Excelencias Turísticas del caribe y las Américas
Cuba y el termalismo historia que promete
POR SUS PRIVILEGIADAS CARACTERÍSTICAS CLIMÁTICAS Y GEOGRÁFICAS, LA ISLA DE CUBA SE DESTACA EN EL CARIBE Y LAS AMÉRICAS COMO UN EXCELENTE DESTINO DE TURISMO TERMAL, DE BIENESTAR Y CALIDAD DE VIDA
Aunque en Cuba existen referencias sobre el empleo con fines curativos de las aguas con propiedades termales y mineromedicinales desde la época de los aborígenes y los esclavos, el surgimiento de los primeros balnearios se localiza en el tiempo entre los siglos XVIII y XIX. Muchos de estos estuvieron rodeados de cierto misticismo y otros dieron lugar a la fundación de poblados aledaños.
La larga lista de figuras ilustres de la época que recibieron tratamientos con este recurso natural, unido a las investigaciones puntuales impulsadas por el gobierno colonial español, dan fe de la importancia que se le confirió a los abundantes yacimientos de aguas termales, mineromedicinales y peloides descubiertos a lo largo de toda la Isla.
La historia posterior del siglo XX recoge los estudios científicos más profundos sobre el tema: el enfoque terapéutico que respalda al saber popular tradicional, y luego la creación de centros termales, dotados desde entonces de una infraestructura asistencial muy completa, que incluía también aquella destinada a la relajación, el descanso y el disfrute del entorno natural.
Con experiencia acumulada desde la segunda mitad del siglo pasado, tanto en la atención a pacientes y viajeros nacionales como al turismo extranjero, algunos de estos actualizan hoy su plataforma de servicios y tratamientos para hacerse más competitivos; en tanto otros han entrado en procesos de rehabilitación constructiva, o de mejora de condiciones para brindar prestaciones más integrales, recurriendo incluso al apoyo de la inversión extranjera.
Cuba, que ya recibe más de 4 millones de vacacionistas por año, se prepara así para aprovechar la alta demanda existente en el mundo moderno en relación con el termalismo. Sabe que en estos nuevos tiempos se requiere del diseño de programas a la medida, ajustados a las necesidades y sueños de un cliente más informado, y por tanto más exigente, que recurre a los centros y alternativas termales no solo por las posibilidades curativas de sus aguas, o por su andamiaje como propuesta de relax, sino porque está convencido de que la prevención en salud deviene garantía de calidad de vida.
MARCAR LA DIFERENCIA
En la isla caribeña, donde en los últimos años se han creado varios grupos y organizaciones de trabajo para impulsar proyectos mejor coordinados de explotación de los yacimientos de aguas termales y medicinales, están muy bien identificados los atributos más significativos de las instalaciones surgidas a lo largo del tiempo con el propósito de funcionar como centros termales o balnearios.
Casi todos cuentan con una tradición de larga data en el uso de sus recursos, y aún así poseen reservas cuantiosas de los mismos, lo cual les garantiza una proyección de futuro. Además, suelen estar ubicados en lugares con indiscutibles bondades naturales y de clima, casi siempre cerca de destinos turísticos reconocidos y de poblados muy acogedores.
Debe resaltarse además otra condición que los hace distinguir: la alta competencia y eficiencia del capital humano que los integra en la mayoría de los casos, conformado generalmente por un equipo multidisciplinario, en el que laboran de conjunto un médico especializado en medicina natural y tradicional, otro con preparación en hidrología y termalismo, así como licenciados en medicina física y rehabilitación, nutricionistas, podólogos, enfermeras, cosmetólogos y psicólogos.
Viajeros internacionales que han optado en sus visitas al país por esta alternativa, más relacionada con el bienestar y la calidad de vida, aseguran que es precisamente este último elemento lo que marca la diferencia de la propuesta cubana en materia de termalismo, muy apegada a un propósito terapéutico y revitalizador, desde el que se persigue la sanación más completa, tanto de las dolencias del cuerpo como de las del alma.
A LO LARGO Y ANCHO DEL MAPA…
En total se ha estimado que existe actualmente en Cuba un potencial de desarrollo futuro para 16 centros termales, aunque no todos se encuentren en el mismo nivel en cuanto a infraestructuras. Entre los mejor articulados se hallan aquellos que por años se han vinculado con el sector turístico, como San Vicente y Soroa, en la occidental provincia de Pinar del Río; Elguea, más al centro de la Isla, en Villa Clara; o San José de los Lagos, al norte de Sancti Spíritus.
Sin embargo, otros centros termales, bajo la gestión directa del Ministerio de Salud Pública, despuntan por su capacidad de ofrecer paquetes más completos de servicios médicos y de salud asociados al termalismo. Vale mencionar entre ellos a Santa María del Rosario, en el territorio de La Habana; la Paila, ubicado en Madruga, un pueblito entre la capital cubana y la ciudad de Matanzas; San Diego de los Baños, también de Pinar del Río; y Ciego Montero, en Cienfuegos.
A lo largo y ancho del mapa, y en estos momentos en plena faena de reestructuración, es posible encontrar más balnearios reconocidos en otras épocas por la calidad y beneficios de sus aguas y fangos. Tal es el caso de La Cuquita y Cedrón, en la oriental provincia de Santiago de Cuba; Veracruz, en Ciego de Avila, y Santa Rita, en la Isla de la Juventud.
Hoy pretendemos detallarles dos de esos sitios que cuentan con un posicionamiento privilegiado dentro de la historia del termalismo cubano; ambos con las puertas abiertas a viajeros nacionales e internacionales que busquen nuevas alternativas combinando ocio y salud. Estos son los balnearios: San Diego de los Baños y Ciego Montero.