La apuesta de US$100 mil millones, el significado del Fondo Visión
TRIUNFE O FRACASE, MASAYOSHI SON ESTÁ CAMBIANDO EL MUNDO DE LA INVERSIÓN TECNOLÓGICA.
Triunfe o fracase, Masayoshi Son está cambiando el mundo de la inversión tecnológica.
HACE dos años, si usted le hubiera preguntado a los expertos que identificaran a la persona más influyente en tecnología, habría escuchado algunos nombres conocidos: Jeff Bezos de Amazon, Jack Ma de Alibaba o Mark Zuckerberg de Facebook. Hoy día, hay un nuevo contendiente: Masayoshi Son, el fundador de SoftBank, una empresa japonesa de telecomunicaciones e internet, quien ha creado un enorme fondo de inversión que está devorando participaciones en las empresas jóvenes más emocionantes del mundo. El Fondo Visión está aturdiendo tanto a las industrias en las que invierte como a otros proveedores de capital.
El fondo es el producto de una peculiar alianza forjada, en 2016, entre el Sr. Son y Muhammad bin Salman, el príncipe heredero de la corona de Arabia Saudita, quien le entregó US$45 mil millones al Sr. Son como parte de su intento de diversificar la economía del reino. Esa gran cantidad de capital atrajo a más inversionistas, desde Abu Dhabi, Apple y otros. Sume los US$28 mil millones de capital propio de SoftBank, y el Sr. Son goza de un fondo de US$100 mil millones. Eso supera con creces los US$64 mil millones que todos los fondos de capital de riesgo (venture capital) recaudaron a nivel mundial en 2016; es cuatro veces el tamaño del fondo de capital privado más grande que jamás se haya recaudado. Un notable de un fondo de capital de riesgo se refiere al Fondo Visión como "el inversionista más poderoso de nuestro mundo".
El golpe Masa...
El poder no necesariamente trae consigo el éxito. Los escépticos del Fondo Visión se armaron de mucha munición. Luego de un largo mercado alcista, las valoraciones de las empresas de tecnología lucen un tanto elevadas. Personalmente, el Sr. Son toma la mayoría de las decisiones de inversión. Ha logrado algunos triunfos en su carrera, incluida una apuesta temprana en Alibaba. Sin embargo, sus inversiones en la era de los puntocom demuestran que también es quien ha perdido más dinero que cualquier otra persona en la historia. Su búsqueda de la "singularidad", ese punto en el cual la inteligencia informática excede al ser humano, podría convertirlo en un visionario o simplemente en un excéntrico. El dinero se está retirando casi tan rápido como fue recibido. El fondo ya ha gastado US$30 mil millones, casi un tanto como los US$33 mil millones recaudados por toda la industria estadounidense de capital de riesgo en 2017. Asimismo, dado que aproximadamente la mitad de su capital se compone de deuda, el fondo está presionado para realizar pagos de intereses. Esta combinación de monstruosidad, grandeza y desembolsos garantizados puede resultar en un desastre financiero. De hecho, el Fondo Visión podría representar la vertiginosa cima del boom tecnológico, pero incluso si termina fracasando, quedarán varias secuelas duraderas en la inversión tecnológica. La primera es que la movilización de tanto efectivo actualmente ayudará a dar
forma a las industrias del futuro. Son está inyectando dinero en "tecnologías de vanguardia" desde la robótica hasta la Internet de las cosas. Él ya posee participaciones en firmas que brindan servicios como Uber; en WeWork, una empresa de cotrabajo; y en Flipkart, una firma india de comercio electrónico que esta semana fue vendida a Walmart. Dentro de cinco años, el fondo proyecta haber invertido en 70-100 unicornios tecnológicos, es decir, en empresas emergentes de capital privado valoradas en US$1.000 millones o más. Su dinero, a menudo entregado a empresarios en múltiplos de las cantidades que inicialmente solicitan y aunado por la amenaza de que la plata vaya a la competencia si se resisten, les brinda a las compañías incipientes los medios para vencer a sus rivales financiados en menor cuantía. Las apuestas de Son no tienen que dar resultados para influir en la trayectoria.
La segunda secuela del Sr. Son será en la industria del capital de riesgo. Para competir con los dinerales del Fondo Visión y con las incursiones de otros inversionistas no convencionales, los titulares están teniendo que crecer. Sequoia Capital, uno de los nombres más famosos de Silicon Valley, está recaudando el mayor fondo de su historia en respuesta. Masayoshi Son también está trayendo capital a lugares donde todavía hay escasez: a India, al sudeste de Asia y a varios países europeos. Cuando el Fondo Visión invirtió cerca de US$500 millones en Improbable, una firma británica de realidad virtual, rompió un récord de financiamiento, mejor y su inversión de US$565 millones en Auto1, un concesionario alemán de autos en línea, fue una de las inversiones más grandes del país en varios años. Más que esperar a que los empresarios emergentes hagan el viaje a California, los inversionistas están bajo una gran presión para ir en busque de ellos. El recorrido sin precedentes del Fondo Visión, en todos los países e industrias, lleva a la tercera secuela. Masayoshi Son indica que quiere crear un "Silicon Valley virtual en SoftBank", lo que significa que quiere una plataforma en la que los unicornios pueden ofrecerse contactos y asesorías, comprar bienes y servicios entre sí e incluso unir fuerzas. El concepto de una colaboración de las compañías de portafolio está familiarizado con el capital privado, pero la amplitud del fondo lo delimita. Son está, por ejemplo, tratando de orquestar sus diversas inversiones para que no gasten tanto efectivo al competir entre sí. A principios de este año, incitó a Uber a vender su negocio del sudeste asiático a Grab y lo está urgiendo para que haga un trato en India con Ola. Se podría deducir que el modelo de Fondo Visión es disruptivo. Sin embargo, ¿será bueno para la innovación y los consumidores? Ciertamente el proyecto de Masayoshi Son tiene sus atractivos. Está sacudiendo el consentido mundo del capital de riesgo de Silicon Valley. Asimismo, podría fomentar la competencia contra los gigantes tecnológicos. El fondo ofrece a los creadores de empresas emergentes una alternativa para recaudar dinero ante Google, Facebook y Amazon; su chequera masiva también les proporciona a esos empresarios una mejor oportunidad para competir con los titanes. El fondo podría realizar una función similar en China, donde casi la mitad de todos los unicornios están respaldados por uno de los cuatro gigantes tecnológicos del país: Baidu, Alibaba, Tencent o JD.com.
...¿o “Masaquismo”?
No obstante, sus desventajas se extienden más allá del riesgo de pérdidas. Su gran tamaño arriesga incrementar el costo de ejecutar una compañía emergente para todos. Las empresas jóvenes que reciben dinero en efectivo a menudo lo gastan en ventas y mercadeo, lo que ejerce presión sobre todas las demás empresas de la industria para que gasten lo mismo para conseguir clientes. Las empresas que reciben cientos de millones de dólares de capital, de una sola vez, se proyectan muy por encima de sus competidores. Eso le provee superpoderes a uno solo, mientras mantiene a las empresas jóvenes fuera de los mercados públicos por más tiempo. Los intentos de dividir los mercados entre las empresas de portafolio pueden a su vez plantear un conjunto diferente de problemas de competencia.
Un veredicto oportuno sobre el Fondo Visión no será posible por años. Pero el destino de muchas empresas emergentes y las preferencias de los consumidores en el futuro se regirán por las apuestas que está haciendo hoy Masayoshi Son. La rueda más grande de Fortune está girando.