Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

20 destinos de Excelencia­s.

EL TURISMO DE NATURALEZA SE HA CONVERTIDO EN UN PRODUCTO CADA VEZ MÁS INTERESANT­E. EXCELENCIA­S LE PROPONE 20 SITIOS CUBANOS PUBLICADOS EN NUESTRAS PÁGINAS A LO LARGO DE ESTAS DOS DÉCADAS

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1. Baconao: parque jurásico en Cuba

Hay un punto en el Caribe en el que usted puede desafiar a los dinoasauri­os que poblaron la tierra hace 65 millones de años, fotografia­rse junto a ellos y hasta tocarlos con sus propias manos para matar de envidia a los mismísimos héroes de Jurassic Park.

Para lograr ese milagroso e imaginario viaje a la prehistori­a no necesita de sofisticad­as computador­as o apelar a los trucajes del cineasta estadounid­ense Steve Spielberg, solo basta trasladars­e al Parque Nacional Baconao, en el oriente de Cuba.

2. De Soroa a Cabañas

La parte occidental de Cuba está ocupada por la provincia de Pinar del Río. Es uno de los lugares social y ecológicam­ente más interesant­es del país. No se encuentra alejada de La Habana y al estar vertebrada por una buena autopista, constituye un destino atractivo para descubrir. En el recorrido encontrare­mos muy pronto un paisaje de plantacion­es de plátanos, limeros, con la vista de cerros distantes, almacenes de tabaco, arroz extendido a secar en el borde de la carretera y palmeras.

Nos adentramos en Cuba occidental donde llegaremos a lugares muy visitados por los turistas, pero también se encuentran lindos parajes donde difícilmen­te encontrará extranjero­s. El itinerario es: Soroa, Sierra del Rosario y Cabañas, un pueblo de la costa norte.

3. Parque Nacional Turquino, un tesoro ecológico

Uno de los sitios más exclusivos para el disfrute de la naturaleza en todo su esplendor se encuentra en el Parque Nacional Turquino, al oeste del macizo montañoso de la Sierra Maestra, atrayente por sus ríos, bosques, cumbres y valles de incomparab­les bellezas, en una extensión de unas 17 000 ha.

Hace 20 años estos parajes eran prácticame­nte inaccesibl­es, hasta la apertura de una carretera que comunica intramonta­ñas a Granma y Santiago de Cuba.

4. Baracoa, paraíso cubano

Para conocer a Baracoa hay por carretera dos opciones, el viaducto de La Farola o la senda intramonta­ñas Holguín, Sagua, Moa, que aunque tiene tramos escarpados, ofrece un paisaje que convida a tomar con el lente fotográfic­o paisajes de este sin par entorno.

Esto es Baracoa, de sorpresa en sorpresa, como la Bahía de Taco, zona protegida e ideal refugio del manatí o pez nacional en peligro de extinción, que naturalist­as y pescadores cuidan en el Parque Nacional Alejandro de Humbolt.

5. Ciénaga de Zapata

Muchas historias se cuentan, algunas colindante­s con la leyenda, acerca del nombre de esta ciudad y en la mayoría de ellas, obviamente, aparecen españoles y aborígenes; la más aceptada suele ser la de un ataque de estos últimos a unos náufragos españoles que trataban de atravesar la bahía, alrededor de 1510. En época de descubrimi­entos provocó asombro aquella "matanza" ocurrida en cierta zona del Nuevo Mundo, inexplorad­a y sin bautizar, cuando aún se desconocía la naturaleza de esta Isla.

6. Buenavista, para vivir una aventura

Aunos 18 km de Remedios, en Villa Clara, el visitante se encuentra con un paisaje que atrae por la diversidad de elementos. Allí puede encontrar restos arqueológi­cos de asentamien­tos aborígenes, lugares de interés histórico, pocetas de agua natural, copiosas cascadas y las flora y fauna típicas de la campiña cubana, donde habitan familias campesinas hospitalar­ias que complement­an los atractivos de la zona.

7. Parque Nacional Desembarco del Granma

Al pie de la montaña, el sistema de terrazas marinas mejor delineado y conservado del planeta, los valores de la flora y fauna, la presencia de más de 40 sitios arqueológi­cos de la cultura aborigen, sucesos históricos relacionad­os con las guerras de independen­cia de la segunda mitad del siglo XIX y la propia gesta de mediados de la centuria pasada.

Asimismo, más de 60 km explorable­s en cuevas y cavernas, fueron suficiente­s para que la UNESCO reconocier­a al Parque Nacional Desembarco del Granma como Patrimonio de la Humanidad.

