APRENDE A CAMINAR DE NUEVO
Ser elegante no recae solo en lo qué te pones, sino en cómo lo luces.
Aunque parezca un detalle simple, nuestra postura refleja ciertos rasgos de la personalidad como la timidez, o, por el contrario, la seguridad. Por esa razón, es tan importante caminar de la manera correcta, para que podamos proyectar aplomo, liderazgo y, por ende, elegancia.
Una persona con un caminar erguido y armonioso denota autoconfianza, mejor presencia e incluso luce mucho mejor cualquier tipo de ropa. Entonces, por más cara y variada que sea nuestra ropa, y sin importar cuán guapos(as) seamos, si no sabemos caminar bien, la elegancia se nos viene abajo.
Distíngase en cada paso que da
Para trabajar su postura –hombre o mujer–, colóquese ante el espejo, enderece su columna, mantenga erguida la cabeza, apriete su vientre, saque el pecho al frente y dirija los hombros hacia atrás y hacia abajo. Puede ponerse de medio lado para que observe lo bien que se ve. Recuerde que los pies deberán permanecer separados ligeramente, con las puntas hacia el frente, ni hacia adentro, ni hacia fuera. Trate de adquirir un aire de naturalidad y siempre ¡sonría! Es el mejor signo de confianza y armonía personal. Recuerde mantener la mirada al frente, nunca hacia abajo.
Para caminar, las mujeres deben hacer una línea recta imaginaria, colocando un pie delante del otro. Entre más roce sus rodillas, mayor certeza tendrá de que está haciendo los movimientos correctos. No arrastre los talones, puntee ligeramente sus zapatos para adquirir un paso ligero y sutil, como flotando…
Los caballeros deben caminar con los pies uno junto al otro, colocando la planta del pie completa sobre el suelo y evitando en todo momento voltear alguno de los pies hacia los extremos.
Además, para mostrar más aplomo, mueva sus brazos y manos con soltura y suavidad, al compás del cuerpo. No camine con las manos en los bolsillos del pantalón o la falda. Esto último resta equilibrio al cuerpo y es de mal gusto. Cuando haga frío, unos lindos guantes siempre resultan más prácticos y elegantes.
Tanto hombres como mujeres deben caminar pausado, sin apresurarse y, de acuerdo con su estatura, deben acomodar los pasos a una medida que resulte natural.
Sigamos estas simples recomendaciones y recordemos que debemos actuar como si siempre nos estuvieran viendo. En la medida en que adoptemos estas características en nuestra vida, los movimientos y forma de ser serán cada vez más naturales y, consecuentemente, más agradables a los demás.
LA ELEGANCIA EMPIEZA EN LA PLANTA DE LOS PIES
MARÍA FÉLIX