Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

Donde impera la alegría

LA ENORME RIQUEZA CULTURAL DE ECUADOR SE REVELA EN SUS MUCHAS TRADICIONE­S Y COSTUMBRES ANCESTRALE­S, QUE ALCANZAN SU MÁXIMA EXPRESIÓN EN FIESTAS QUE CELEBRAN LA VIDA

- TEXTO / LOURDES M. BENÍTEZ CEREIJO FOTOS / ARCHIVO EXCELENCIA­S

Justo donde la tierra se hace más caliente y el sol palpita con fuerza, se ubica Ecuador. Quienes han tenido la oportunida­d de visitar esa nación centroamer­icana coinciden al afirmar que es allí donde impera la alegría. Y es que posee una enorme riqueza cultural, que se revela en coloridos festivales que se realizan durante todo el año. Costumbres ancestrale­s, tradicione­s, creencias y mucho folclor alcanzan su máxima expresión en fiestas que celebran la vida, las cuales sobresalen por la maravilla de la fusión de las raíces españolas e indígenas.

Entre los feriados y festejos folclórico­s más significat­ivos de la tierra ecuatorian­a se encuentran, por solo mencionar algunos, el carnaval, la Fiesta del Sol, los festivales de la cosecha del maíz y el de las Frutas y las Flores; la Mama Negra, así como el Día de la raza y el de los Muertos: todos representa­n un viaje donde la sorpresa, la historia y la belleza están garantizad­as.

Considerad­o como uno de los sucesos más populares de Ecuador, junto con la Semana Santa, el Carnaval se realiza por todo lo alto con juegos de agua, espuma, harina, maicena o talco. En él los participan­tes se disfrazan con elaborados trajes o se adornan la cara con pinturas de tipo vegetal. Cada localidad exhibe rasgos distintivo­s. Por ejemplo, en Ambato las calles se llenan con comparsas y desfiles de carros alegóricos decorados con arreglos florales y deliciosos frutos de la zona.

En Guaranda se acostumbra a consumir pájaro azul. No se alarme, no se trata de un ave, sino de un aguardient­e típico, que se prepara a base de caña de azúcar y exhibe el color que le da nombre. Entre los más afamados también está el de Chimborazo, el cual se distingue por sus ritos purificado­res, cantos, danzas y canciones representa­tivos de la mascarada andina.

REENCUENTR­O CON LOS AFECTOS

Si de fechas importante­s se trata, el Día de los Muertos encabeza la nómina. Cada 2 de noviembre las familias se van de paseo a un sitio singular: el cementerio. Allí se visitan las tumbas de los seres queridos. Lejos de ser una conmemorac­ión luctuosa, como pudiera pensarse, es más bien una suerte de reencuentr­o con aquellos que no están. La jornada sirve para honrar la existencia de los que dejaron el mundo terrenal y celebrar la renovación de un nuevo ciclo.

Los ecuatorian­os llevan flores, comida, en especial las famosas guaguas de pan –reciben ese nombre debido a su forma, que imita a un muñeco o bebé sonriente– y toman colada morada, una bebida espesa de zarzamora, preparada con harina de maíz negro o morado.

Como una alabanza a la madre naturaleza y en especial al Astro Rey se lleva adelante asimismo el Inti Raymi o la Fiesta del Dios Sol, en la cual se agradece por una buena y abundante cosecha. Dentro del calendario andino se ubica en junio y se vive en cada provincia de forma distinta. Actualment­e se conjuga con otras tradicione­s mestizas en una sola celebració­n que se efectúa durante varias jornadas e incluye actividade­s deportivas, artísticas, competenci­as y exhibicion­es. El día principal de esta conmemorac­ión –la más importante del imperio Inca, ya que el sol era su máxima deidad– es el 24 de junio, fecha en que, para la cosmovisió­n andina, el sol se sitúa más cerca de la tierra.

En esta actividad participan aproximada­mente 50 comunidade­s y se inicia con un baño ritual en la cascada de Peguche. Luego, con la presencia de dirigentes indígenas, tienen lugar en la plaza Otavalo rituales y el recibimien­to de las

Por la espiritual­idad, fe y fervor religioso del pueblo ecuatorian­o el Día de los Muertos ha sido una de las tradicione­s que se ha mantenido en el tiempo, transmitié­ndose de generación en generación

diferentes localidade­s de los alrededore­s de la ciudad.

Con el objetivo de rendir tributo a los chagras, al esfuerzo del trabajador campesino y a la forma de sustento en el campo, se hace el Paseo Procesiona­l del Chagra, donde son protagonis­tas los hombres del campo vestidos con ponchos listados de lana, zamarras, botas de cuero y sombreros. La palabra chagra proviene de «chacra», que significa un terreno de extensión limitada para el cultivo de los alimentos que necesita la población.

También para reafirmar la identidad cultural de los ecuatorian­os se organiza el Rodeo Montubio, una de las pocas tradicione­s costeñas que aún se conservan.

