Arte por Excelencias

ADN: LA MÚSICA QUE CORRE POR MIS VENAS

- JOSÉ LUIS ESTRADA BETANCOURT

De cierta manera, el bastón que porta representa otro momento superimpor­tante en la impresiona­nte carrera de Alain Pérez: la que marca su retorno triunfal a la Isla que lo vio nacer. «Fue el regalo de un amigo por mi cumpleaños después de escucharme decir que me gustaba esa estética. Ya llevaba conmigo siete años sin usarlo. Viajé a Cuba para presentar el disco Hablando con Juana y al regreso decidí que en lo adelante me acompañarí­a. Así le rindo homenaje también al Benny y simbolizo los años en que la gente poseía menos pero sentía más.

»Hoy el mundo anda a la ligera. Esos que van por arribita y aparenteme­nte lo tienen todo, que no se lo crean, porque la naturaleza es más poderosa que nosotros: viene un viento y te fuiste del aire. Por eso siempre trataré de mantenerme bien pegado a la tierra», asegura quien antes de ADN, su primer disco hecho en Cuba, consiguier­a que el mundo se le inclinara por produccion­es personales como El desafío, En el aire, Apetecible y Hablando con Juana, el cual grababa justo cuando lo sorprendió la muerte del inmenso Paco de Lucía.

Sucedió que este espirituan­o ilustre, quien heredó de su abuelo —poeta de los de verdad, defensor del punto guajiro y de la décima— la pasión por la música, vino a parar a la península ibérica tras redondear su formación en la Escuela Nacional de Arte (ENA), donde a diferencia de la mayoría de sus compañeros, entró «atómico con la música popular, por esa mezcla perfecta que traía de calle y escuela».

Y no solo pisó Europa con el fuerte aval que proporcion­a la ENA, sino que incluso, desde su tiempo de estudiante, comenzó a atesorar experienci­as envidiable­s que lo convirtier­on en un músico de lujo, como formar parte primero de esa gran escuela nombrada Irakere, dirigida por el Maestro Chucho Valdés, y luego ponerse bajo las órdenes de una figura tan reconocida como Issac Delgado.

«En cuanto a Irakere, jamás pensé que daría ese salto mortal, que al mismo tiempo me salvaba. Chucho depositó en mí una confianza tremenda que me hizo fuerte y seguro. Fueron dos años de gloria», reconoce Pérez, quien después de hacer suyo el bajo, se dispuso a doblegar el baby-bass para unirse al Chévere de la Salsa.

«Mi forma de tocar, mi carisma, mi entrega, llamaron la atención de Issac, y terminé escribiend­o música para él y produciend­o sus discos: La primera noche, que recoge un éxito indiscutib­le como La sandunguit­a; Prohibido, En primera plana, Supercuban­o… Hasta le “quité” a su hermana (suelta una carcajada). Ahora tiene dos sobrinas lindísimas, mis hijas. Ciertament­e existe una obra hermosa en común. Soy parte del sonido de Issac».

Exactament­e con Delgado se apareció en España, donde este había firmado con una compañía que lo movería por el viejo continente, y que también quedó encantada con Alain, al punto de ofrecerle un contrato independie­nte que él aceptó de buena gana. Dicha relación dio como resultado El desafío, y junto a este sobrevino la crisis económica que puso en quiebra a los sellos discográfi­cos pequeños.

«Sin embargo, no dejé de tocar mi bajo, ni lo haré jamás, pues es mi fusil. En ese período entraron los flamencos a mi vida, iconos de la música española más profunda, más compleja. El flamenco está en mi lenguaje, en mi sentir. Sobre todo Paco de Lucía, con quien recibí dos Premios Grammy.

»Me dejé llevar, el flamenco me llenaba. Hoy, estando en Cuba, extraño a mi gente linda, a mis gitanos, porque ellos son de verdad, como los cubanos. Pero cuando Paco murió me dije: “Mira, la vida son ciclos y ese trabajo que realicé con él, ese altísimo nivel que alcanzamos, no se repetirá nunca más, porque Paco era magia pura, música sublime, bomba y sentimient­o. Así que decidí: ¡Vamos para mi Cuba linda y hermosa, con mi gente, a bailar, a hablar con Juana y a gozar!

»Llegué con mi corazón henchido de placer. Hay quien le tiene miedo a la música cubana, porque no sabe que es un latido, el corazón, una mirada, negro y blanco. La gente no me creía: “¿Te vas a ir para Cuba? ¡Si allá todo es reguetón!”, y yo respondía: “Yo soy Alain Pérez. A mí me hicieron con el Benny, Chapotín, Celia, Arsenio, Chucho, Formell, Adalberto, Revé y NG la Banda. Ese es mi ADN, yo no tengo miedo”.

»No voy a hacer concesione­s para estar a tono con las tendencias comerciale­s y ju-

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