Una coach sin fronteras
COMO EMPRENDEDORA, CONFERENCISTA INTERNACIONAL, SOCIA FUNDADORA Y MENTORA DE COACHING DEL PROGRAMA JOHN MAXWELL TEAM EN ESPAÑOL, LA HONDUREÑA JESSICA CALDERÓN ES UNA LÍDER QUE ROMPE ESQUEMAS Y TIENE AL MUNDO COMO ESCENARIO.
La hondureña Jessica Calderón es una líder que rompe esquemas y tiene al mundo como escenario.
Fue escogida entre un selecto grupo para presentar al maestro de maestros del liderazgo mundial, John Maxwell, ante un auditorio de 3.000 especialistas de todo el orbe, en el marco de la principal conferencia de certificación internacional, realizada este año en Orlando, Florida. La hondureña Jessica Calderón, superó sus nervios, satisfizo al exigente público y obtuvo ese honor por haber logrado su nombramiento como socia fundadora y mentora de coaching del Programa John Maxwell Team en español, el primero que se ofrece en un idioma distinto al oficial.
“En nuestras comunidades la barrera del inglés todavía es muy alta y es impedimiento para mucha gente latina que quiere desarrollar sus habilidades, algo que pretendemos cambiar”, relató Calderón. Su certificación con esa organización es la más importante en su preparación como mentora profesional y se suma a otras cinco que ha obtenido en el extranjero. Su empeño por alcanzar la excelencia, junto con su aptitud, creatividad, compromiso y responsabilidad hizo que sus maestros pusieran los ojos en ella y la integraran al nuevo proyecto.
LA LECCIÓN MÁS IMPORTANTE ES ENTENDER EL FRACASO Y PERDER EL MIEDO.
“Soy la persona responsable de reforzar los conocimientos de coaching en liderazgo de la comunidad de habla hispana, que está distribuida en diferentes partes del mundo”, explica muy entusiasta.
Su historia incluye insatisfacciones y duros golpes, pero no permitió que minaran su esfuerzo, dedicación y perseverancia. Uno de ellos fue que por la crisis del golpe de Estado del 2009 tuvo que cerrar una empresa que había abierto un año antes. “Fue un fracaso y perdí bastante dinero, pero me ayudó a montar la compañía que tengo ahora. Aprendí lo que implica ser una empresaria. Me di cuenta que necesitaba ayuda de gente que supiera de negocios, mentores que me enseñaran el camino y la lección más importante fue perder el miedo a actuar. Yo le huía al fracaso y a cometer errores, pero entendí que son parte del proceso de aprendizaje. Por esa mala experiencia también puedo ayudarle mejor a mis clientes, ya que muchos lideres brillantes se detienen y dejan de hacer cosas por miedos que hay que superar, recalca. Y continúa: “En mi segunda empresa sigo cometiendo errores, pero he aprendido a manejarlos para mejorar; equivocarse es parte del crecimiento. No se es líder por no cometer errores, sino por ir adelante abriendo camino, levantarse a pesar de las dificultades y enseñarle a los otros a hacer lo propio. John Maxwell dice que mientras uno no entienda el fracaso, no puede tener éxito”, comenta, al tiempo que precisa que el primer libro que leyó de ese experto fue El lado positivo del fracaso.
Destaca además que en tres lustros de trabajar como catedrática universitaria ha visto a jóvenes con mucho talento y deseos de crecer que cuando se enfrentan al mundo laboral les falta preparación para desarrollar completamente su potencial. Ella cree que puede ayudar y marcar la diferencia.
Mujer intrépida
Otro desafío que ha tenido que vencer en muchas ocasiones es su condición de mujer. “Trabajo con organizaciones muy grandes en Honduras que me respetan y aceptan y me estoy abriendo campo en el extranjero, en instituciones bancarias e industrias muy respetadas. Atiendo a presidentes, vicepresidente y juntas directivas dominadas en su mayoría por hombres y no ha sido fácil. Me ha tomado años irme abriendo paso, con tranquilidad y paciencia, pero todavía hay firmas en la que no puedo entrar”, confiesa. Como buena líder, tiene una agenda bien estructurada que le permite separar su vida laboral de la personal. De 7:30 a.m. a 4:00 p.m. se dedica, a tiempo completo, a trabajar; luego, comparte con su familia. No siempre fue así; antes de formarse como líder era trabajólica. “Es una lucha bien dura porque en este mundo tan agitado uno trata de abarcar todo y una de las cosas que debemos aprender como líderes es a priorizar. El líder que no establece prioridades no se lidera a sí mismo”, sentencia. Como fiel creyente, asiste los domingos a la iglesia y participa en actividades de apoyo social, ya que considera que dar es tan importante como recibir.
Sus planes a futuro son ambiciosos. Frente a los altos costos de las conferencias presenciales, que además no permiten grupos numerosos, está por lanzar, junto con su socio y desde su empresa, Jessica Calderón, un modelo de teleconferencias virtuales. Asimismo, aunque ya está en el mercado, hará el lanzamiento oficial del programa de mentoría de empoderamiento para líderes.