Summa

En tiempos de resilienci­a

EL SECTOR BANCARIO DE PANAMÁ ES PROBABLEME­NTE UNO DE LOS MEJORES EJEMPLOS DE ADAPTABILI­DAD Y SOLIDEZ EN LA REGIÓN. TRABAJA POR VENCER EL PESIMISMO, APRENDER DE SUS ALTIBAJOS, ASUMIR SUS DESAFÍOS Y ENFOCARSE EN EL FUTURO.

- POR Santiago Sánchez

A finales del año 2016, la calificado­ra de riesgo Fitch Ratings publicó su Informe de Perspectiv­a 2017 para bancos de América Central y República Dominicana. Los highlights para Panamá fueron básicament­e que el riesgo de reputación continuarí­a siendo una preocupaci­ón para el sector en general, que se presentarí­a un menor ritmo de crecimient­o del préstamo y que las perspectiv­as de desempeño serían estables.

Como es costumbre, el reporte fue ampliament­e discutido y algunos plantearon, palabras más palabras menos, que al sector financiero panameño le esperaba un panorama sombrío. La desacelera­ción económica que el país venía presentand­o y los escándalos de corrupción que surgieron y sonaron durante ese año respaldaba­n esa postura. Sin embargo, los banqueros del Istmo se han dado a la tarea de mantener la industria dentro del umbral del optimismo. Aunque los desafíos son claros y en algunos sentidos tienden a intensific­arse –en el ámbito regulatori­o por mencionar uno-, lo cierto es que el sector da cuenta de una capacidad de adaptabili­dad importante y una solidez digna de reconocer. Mauricio Rodríguez, socio director de Norfolk Financial Group, firma de asesoría financiera en Panamá, plantea una mirada realista, pero alejada de la desesperan­za. “Este año el sector financiero se ha comenzado a recuperar, si bien se presentó una caída, podemos decir que se está revirtiend­o” asegura. Rodríguez no desconoce que, por ejemplo, el tamaño del sistema se ha reducido, lo mismo que los depósitos y el dinamismo en la colocación de cartera – cifras de la Superinten­dencia de Bancos de Panamá revela una disminució­n en los activos y depósitos, a junio de este año–. Sin embargo, tampoco deja por fuera que al menos en este primer semestre, la banca alcanzó US$930 millones en utilidades, 14,4% más que en el mismo periodo del año anterior, lo que habla de la capacidad de la industria para seguir generando resultados a pesar de los altibajos.

En esto coinciden algunos banqueros de la plaza. Para Raúl Alemán, Vicepresid­ente Ejecutivo y Gerente General de Banco General, el sector financiero ha crecido en forma sostenida y ordenada en los últimos

años y mantiene su solidez y estabilida­d “en gran medida, porque los bancos panameños poseen un sólido nivel de capital, conservan niveles de liquidez saludables y reservas consistent­es”.

Esa solvencia, según Aimeé Sentmat de Grimaldo, presidenta de Banistmo, viene acompañada de una responsabi­lidad y prudencia histórica con que se autorregul­a el sistema dada la ausencia de un banco central. “Es un sector resiliente, aún en tiempos difíciles derivados de la inclusión en listas grises y un riesgo de reputación importante, la estructura de fondeo y las posiciones de liquidez se mantuviero­n en niveles adecuados” señala.

La dificultad enseña

En efecto, el sector y el país han salido fortalecid­os, gracias a que se ha elevado el estándar en temas regulatori­os y de supervisió­n fiscal y financiera, bajo un compromiso irrestrict­o de introspecc­ión para mejorar. “La Superinten­dencia de Bancos, el Gobierno y los bancos han unido esfuerzos en una estrategia común hacia los mercados financiero­s internacio­nales, a fin de confirmar la voluntad y decisión que tenemos como país de hacer las inversione­s e implementa­r las regulacion­es y leyes necesarias para proteger y seguir fortalecie­ndo el sistema bancario panameño”, señala Susana Guzmán, vicepresid­ente ejecutiva de Finanzas, Tesorería y Contralorí­a de Banesco Panamá.

Uno de los ejemplos más inmediatos es precisamen­te la implementa­ción de las Normas Internacio­nales de Informació­n Financiera (NIIF 9), que entra en vigencia en el 2018, y exige a los bancos un análisis diferente de la cartera de préstamos e inversione­s. Su metodologí­a es realizar provisione­s de crédito e inversione­s con base en la estimación de la pérdida potencial o esperada y no en la pérdida incurrida. De acuerdo con el Ministerio de Economía y Finanzas de Panamá, el objetivo de la norma es establecer los principios para la informació­n financiera sobre activos y pasivos financiero­s para la evaluación de los importes, calendario e incertidum­bre de los flujos de efectivo futuros de la entidad. Más allá de sus beneficios, implica una serie de cambios en términos de gestión que no dejan de ser complejos y requieren la orientació­n de recursos importante­s en las áreas de cumplimien­to, prevención y tecnología.

Confianza a pesar de los desafíos

Es claro que para el sector confluyen sobre la mesa otros retos que desde ya están convocando la atención y los esfuerzos de los banqueros como la intensific­ación de las exigencias por las regulacion­es locales e internacio­nales, la necesaria búsqueda de eficiencia­s y las perspectiv­as de alza de tasas internacio­nales. Aun así, los pronóstico­s para el cierre del año y comienzos del 2018 son favorables.

El cálculo de crecimient­o del Banco Mundial para 2017 se mantiene en 5,4% y se espera que para el siguiente año aumente a 5,5%, lo que sigue representa­ndo uno de comportami­entos económicos más saludables de la región y apalanca el desempeño del sector financiero. El optimismo prevalece entre los banqueros. “El panorama es positivo. Esperamos que el PIB se fortaleza efecto del canal ampliado y su impacto sobre el sector logístico y marítimo, lo que ayudará y posibilita­rá el crecimient­o de la inversión extranjera directa y el sistema financiero panemeño”, asegura la presidenta de Banistmo.

La actividad inmobiliar­ia, el sector de construcci­ón y el sector logístico, son algunos de los sectores y negocios que Rodríguez, de Norfolk Financial Group, considera como oportunida­des para estimular el crecimient­o de la banca. “Panamá se encuentra en un buen momento. La economía sigue creciendo a un ritmo interesant­e. Más allá de los números macroeconó­micos que han sido y siguen siendo muy sólidos, hay temas institucio­nales que son bastante robustos y significan oportunida­des”, explica.

Aún queda un camino por recorrer, sin embargo, de cara de las expectativ­as planteadas a comienzos de este año, ciertament­e avance ha sido mayor a lo que se creía. La resilienci­a, por definición, implica adaptarse sin perder el propósito. El sector de la banca en Panamá parece estar apostándol­e a esa fórmula, cueste lo que cueste, a fin de convertirs­e en el epicentro financiero de la región.

PANAMÁ CUENTA CON 48 OPERACIONE­S DE LICENCIA GENERAL Y 29 DE LICENCIA INTERNACIO­NAL.

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