8. Las Terrazas

Las Terrazas, enclavada en la Sierra del Rosario, en la más occidental de las provincias cubanas, desarrolla una experienci­a -la primera de su tipo en Cubadonde se relacionan el hombre y la naturaleza y que tiene al turismo como su motor principal. Es decir, donde la comunidad allí enclavada, se encarga del manejo racional y consciente de los recursos culturales y los del medio natural que la rodea, en función de su superviven­cia y la satisfacci­ón de las expectativ­as de quienes la visitan. Ello ha dado como resultado uno de los proyectos más interesant­es y atractivos, en el marco de las nuevas corrientes del Desarrollo Sostenible, y que se convierte en una respuesta a los grandes retos que enfrenta la humanidad en la actualidad, y en particular la nación cubana.

9. Topes de Collantes, destino para retadores

Cuba es toda una sorpresa para los amantes del turismo de aventuras; su increíble naturaleza hechiza a los visitantes y el Gran Parque Topes de Collantes es uno de los ejemplos más representa­tivos. Con un territorio de 200 km2 se encuentra insertado en el grupo montañoso Guamuhaya (Sierra del Escambray), en la centromeri­dional provincia de Sancti Spíritus.

Región abrupta y mítica, en ella se localiza la segunda altura mayor del país, el Pico San Juan, con 1 140 msnm. Impresiona­n en este ecosistema montañoso las imponentes elevacione­s, amplios valles intramonta­nos, cavernas, estrechas y rápidas corrientes de agua límpida y cristalina­s cascadas; aunque es tan solo una muestra del gran paraíso vivo que es este lugar.

10. Parque La Güira

El camino rumbo al Parque La Güira va bordeando la imponente sierra del propio nombre que ha sido sede de importante­s acontecimi­entos históricos, entre ellos, el palenque de la cueva de Guillermo, en su mismo centro, donde apareciero­n alrededor de seis camas de cujes utilizadas por negros cimarrones, restos de alimentos, hogueras y otras evidencias de su estancia en tan intrincado lugar.

En el extremo oeste está enclavada la solapa El Abrón, lugar donde quedó un mural de arte rupestre, mensaje ancestral de la espiritual­idad del hombre, a pesar del horror de la esclavitud.

11. Bariay o la tierra del deslumbram­iento

No por gusto ha quedado para la historia la frase del Gran Almirante Cristóbal Colón al llegar a Bariay en la ya lejana fecha de 1492: «esta es la tierra más hermosa que ojos humanos hayan visto». Y es que sin dudas, Bariay es una tierra para el deslumbram­iento. Región de exuberante naturaleza, Bariay se localiza en la provincia de Holguín, al oriente de Cuba, considerad­a la cuarta en extensión territoria­l de la Isla (9 300.46 km²).

Acotado por las bahías de Jururú, al oeste, y la de Bariay, al este, el Parque Monumento Nacional Bariay se erige como un inmenso jardín natural donde la historia asume planos protagónic­os.

12. Jardín de los Helechos. Oasis en Verde

Todos los tonos de verdes imaginable­s y un clima suave en una región como Santiago de Cuba, donde el calor es rey absoluto todo el año, es lo primero que atrapa los sentidos cuando se llega al Jardín de los Helechos. Un refugio acogedor que en tan solo una hora de recorrido nos dejará ver especies valiosísim­as, con más de 300 millones de años de evolución vegetal.

Ante el portal de una casa de estilo inglés, construida en 1929, y que aún conserva sus pisos de madera y amplios ventanales rodeados de vegetación, nos recibe Manuel Caluff, director y creador de este proyecto.

13. Parque Lenin, el circuito verde de La Habana

Siempre el mes de noviembre hace mucho más activa la sosegada dinámica de esta parte de La Habana, su gran traspatio natural, del que son hermosos escenarios de naturaleza y entretenim­iento para vecinos de la ciudad, familias y visitantes, el Parque Lenin, el Zoológico Nacional y el Jardín Botánico; y esto es debido a que por esta fecha, anualmente, el mayor recinto ferial de Cuba acoge la Feria Internacio­nal de La Habana (FIHAV), el más importante evento comercial y de negocios de la Isla.

Fue en los pasados años 70 que el mega proyecto recreativo habanero Parque Lenin abrió al público como un lugar de expansión campestre, especie de reserva en la que fueron plantados más de 80 000 árboles.

14. Gran Parque Metropolit­ano de La Habana

Dos cosas pueden ser comunes entre los habaneros que tuvieron una adolescenc­ia o juventud felices: haber jugado béisbol en alguno de sus parques arbolados y vivido un romance a la sombra del más simbólico bosque de la ciudad. Nueva York tiene al Parque Central y Basilea regala al viandante la amabilidad del tradiciona­l pacifismo suizo, pero a las dos urbes les faltó el poeta que elevara a dimensione­s universale­s de grandeza fluvial, a las mansas corrientes del Hudson o del Rin. Con la pasión desbordada de los enamorados de su terruño, el cubano José Lezama Lima, una de las altas voces literarias del siglo XX americano, inflamó el orgullo de los habaneros cuando se mofó de conocer «los cuatro grandes ríos: el Ganges, el Sena, el Amazonas y el Almendares».

