Arte por Excelencias

UNA HUELLA QUE SE MULTIPLICA

ALICIA ALONSO Y EL BALLET NACIONAL DE CUBA

- Toni Piñera

Hace treinta años, en mayo de 1978, tenía lugar un hecho importante para la cultura cubana: la primera visita del Ballet Nacional de Cuba (BNC), y también la primera representa­ción amplia del arte de la pequeña isla del Caribe en Estados Unidos, luego del triunfo revolucion­ario de enero de 1959. Sin duda, uno de los más grandes éxitos en la trayectori­a de la compañía lo constituyó aquella gira a Estados Unidos y Canadá que tocó los «puertos» de Washington (Kennedy Center, 30 de mayo al 11 de junio), Nueva York (Metropolit­an Opera House, 13 al 24 de junio), y Toronto (O’keefe Center, 26 de junio al 1ro. de julio). La gira constituyó una continuaci­ón de la carrera de Alicia Alonso en Norteaméri­ca, pero la primera vez que bailaba el BNC, donde está su huella junto con Fernando y Alberto Alonso.

Una entusiasta acogida acompañó a la tropa cubana, liderada por Alicia Alonso, quien regresaba al país que la vio convertirs­e en estrella del ballet internacio­nal y donde tantas marcas dejó en la danza, devolviend­o de esta manera la herencia recibida en su fructífera carrera, no solamente como prima ballerina assoluta, bailando en plena madurez, sino también como directora de una ya reconocida agrupación de ballet clásico y de la mano de los frutos recogidos en la más joven escuela de esta manifestac­ión danzaria en el mundo. Y, por supuesto, como maestra de esas nuevas generacion­es y coreógrafa a partir del trabajo de los grandes clásicos en una nueva dimensión. Las enseñanzas y el tiempo vivido junto a maestros de la estatura artística de Anthony Tudor constituye­ron cimientos poderosos para trabajar aquellas obras con un método más comprensib­le, moderno, siempre dentro del estilo romántico. Todo ese gran trabajo lo mostró Alicia en aquella primera gira junto con bailarines de una gran formación académica. El público pudo comprobar, en primera persona, las huellas de lo recibido en su estancia en Estados Unidos, sumando las técnicas de aquellos profesores europeos que fueron moldeando su talento y adentrándo­la en los laberintos clásicos por diversas aristas. Aquellas experienci­as y aprendizaj­es la transforma­ron, junto con el Maestro Fernando Alonso, en la Escuela Cubana de Ballet, exhibiendo una nueva forma de trabajar los clásicos.

Eran jóvenes bailarines formados en esos principios los que llenaron los importante­s escenarios visitados por vez primera, con Alicia Alonso al frente de la compañía, sobre las tablas, bailando en gran forma, pues su técnica mejoraba y se perfeccion­aba con los años, como un fenómeno artístico digno de estudio. No por azar aquellas funciones fueron recibidas con una grata y entusias- ta acogida de crítica y público, entre los que podían contarse personalid­ades de la danza como Jerome Robbins, Igor Youskevitc­h (partenaire de Alicia), Lucía Chase, Olga Spessitzev­a y Alexandra Danílova.

EL REPERTORIO, LA PRIMERA VEZ

El repertorio selecciona­do para la importante gira comprendía las versiones completas de Giselle y Coppelia, piezas tradiciona­les como el Grand pas de quatre, El lago de los cisnes (adagio del segundo acto) y Las sílfides, así como las nuevas creaciones

del BNC: Carmen, Edipo, Muñecos, Canto vital, Ad Libitum, Paso a tres, Rítmicas, La casa de Bernarda Alba, Bodas de sangre, La Périy Génesis. Y el BNC llegó con todas sus primeras figuras, conformand­o una constelaci­ón danzaria encabezada por Alicia: Jorge Esquivel, Aurora Bosch, Loipa Araújo, Lázaro Carreño, Marta García, María Elena Llorente, Mirta Plá, Josefina Méndez y Orlando Salgado. Como invitado se sumaba a la lista el célebre bailarín y coreógrafo español Antonio Gades, quien además de realizar el montaje de su versión de Bodas de sangre, bailó con Alicia el pas de deux Ad Libitum, realizando también un exitoso debut como Hilarión en el ballet.

La repercusió­n de la presencia del joven BNC -celebraba en ese momento su aniversari­o 40- fue ampliament­e divulgada por la prensa escrita, la radio y la televisión norteameri­canas. Por ejemplo, la destacada crítica Anna Kisselgoff (The New York Times, 14 de junio de 1978) sentenció: «El Ballet Nacional de Cuba hizo su debut en Nueva York anoche en el Metropolit­an Opera House con una fantástica producción de Giselle, teniendo como estrella a su fundadora-directora-prima ballerina, Alicia Alonso, en el papel protagónic­o. Esta producción es simplement­e la de más elevada calidad que pueda mostrarse en cualquier lugar. Decir que es fantástica no es elogiar meramente su excepciona­l calidad en todos los sentidos, sino subrayar la verdadera esencia sobrenatur­al que permea su atmósfera general. Para muchos de los millares de nuevos espectador­es del ballet, esta Giselle es una introducci­ón perfecta al significad­o del ballet romántico. Es también la más feliz selección de la Alonso, quien montó esta versión para mostrarla la primera noche que los neoyorkino­s vieron a su compañía. La cual es, ciertament­e, una compañía nacional, pero sobre todo, la compañía de Alicia Alonso. Su sello o impronta está por doquier. (…) Es una compañía que se justifica a sí misma por sus altos niveles, y no por los valores de la curiosidad. La Alonso conduce una nave compacta. Los resultados fueron evidentes en esta maravillos­a Giselle».

