Summa

Andrés Manuel López Obrador, la respuesta de México a Donald Trump

¿QUÉ TAN ASUSTADO DEBERÍA ESTAR EL MUNDO ANTE EL FUTURO PRESIDENTE DE MÉXICO?

- POR The Economist

¿Qué tan asustado debería estar el mundo ante el futuro presidente de México?

EN AMÉRICA LATINA, COMO EN OTRAS LATITUDES DEL MUNDO, LOS VOTANTES ESTÁN ENFURECIDO­S CON LAS ÉLITES QUE CONSIDERAN CORRUPTAS.

Estos días los mexicanos concuerdan en dos cosas. La grandiosa victoria de su equipo de fútbol sobre Alemania el 17 de junio y que las elecciones presidenci­ales, del 1 de julio, serán las más importante­s en décadas. El aspirante a la presidenci­a, Andrés Manuel López Obrador, lidera una coalición llamada "Juntos haremos historia". Lamentable­mente, sus oponentes justamente temen que eso logre. López Obrador, quien anteriorme­nte se ha postulado a la presidenci­a dos veces, asume un aire de incorrupti­bilidad que encanta a muchos mexicanos. Él promete una "revolución radical" que para muchos suena como una amenaza. Ocasionalm­ente, López Obrador se ha opuesto a las medidas que los gobiernos anteriores han tomado para modernizar la economía. Sus críticos lo comparan con Hugo Chávez, cuya "revolución bolivarian­a" ha aportado ruina a Venezuela. El populismo nacionalis­ta que ofrece no se parece en nada a lo que México haya visto desde principios de los años ochenta. Y si las encuestas son acertadas, él ganará. Consiguien­temente, el segundo país más grande de América Latina se uniría a un puñado de democracia­s donde los electores se han sublevado en contra del orden establecid­o. Lo que está a punto de acontecer en México se asemeja a la elección de Donald Trump en Estados Unido, al voto de Gran Bretaña para dejar la Unión Europea y al giro de Italia hacia el populismo. Asimismo, podría repetirse en Brasil, donde el favorito para ganar la presidenci­a en octubre es Jair Bolsonaro, quien habla despiadada­mente sobre los homosexual­es, pero afectivame­nte de un gobierno militar. Las causas de la ira popular varían. En América Latina, como en otras latitudes del mundo, los votantes están enfurecido­s con las élites que consideran corruptas, ineficaces y condescend­ientes. Así como los populistas estadounid­enses condenan el "pantano" en Washington y los brasileños están horrorizad­os por la inmundicia de su clase política, López Obrador fulmina en contra de la "mafia del poder" que, según él, controla a México.

Un salto a lo desconocid­o

Los líderes carismátic­os que llevan estos resentimie­ntos al poder son casi siempre falsos profetas, que prometen seguridad y prosperida­d incluso cuando erosionan sus cimientos. El peligro que representa­n para las nuevas democracia­s es mayor que en las más arraigadas. Trump está restringid­o por el Congreso, por un poder judicial independie­nte, por una libertad de prensa y por una burocracia con una larga tradición de obedecer la ley. Por el contrario, López Obrador gobernaría un país que ha sido democrátic­o únicamente desde el año 2000, y donde la corrupción es generaliza­da y está empeorando. La tarea principal del próximo presidente debería ser reforzar las institucio­nes que sostienen una economía moderna, la democracia y, sobre todo, el estado de derecho. El riesgo

LA FUENTE PRINCIPAL DEL DESCONTENT­O DE LOS MEXICANOS NO ES LA DESIGUALDA­D, SINO EL CRIMEN Y LA

CORRUPCIÓN.

con López Obrador, quien será el primer presidente no inclinado a la tecnocraci­a en 36 años, es que hará precisamen­te lo contrario.

La tecnocraci­a mexicana ha tenido sus éxitos. Las políticas económicas ortodoxas han asegurado un crecimient­o relativame­nte constante, aunque poco reconocido, desde la década de los noventas. Gracias al Tratado de Libre Comercio de Norteaméri­ca (TLCAN) con Estados Unido y Canadá, que entró en vigor en 1994, México es el cuarto mayor exportador mundial de vehículos. El presidente saliente, Enrique Peña Nieto, abrió la energía y las telecomuni­caciones a la competenci­a y está tratando de imponer estándares más

altos en un sistema escolar deficiente. Por desgracia, el progreso ha sido más lento de lo que los políticos prometiero­n y desigual. El sur de México, en donde vive un cuarto de la población, es más agrícola que industrial. Según las propias estadístic­as de México, casi el 44% de sus ciudadanos son pobres.

La fuente principal del descontent­o de los mexicanos no es la desigualda­d, sino el crimen y la corrupción, que se han desatado bajo Peña Nieto. La tasa de homicidios ha roto un récord establecid­o en el 2011. El partido en el poder ha visto innumerabl­es escándalos. Resultó que la casa de siete millones de dólares de la esposa de Peña Nieto había pertenecid­o a un contratist­a del gobierno. En una elección ordinaria, los mexicanos abandonarí­an el Partido Revolucion­ario Institucio­nal de Peña Nieto y regresaría­n a votar por el Partido conservado­r de Acción Nacional. Pero después de sus últimos años en el poder plagados de crímenes, desde 2006 hasta 2012, también están hartos del mismo. Quieren un cambio, que López Obrador ciertament­e ofrece.

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La pobreza sigue siendo uno de los peores problemas de los mexicanos.
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Andrés Manual López Obrador, candidato a la presidenci­a de México.

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