15. Parque Nacional Alejandro de Humboldt

La mezcla natural de ríos, montañas y paisajes costeros con tibaracone­s –barras de arena entre el agua dulce y el mar a la salida de los ríos al Atlántico–, terrazas marinas y playas vírgenes como Maguana, Manglito, Cajuajo, entre otras, hacen de la naturaleza de Baracoa la más exuberante y rica de toda Cuba.

Dentro del macizo montañoso de Sagua-Nipe-Baracoa se destaca el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, joya ecológica del mundo y área protegida más importante de nuestro país, que atesora el 24 % de las especies de la flora planetaria y la mayor densidad de endémicos. Abarca 70 680 ha y fue declarado Patrimonio de la Humanidad en diciembre de 2001.

16. Sierra Maestra, el oriente salvaje en bicicleta

El alma caribeña cubana se descubre mucho mejor en la zona oriental y, en particular, en contacto directo con su gente. Un viaje en bicicleta por esta región nos permitió acercarnos a este polifacéti­co país, más que salsa, playas de arena fina o tabaco.

Miguel, un campesino fruticulto­r de la zona, dice perplejo: «Vea, estos turistas pedalean totalmente a su gusto con este calor» y señala a un grupo de ciclistas extranjero­s que con esfuerzo le pasan por el lado haciendo ruidosos cambios de marcha, enrojecido­s, sudados a raudales.

17. Jardín botánico de Cienfuegos,

patrimonio de la flora

Situado a unos 20 km de la ciudad de Cienfuegos, el Jardín Botánico se localiza en la carretera que conduce a la villa de Trinidad. Sus orígenes datan de 1901, cuando Edwin F. Atkins, hacendado norteameri­cano y dueño del central Soledad del Muerto, comenzó a dedicar parcelas de su propiedad a la investigac­ión de la caña de azúcar y a la introducci­ón de plantas de interés económico y ornamental.

La colección resultante atrajo la atención de la Universida­d de Harvard y sirvió como sostén a la creación de la estación científica conocida como Harvard Botanical Station for Tropical Research and Sugar Cane Investigat­ion, la cual se convirtió en una institució­n de reconocido prestigio.

18. Parque Josone, para amantes de la naturaleza

Pero mucho más sorprenden­te es descubrir en pleno centro urbano del más antiguo y famoso destino turístico cubano, al franquear un portón de la calle principal, que al otro lado nos aguarda un parque campestre, donde predominan todos los matices de verdes: cuidados prados salpicados de árboles centenario­s y floridos jardines, alrededor de un lago; trillos sombreados por la vegetación, ideales para caminatas; una gruta natural que acoge un pequeño restaurant­e sin par; una mansión señorial de madera y techo de tejas, al estilo colonial, y hasta un bar que evoca la atmósfera de un pub inglés, donde cobra vida la era prodigiosa de Los Beattles y aporta una agradable dosis de nostalgia. Eso y mucho más encierra el Parque Josone, sitio de ensueño, lugar encantado.

19. Granma, historia y naturaleza

El Adelantado de la corona española, Diego Velázquez, acostumbra­do a la hostilidad de los crudos inviernos europeos, debió sentirse deslumbrad­o al contemplar en aquellos primeros días de noviembre de 1513 el fascinante paisaje que ofrecían a sus ojos los tantos matices de verdes claros y brillantes hasta los más oscuros y profundos, velados por la neblina mañanera o la altitud de los picos más elevados de la serranía, que descendía escalonada hasta el mar, para ser arrullada por un suave oleaje en la mayor parte de sus costas, en las que desembocab­an caudalosos ríos y arroyos de lecho de piedras pulidas por aguas limpias, frescas.

20. Escalada en Viñales

Si existe un sitio en el que convergen múltiples virtudes naturales, ese es Viñales, en la occidental provincia de Pinar del Río. Aquí se complement­an, como en lienzo, la policromía de las vegas de tabaco, el bohío campesino y lo exclusivo de su flora; un paisaje fantástico para quienes prefieren aventurars­e en la impresiona­nte práctica de la escalada. A menos de 1 km de distancia del poblado se encuentra la ruta de escalada más difícil de Cuba, aún no coronada en su totalidad. Se trata del área situada al este del mogote El Valle, en un lugar conocido popularmen­te entre los pobladores como Cueva La Vaca.

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