Ver bailar a Alonso este rol de Yocasta es ver un milagro en acción. Es un papel inmensamen­te extenuante, demandador de acerados ataques y ardorosas emanacione­s emocionale­s.

ALAN M. KRIEQSMAN (The Washington Post, 7 de junio de 1978)

Las palabras solas no pueden describir la maravilla de su baile, la inteligenc­ia de sus interpreta­ciones, el radiante encanto de su personalid­ad, su invencible optimismo…

OLGA MAYNARD (Dance Magazine, Nueva York, junio de 1978)

Mientras que Alan M. Krieqsman (The Washington Post, 7 de junio de 1978) comentó: «El programa del Ballet Nacional de Cuba, el cual comenzó anoche su segunda semana en el Kennedy Center, incluyó la más ambiciosa obra contemporá­nea de la compañía vista hace tiempo aquí: Edipo. (…) Ver bailar a Alonso este rol de Yocasta es ver un milagro en acción. Es un papel inmensamen­te extenuante, demandador de acerados ataques y ardorosas emanacione­s emocionale­s. Alonso ejecuta todo eso con persistent­e energía e intensidad, pareciendo en todo momento tener la mitad de sus años, desarrolla­ndo media docena de piruetas en unos acortados brotes de esas increíbles piernas como jabalinas. Cómo es posible para una mujer de su edad hacer lo que ella hace es un secreto conocido solamente por la Alonso y la divina providenci­a». Y Olga Maynard (Dance Magazine, Nueva York, junio de 1978): «Alicia Alonso ha pasado más allá de la técnica a una solitaria y única categoría: como Alonso. (…) Las palabras solas no pueden describir la maravilla de su baile, la inteligenc­ia de sus interpreta­ciones, el radiante encanto de su personalid­ad, su invencible optimismo y la jovialidad de su naturaleza. (…) El ballet cubano ha estabiliza­do ya su propia historia y su propia identidad. Su nombre como Ballet Nacional de Cuba ha significad­o para Alicia Alonso algo más profundo que lograr un repertorio: ha sido fundir o fusionar todos los elementos de la sustancia cubana».

EL REGRESO, CUARENTA AÑOS DESPUÉS

Cuatro décadas nos separan de aquella primera vez que el BNC paseaba, con su carga creativa, su joven escuela por el lugar donde los fundadores se habían forjado, pero mostrando la esencia de la cubanía sumada al ballet clásico, como fenómeno artístico-cultural, quizá impensable para muchos, que eso podía suceder en el… Caribe. A la altura de este 2018, las jóvenes generacion­es formadas en la Isla y que integran las filas del BNC vuelven a Estados Unidos. Entre el 5 de mayo y el 9 de junio, la agrupación cubana dejará otra estela de éxitos en Chicago (Auditorium Theater), en Tampa (David A. Straz Jr. Center for the Performing Arts), Washington DC (John F. Kennedy Center for the Performing Arts), concluyend­o en Saratoga, Florida (Saratoga Performing Arts Center). Las piezas que conformará­n el repertorio serán Don Quijote y Giselle, esta última con la que Alicia Alonso comenzó su legendaria cadena de éxitos en Estados Unidos, cuando aquel 2 de noviembre de 1943 sustituyó a Alicia Márkova en el rol protagónic­o. Desde entonces, la

bailarina cubana cambió su nombre, porque al amanecer del 3 de noviembre de ese año su alma, todo su ser, estaba atrapado en la esencia de aquella joven campesina del primer acto, y luego en la willi del segundo, para marcar una carrera que aún muestra con orgullo a sus 97 años. Segurament­e, regresará a algún punto de esta gira con la compañía, que es también parte de su ser, como la danza.

AN IMPRINT THAT MULTIPLIES

Thirty years ago, in May 1978, an important event for the Cuban culture took place: the first visit of the Ballet Nacional de Cuba (BNC: Cuba National Ballet): the first wide representa­tion in the United States of the arts of the small island of the Caribbean after the Triumph of the Revolution in January, 1959. Without question, one of the greatest successes of the career of that company was that tour in the United States and Canada that included performanc­es in Washington, New York and Toronto. The tour was the continuati­on of Alicia Alonso´s career in North America but the first time that the BNC, where Alicia, Fernando and Alberto Alonso left their mark, performed there. Alicia showed all that great work in that first tour along with dancers of a high academic background. The audience was able to confirm the influence of what she had received in the United States, along with the techniques of European professors that progressiv­ely shaped her talent guiding her into the classic labyrinths through various edges. By now, 2018, the young generation­s educated and trained in the island that are part of the BNC return to the United States. During May 5-June 9, the Cuban delegation will leave another trail of success in Chicago, Tampa, and Washington D.C., ending their tour in Saratoga, Florida. The plays that are part of the repertoire will be Don Quijote and Giselle, the latter being the one in which Alicia Alonso started her legendary serious of successes in the United States.

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