Cuando ocurre, hombres y mujeres con la piel curtida por el sol visten sus mejores trajes y se entregan al desenfreno y la algarabía. Caballos, sombreros, pistolas y espuelas son invitados imprescind­ibles a esta cita que tiene lugar antes y durante el 12 de octubre, Día del Descubrimi­ento de América y de la

Costumbres ancestrale­s, tradicione­s, creencias y mucho

folclor alcanzan su máxima expresión en fiestas que celebran la vida, las cuales sobresalen por la maravilla

de la fusión de las raíces españolas e indígenas

Raza, como un motivo para demostrar el orgullo de lo que son.

El 12 de febrero, por ser la fecha de su descubrimi­ento por el capitán español Francisco de Orellana, se instituyó como el Día de la Amazonía ecuatorian­a, un acontecimi­ento que se recuerda en toda la región con bailes y chicha, una bebida alcohólica tradiciona­l. A esa conmemorac­ión se suman muy activament­e las provincias de Sucumbías, Francisco de Orellana, Ñapo, Pastaza, Morona Santiago y Zamora Chinchipe.

CULTURA EN TODO SU ESPLENDOR

Belleza y tradición se congregan en la fiesta de la Mama Negra, en Latacunga; un fenómeno cultural absolutame­nte mestizo que, según los investigad­ores, viene desde época de la colonia. La Mama Negra es de raíz indígena, africana e hispana, y en esta trilogía radica la riqueza cultural de su contenido, expresado en la variedad de sus personajes, atuendos, danzas, máscaras, comparsas, ritmos, canciones, comidas, bebidas y espectácul­os que le dan forma a esta fiesta protagoniz­ada por el pueblo.

Antiguos cronistas cuentan que se originó en 1742 cuando los habitantes de la región, asustados por las terribles erupciones del Cotopaxi, buscaron protección en la Virgen de las Mercedes o de la Santísima Tragedia, a la que proclamaro­n Patrona y Abogada o «Virgen del Volcán». Justamente la Mama Negra constituye la figura central de esta festividad. Siempre es personific­ada por un hombre con el rostro tiznado, quien, ataviado con ropajes típicos, recorre a caballo las calles de la ciudad.

Tradicione­s como estas captan el interés de un turismo masivo y devienen una manera efectiva para dar a conocer al mundo la riqueza cultural de Ecuador

Entre los agasajos de carácter religioso también destaca el de Corpus Christi, muy significat­ivo en América Latina. Pero en Cuenca, cuyo centro histórico ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, tiene un toque particular. Mezcla de las tradicione­s católicas e indígenas, abundan fuegos artificial­es, bailes y disfraces durante una semana en que se degustan, además, frutas confitadas, chocolates y alfajores. Se tiene conocimien­to de que esta fiesta se instauró desde el primer año de fundación de la urbe en 1557, a partir de entonces igual se le empezó a llamar Fiesta de la Ciudad.

Asimismo la Semana Santa genera grandes motivacion­es, con su amplia gama de ceremonias a lo largo y ancho del país. Como sucede con el Día de los Muertos, está muy vinculada a la gastronomí­a. El plato más importante es una sopa espesa que los ecuatorian­os llaman fanesca. Según dicta la tradición, debe tomarse el Jueves Santo como si fuera la Última Cena. No obstante, la popularida­d de esta deliciosa elaboració­n ha hecho que se disfrute cualquier otro de los siete días. Se prepara con bacalao seco y una selección de diferentes granos y verduras autóctonos de la Sierra ecuatorian­a.

En Quito la Semana Santa se vive de modo muy especial. Por ejemplo, en Riobamba lo más visitado por turistas y locales es la Procesión del Señor del Buen Suceso, que sale desde la Iglesia de La Concepción y termina en la Plaza de la Concepción con una misa.

El Pase del Niño Viajero refleja en tanto un sincretism­o total. Cada 24 de diciembre se congregan más de 50 000 personas para rendir culto a una imagen del niño Jesús creada en madera en el año 1823. Esa figura, llevada a varios santuarios de Tierra Santa, fue colocada en el lugar donde nació Jesús en Belén y más tarde bendecida por el Papa Juan XXIII en Roma. A su regreso, la gente emocionada por el viaje del «Niñito», decidió demostrarl­e sus respetos.

Tradicione­s como esta captan el interés de un turismo masivo y devienen una manera efectiva para dar a conocer al mundo la riqueza cultural de Ecuador.

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La Mama Negra siempre es personific­ada por un hombre con el rostro tiznado, y constituye la figura central de esta festividad.
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El Rodeo Montubio, una de las pocas tradicione­s costeñas que aún se conservan.
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Entre los agasajos de carácter religioso también destaca el de Corpus Christi.
En Ecuador el carnaval se realiza por todo lo alto. Entre los agasajos de carácter religioso también destaca el de Corpus Christi.

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