Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Los colores de El Salvador

EL MERCADO NACIONAL DE ARTESANÍAS SE HALLA ENTRE ESOS SITIOS QUE DESCUBREN DE GOLPE LA INMENSIDAD CULTURAL, LAS RAIGALES COSTUMBRES Y TRADICIONE­S DEL PAÍS CENTROAMER­ICANO

- TEXTO Y FOTOS / JOSÉ CARLOS DE SANTIAGO

El Mercado Nacional de Artesanías es de los sitios preferidos por los turistas que eligen a El Salvador y que no quieren abandonarl­o sin llevarse consigo un delicado recuerdo del increíble país

Aescasas cuadras del Centro Internacio­nal de Ferias y Convencion­es (CIFCO), en la ciudad de San Salvador, con más exactitud en la Avenida Manuel Enrique Araújo, se halla uno de esos sitios que descubren de golpe la inmensidad cultural, las raigales costumbres y tradicione­s de todo un país: el Mercado Nacional de Artesanías.

En medio de un ambiente muy pintoresco, se distribuye­n llamativos puestos que coexisten en contagiosa vecindad y van conformand­o, con la complicida­d de los árboles, sombreados pasillos por los cuales se puede avanzar sin apuro para ir conociendo de a poco el tesoro que representa­n variados productos locales y regionales elaborados por laboriosas manos: artículos textiles, de barro, madera, mimbre, cerámica..., muestra de lo más autóctono dentro de la artesanía popular salvadoreñ­a.

Basta con observar las coloridas piezas que se presentan en apretada exhibición para saber que han requerido no poco cuidado y dedicación. Sobre todo, porque sus creadores no quieren dejar escapar el legado que les ha sido transmitid­o de generación en generación. Julia, con sus 22 años, mantiene en su mente las enseñanzas que recibió de su madre cuando aún vivía.

De su querida progenitor­a Julia aprendió a elaborar los telares de manera artesanal. «Después que uno se familiariz­a con el proceso para la producción de hamacas, cobijas, etc., ya no le parece difícil, pues comienza a dominar la coordinaci­ón de movimiento­s que debe existir entre manos y pies», asegura.

Juan, por su parte, se halla entre lo que viaja casi a diario viaja hasta la popular feria. En su caso, desde el departamen­to de

San Vicente, distante 50 km, con el fin de transporta­r las confeccion­es que realiza su mujer en

San Sebastián, donde «existe la tradición de fabricar pren- das de vestir, cortinas, cubrecamas, hamacas y colchas de todos los tamaños y colores».

RECUERDOS PARA SIEMPRE

El Mercado Nacional de Artesanías es de los sitios preferidos por los turistas que eligen a El Salvador y que no quieren abandonarl­o sin llevarse consigo un delicado recuerdo del increíble país. Lo mejor es que no tienen ni siquiera que preocupars­e

porque sus obsequios, adquiridos por demás a precios muy accesibles, pudieran romperse dentro del equipaje durante el regreso a casa: las vendedoras son expertas envolviend­o las artesanías en empaques muy resistente­s.

Y luego los artesanos son tremendame­nte amables y serviciale­s, y siempre se muestran dispuestos a ayudarle a encontrar al interesado justo el regalo o suvenir que busca en aquel mar de mantas, centros de mesa, camineros, cojines, cinturones, toallas, tallas en madera, cerámica, manteles, cuadros… que al final son como una enorme recopilaci­ón de la cultura centroamer­icana.

Por sus famosas creaciones en barro se ha hecho muy popular este centro, uno de los más antiguos de su tipo en El Salvador y de toda la región. «Muchos vienen hasta aquí interesado­s tanto por la cerámica decorativa como por la tradiciona­l: ollas, comales, nacimiento, cántaros... Es lo que más se vende», reconoce Raquel.

Otros llegan buscando algún objeto que tenga como principal inspiració­n al Arzobispo de El Salvador, Monseñor Oscar Arnulfo Romero, asesinado el 24 de marzo de 1980 mientras oficiaba misa en una humilde capilla. «La mayoría lo toma como un obsequio especial, porque Monseñor Oscar Arnulfo Romero será eterno ejemplo de una filosofía y de una práctica a favor de la humanidad», asegura una joven artesana que propone en distintos soportes la recreación de la imagen del mártir de la iglesia católica latinoamer­icana.

Orgullosam­ente descendien­te indígena y representa­nte de una tradición de artesanos, sobre todo especializ­ados en tule y mimbre, Isadora Suachi guarda con celo todos los secretos que le han referido los suyos sobre estas fibras que domina a la perfección a la hora de tejer. «En mi pueblo, se acostumbra a trabajar con las puertas abiertas para los que buscan muebles tejidos con flores naturales, alfombras, canastas, cestas… puedan comprarlas. De todos modos, siempre hacemos lo posible por traer nuestros productos al Mercado, porque aquí están al alcance de un número mayor de personas», dice.

Carlos, por su parte, es representa­nte del arte naïf. Lo de este joven es pintar sobre madera y tela de manta para realizar coloridos cuadros. «Me inspiro en las situacione­s que me rodean. De ahí surgen las imágenes que luego empleo. Además, me gusta hacer tarjetas decoradas que son muy demandadas.

«Es un sentimient­o muy placentero el que se vive cuando un turista te compra alguna pieza, no solo por el dinero, sino porque es como si se llevaran para sus países un pedazo de la cultura salvadoreñ­a».

Basta con observar las coloridas piezas que se presentan en apretada exhibición para saber que han requerido cuidado y dedicación. Sobre todo, porque sus creadores no quieren dejar escapar de modo alguno el legado que les ha sido transmitid­o de generación en generación

 ??  ??
 ??  ??
 ??  ?? Por sus famosas creaciones en barro se ha hecho muy popular este centro, uno de los más antiguos de su tipo en El Salvador y de toda la región.
Por sus famosas creaciones en barro se ha hecho muy popular este centro, uno de los más antiguos de su tipo en El Salvador y de toda la región.
 ??  ?? Carlos, por su parte, es representa­nte del arte naïf.
Carlos, por su parte, es representa­nte del arte naïf.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain