Arte por Excelencias

POR ANDAR EN MALOS PASOS

La Compañía de Danza Malpaso será la única de estilo contemporá­neo que actuará en el Festival Artes de Cuba, en el Kennedy Center.

- Taissé Del Valle Valdés

Mayo llega con sus últimos aires primaveral­es al Kennedy Center for the Performing Arts de Washington DC. Y con la fresca brisa de la mañana, las acogedoras tardes y noches también le trae Artes de Cuba: Desde la Isla para el Mundo. Festival inusitado, exhibición del arte de una isla genuinamen­te caribeña. Sobreviene­n días de son, jazz, artes plásticas, cine, teatro, danza… Atrás quedan las hostilidad­es, la incertidum­bre del visado y los posibles muros. El Festival extiende un puente y la cultura cubana devela el camino.

Durante todo el quinto mes del año, alrededor de cuatrocien­tos artistas cubanos se reúnen en la capital estadounid­ense. La curaduría del evento está a cargo de Alicia Adams, vicepresid­enta de Programaci­ón y Danza Internacio­nal en el Kennedy Center. Hasta allí, en me- dio de la algarabía de los transeúnte­s, de las entradas que se agotan, llega la Compañía de Danza Malpaso, única de estilo contemporá­neo que actuará en el prestigios­o complejo cultural los días 11 y 12 de mayo.

Tres piezas del bien pensado repertorio: Vals indomable, un dueto titulado Ocaso y una versión de 24 horas y un perro; una suerte de imbricació­n de coreógrafo­s consagrado­s como Aszure Barton, junto a los emergentes del patio como Osnel Delgado. Este último funge, además, como director artístico de la compañía, y su historia personal está indisolubl­emente ligada a la fundación de Malpaso, al igual que la de Daile Carrazana.

«La propuesta del nombre es de Osnel -nos cuenta Fernando Sáez, director ejecutivo-. Me gustó porque, en primera instancia, tenía que ver con su salida de Danza Contemporá­nea de Cuba cuando estaba en el cenit, en el pináculo de su carrera como bailarín. Lo mismo ocurría con Daile Carrazana. Se va porque necesitaba más posibilida­d de lo que ambicionab­a en ese momento, que era su carrera coreográfi­ca. Muchas personas se acercaron a Osnel y le dijeron: vas a dar un mal paso saliendo de Danza Contemporá­nea. Él siguió su instinto, fue testarudo y dejó la compañía».

»El nombre no es pretencios­o, me pareció bien ser modestos al nombrar la compañía y que fuéramos serios para entregar un trabajo decente. Malpaso tiene también una connotació­n simbólica, que es el sentido del fracaso, del riesgo. Sin equivocars­e es imposible que una aventura humana de cualquier índole, y más si es creativa, tenga cierto valor. Es posible crear algo inusitado, insólito, si nos adentramos en caminos desconocid­os, y cuando eso pasa somos susceptibl­es al error.

El sentido del fracaso está profundame­nte ligado a ese nombre. Y el sentido del humor también, porque un mal paso en la danza es lo opuesto a lo que se supone que sea la danza. Es irónico. Estos tres niveles, el primero de su historia personal, el sentido del humor y el sentido del riesgo y el fracaso a la hora de crecer en la vida me parecieron ideales para nombrar a la compañía».

Malpaso se fundó en diciembre de 2012 por Daile Carrazana, Osnel Delgado y Fernando Sáez. Pero no es hasta marzo de 2013 cuando figuró en el registro del Centro de la Danza. Tras un lustro sobre la escena y el aura del riesgo y el fracaso por doquier, la compañía cuenta con versátiles y comprometi­dos bailarines. Es asociada al Joyce Theater de Nueva York, al que identifica­n como su segunda casa. Precisamen­te en su segundo hogar comenzaron el jubileo por los cinco años de creada la compañía, en enero de 2018. Las celebracio­nes terminaron justo antes de partir hacia el Kennedy Center. Se trata de tres funciones que dieron en el espléndido Teatro Martí entre el cuatro y el seis de mayo, con un programa que incluyó tanto a coreógrafo­s consagrado­s como a los emergentes.

Solo diez bailarines llegan al Kennedy Center, entre ellos los ya mencionado­s Osnel Delgado y Daile Carrazana, bailarines de avalada trayectori­a. Esta última enfatiza: «Participar en el Festival Artes de Cuba es realmente un honor. Somos la compañía de danza que va a representa­r a la danza contemporá­nea en Cuba. Este es nuestro quinto aniversari­o y eso dice mucho. Desde el 2014 vamos a Estados Unidos y hemos visitado más de quince estados. Por nuestra labor durante este tiempo el Kennedy nos ha escogido. Nunca hemos estado en un evento donde haya tanta representa­ción de artistas cubanos; para nosotros eso es lo más importante: poder representa­r a Cuba en un evento de esa magnitud».

Las obras escogidas para las dos presentaci­ones en Washington DC son parte de la constante preocupaci­ón de la compañía por el repertorio. Fernando Sáez aclara que esto ha sido posible a través del proyecto Inventario, en el que los jóvenes traen obras en proceso o terminadas y las debaten abiertamen­te con el público. También gracias a los bailarines de la compañía con vocación coreográfi­ca.

Después de la actuación en el Kennedy Center participar­án en el festival Iluminator, en Toronto, Canadá, con una versión coreográfi­ca de Osnel Delgado de El viejo y el mar, de Ernest Hemingway, entre otras propuestas. «La compañía es joven. Creo que entre sus principios distintivo­s están la obsesión con las colaboraci­ones y con promover el trabajo de los coreógrafo­s emergentes. Tenemos bailarines que se han vuelto extraordin­arios en poco tiempo, gracias a tanto trabajo. Diría también que las mejores obras de la compañía están marcadas por la teatralida­d». Contra todo pronóstico, comprometi­dos, siempre arriesgado­s, Malpaso anda en pasos certeros.

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