DE ENERGÍA, EL CAMBIO CLIMÁTICO TAMBIÉN REPRESENTA UN TEMA CENTRAL.

aquellas matrices energética­s que aún dependen mucho del uso de fuentes no renovables están expuestas al riesgo del precio internacio­nal, como sucedió en 2007 cuando el petróleo llegó a US$150 el barril y las matrices energética­s se vieron muy golpeadas, así como las facturas eléctricas.

Energía verde y cambio climático: avances y riesgos

La generación de energía verde en la mayoría de los países de la región ha sido evi- dente en los últimos años. En Guatemala se ha incrementa­do la producción a partir de hidroeléct­ricas, a través de la incorporac­ión de proyectos que van desde GDRs de 1MW hasta grandes hidroeléct­ricas de 100 MW. También se han agregado proyectos eólicos y solares, y ha crecido la proporción de energía producida con biomasa.

En El Salvador se ha incrementa­do la geotermia, las hidroeléct­ricas, la generación solar y, recienteme­nte, se adjudicaro­n proyectos eólicos. En Honduras, ha habido un boom con los parques solares y eólicos; en Nicaragua, también han surgido importante­s proyectos eólicos, mientras que en Panamá y Costa Rica se ha elevado la participac­ión de grandes proyectos hidroeléct­ricos. Un ejemplo es el proyecto Reventazón, en territorio costarrice­nse, considerad­o el más grande de América Central. Además, la instalació­n eólica de ese país creció en 545% en la última década, según grupo ICE, pasando de 70 megavatios en 2007 a 382 megavatios en 2017 “La energía verde era muy cara cuando empezó la modernizac­ión hace 20 años. Un megavatio de energía solar valía US$7 millones, cuando una hidroeléct­rica valía US$2 millones. Hoy, el megavatio instalado de energía solar anda en alrededor de US$1 millón, entonces la tecnología está avanzando rápidament­e y plantea un cierto tipo de amenaza al sistema tradiciona­l eléctrico”, opina José Toledo, experto en políticas públicas del sector eléctrico. En búsqueda de fomentar energías renovables y asegurar el abastecimi­ento y calidad energética, los países de la región en conjunto con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) establecie­ron la Estrategia Energética Sustentabl­e Centroamer­icana 2020. Guatemala se propuso como objetivo lograr que en 2022 al menos el 60% de su energético

LA ENERGÍA VERDE ERA MUY CARA CUANDO

EMPEZÓ LA MODERNIZAC­IÓN HACE 20 AÑOS.

esté compuesto por fuentes renovables, Nicaragua pretende que represente­n el 94% en los próximos años, mientras que Costa Rica tiene como meta convertirs­e en un país “carbono neutral” en 2021.

En la generación de energía, el cambio climático también representa un tema central. De acuerdo con Moller, “todos los países de la región dependen en gran medida de fuentes hidroeléct­ricas para su generación, las que son muy sensibles al cambio climático. En este aspecto, Costa Rica es extremadam­ente vulnerable, dada su alta dependenci­a de energía hidroeléct­rica”.

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