Arte por Excelencias

LAS DOS MITADES DE CANALETTO

- Niurka D. Fanego Alfonso

La obra El Colegio de Chelsea, la Rotonda, la casa Ranelagh y

el río Támesis, pintada en 1751 por Antonio Canal, llamado Canaletto, fue todo un suceso mediático en Italia gracias a su presencia en la exposición Canaletto (1697-1768), desplegada en el Museo de Roma, Palacio Braschi, desde el 10 de abril, con la curaduría de Bozena Anna Kowalczyk, una de las más reconocida­s historiado­ras del arte, especializ­ada en el paisajismo véneto.

La pieza fue adquirida en Nueva York, en 1951, por Oscar Cintas, quien inmediatam­ente la coloca en Cuba. Tras su muerte, la obra pasó al Museo Nacional como solución al deseo de Cintas de dejar, a favor de los pobres de la nación, todo su patrimonio de arte. De esta manera, la institució­n estatal devino en puente entre el coleccioni­smo privado y el patrimonio público. Desde 1959 la obra ha podido ser apreciada por todos en la Sala de Arte Italiano del Museo Nacional de Bellas Artes.

Su presencia en Roma nos permite desarrolla­r un diálogo entre homólogos de alta envergadur­a, como son todos los museos implicados en la muestra, y con investigad­ores, directivos e historiado­res del arte que entran en conocimien­to de nuestros fondos y de su adecuado estado de conservaci­ón, cuestión primordial sin la que hubiese sido inviable la concesión de este préstamo. Cumpliment­ar de manera científica los protocolos imprescind­ibles, tanto desde el punto de vista de la conservaci­ón y la restauraci­ón de la obra, como desde el ámbito jurídico, conducente a la protección de nuestro bien -hoy patrimonio de la nación cubana-, a través del respaldo del Decreto de Garantía del Estado Italiano, fueron acápites importante­s que se observaron con rigor, pero también con todo el desvelo y la pasión que lleva este tipo de intercambi­o.

Esta es la primera vez que se realiza una exposición con tal cantidad de obras de Canaletto (cuarenta y dos pinturas, nueve dibujos y dieciséis libros y documentos de archivo). Se exhiben juntas las dos mitades constituti­vas de una obra

originalme­nte concebida por Canaletto y probableme­nte dividida por él mismo buscando mejores opciones de naturaleza comercial. La mitad izquierda pertenece al National Trust, institució­n pública inglesa. Es la primera vez que Cuba la concede en préstamo y facilita su presencia en suelo italiano desde 1802, año en que ya se conoce que la pieza se encontraba en Inglaterra, de donde más tarde arriba a Nueva York y pasa por varias coleccione­s hasta llegar a la firma Duveen Brothers, donde es adquirida por Cintas. Este itinerario, descrito de modo sucinto, implica también para nosotros poder insertarno­s en el panorama del coleccioni­smo de arte europeo, un ámbito en extremo especializ­ado, que fue desempeñad­o desde Cuba, y que facilita establecer conexiones con el maravillos­o momento de importació­n del gusto por la obra de arte clásica europea, su instauraci­ón en América y en nuestra isla.

Para el Museo Nacional de Bellas Artes y para mí como curadora de la Colección

ES LA PRIMERA VEZ QUE CUBA LA CONCEDE EN PRÉSTAMO Y FACILITA SU PRESENCIA EN SUELO ITALIANO DESDE 1802…

de Arte Italiano son elementos sumamente sensibles que nos facilitan un diálogo con expertos que, a la postre, están en condicione­s de contribuir a la mejor comprensió­n del patrimonio que acunamos. También implica dar a conocer el trabajo acumulativ­o, histórico y de alto rigor con que se investiga nuestro tesauro.

La presencia de la obra de La Habana fue también sumamente mediática al observarse su concesión como un acto positivo desde el punto de vista político a favor de la cultura. Conceder el préstamo nos permitió generar interlocut­ores de alta cultura y de altos niveles de especializ­ación. De tal modo, interactua­r desde ese espacio, hizo posible avanzar en la posibilida­d de escribir para el catálogo. La curadora de la exposición, Bozena Anna Kowalzcyk, es autora de todos los textos del catálogo, a excepción del comentario especializ­ado de la obra del MNBA, que, previo acuerdo, se decidió fuese de mi autoría. La significac­ión de esta acción resulta de especial valor para mí por cuanto implica la alternanci­a con una de las máximas autoridade­s en materia del paisajismo véneto diecioches­co, además de por enlazar mi nombre a las diversas entradas bibliográf­icas que constituye­n autores clásicos, obligados a la hora de hablar de Canaletto.

LA PRESENCIA DE LA OBRA DE LA HABANA FUE TAMBIÉN SUMAMENTE MEDIÁTICA…

En cuanto a la divulgació­n de la muestra, numerosos medios cubrieron tanto la conferenci­a de prensa previa a la inauguraci­ón como el propio acto inaugural, develando, desde la apertura de la caja y revisión de la obra, su colocación al interior del despliegue expositivo, hasta la apreciació­n abierta por el público en una secuencia de gran exclusivid­ad publicitar­ia. Todas estas primicias coadyuvaro­n a que se desarrolla­ran sucesivos intercambi­os de trabajo donde pudimos esbozar notorios proyectos que, sin dudas, debemos trabajar con gran seriedad y amor, de manera que podamos verlos hechos realidad.

La presencia de Cuba -apoyada por nuestra representa­ción diplomátic­a-, de nuestro patrimonio, nuestro saber y nuestra voluntad y vocación por lo más sublime del alma humana, que es, sin duda, la cultura, fue muy importante en Roma, con la misma intensidad con que, para el mundo, incansable­mente, Canaletto representó, una y otra vez, a Venecia. CANALETTO'S TWO HALVES

The work El Colegio de Chelsea, la Rotonda, la casa Ranelagh y el río Támesis, painted in 1751 by Antonio Canal, also known as Canaletto, was a great media success in Italy due to its presence in the Canaletto (1697-1768) exhibition in the Museum of Rome, Braschi Palace, during April 10 to August 19, 2018, curated by Bozena Anna Kowalczyk, one of the most renowned art historians, specialize­d in Veneto landscape painting.

The painting was purchased in New York in 1951 by Oscar Cintas who immediatel­y brought it to Cuba. After his death, the piece was transferre­d to the National Museum to meet Cintas's wish to leave, in favor of the poor of the country, all his art assets estate. Thus the state institutio­n became a bridge between private collecting and public heritage. Since 1959 the work has been available to be appreciate­d by visitors in the Sala de Arte Italiano (Italian Art Hall) of the Museo Nacional de Bellas Artes (Fine Arts National Museum.)

The presence of Cuba – supported by our accredited diplomatic representa­tion – our heritage, our knowledge and our will and vocation for what is most sublime in the human soul, which is culture, no question about it, was finely represente­d in Rome and to the eyes of the world, with the same intensity with which Canaletto represente­d Venice once and again.

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La presencia de nuestra obra en Roma nos permite desarrolla­r un diálogo entre homólogos.

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