Dos de la tres Lucías: Adela Legrá y Eslinda Núñez.
der transformador del arte». Exposiciones de artes plásticas, actuación de grupos de teatro y danza y, como es de suponer, la exhibición de los catorce largometrajes, doce cortos, y trece documentales que optaron por los Premios Lucía, además de varias mues- tras y presentaciones, completaron el programa de un evento que prestigió a una ciudad… y viceversa. Viceversa porque Gibara ya no es un olvidado pueblo al que hay que llegar —todavía— por una accidentada carretera. Es la ciudad que, pocos días des- pués de la clausura del evento de cine, se anunció como destino turístico a los participantes en la Feria de Turismo Fitcuba, también celebrada en la provincia de Holguín.
Eso sí: habrá que buscar la manera de jerarquizar al cine, razón de ser de un evento que ya ha logrado traspasar fronteras y concentrar miradas de varias regiones del mundo. Una sala abarrotada no puede ser monopolio de un espectáculo de inauguración y clausura. Y un cine semivacío es imperdonable para una Gibara que, como dice el spot, se merece un festival como este.