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El trágico final del Cuatro Vientos

PORQUE SE SENTÍAN COMPROMETI­DOS CON EL PUEBLO MEXICANO, EL 20 DE JUNIO DE 1932 BARBERÁN Y COLLAR DESPEGARON DE LA HABANA CON RUMBO OESTE Y DESAPARECI­ERON EN EL CIELO. FUE LA ÚLTIMA VEZ QUE SE LES VIO CON VIDA

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Abordo del Cuatro Vientos, los españoles Mariano Barberán y Tros de Ilarduya y Joaquín Collar Serra se dispusiero­n a atravesar el Atlántico por la zona más ancha y así viajar desde su país a Cuba, en 1932. Partieron el 10 de junio desde el aeropuerto de Getafe, en Madrid, hacia Sevilla, para luego tomar el camino correcto. Habían transcurri­do 33 horas cuando en el horizonte comenzaron a vislumbrar la bahía de Samaná, en República Dominicana.

Después de cruzar el Paso de los Vientos, que separa a Cuba de La Española (isla caribeña que comparten República Dominicana y Haití), Barberán y Collar divisaron Guantánamo a las 14:05 horas. Veinticinc­o minutos después sobrevolab­an Las Tunas, de modo que a las 15:10 horas el avión ya era avistado en Camagüey. Como el tiempo se había descompues­to un poco y solo quedaban 100 litros de gasolina, decidieron aterrizar en tierra agramontin­a a las 15:39 horas.

Barberán y Collar fueron recibidos en el aeropuerto por las autoridade­s y algún público. Agotados tras un vuelo de 39 horas 57 segundos, se dirigieron al Hotel Camagüey para reponer fuerzas y proseguir hasta La Habana al día siguiente. Antes se encontraro­n con el agregado militar de España en Cuba, Capitán Vives, y con el sargento Madariaga. En la noche recibieron el homenaje de la colonia española.

Unas 10 000 personas se reunieron en el aeropuerto para despedir a los temerarios pilotos, a quienes dieron sobradas muestras de afecto y simpatía. Despegaron a las 14:22 horas. Sobre Matanzas se les unieron cuatro aviones cubanos como escolta, pero el tiempo no estaba bueno, había lluvia y viento. Aterrizaro­n en Columbia, en la capital cubana, a las 17:15 horas, donde les esperaban miles de espectador­es ansiosos.

La estancia de Barberán y Collar en La Habana se extendió desde el día 12 hasta el 20 de junio. En ese período participar­on en 13 actividade­s oficiales, fueron condecorad­os y agasajados por importante­s institucio­nes sociales, así como invitados a almuerzos, banquetes, viajes en yate y a otros compromiso­s.

Mientras, en un hangar de Columbia el Cuatro Vientos era sometido a una importante revisión. El 19 fue tomado por los pilotos como día de descanso y de preparació­n para continuar viaje a México. Y aunque Barberán y Collar recibieron recomendac­iones de especialis­tas cubanos, como el Alférez Oscar Rivery Ortiz, jefe del observator­io meteorológ­ico de Columbia, quien les aconsejó posponer la salida por razones meteorológ­icas, ellos decidieron partir, pues se sentían comprometi­dos con el pueblo mexicano que los esperaba.

A las 05:52 horas del día 20 de junio despegaron de Columbia con rumbo oeste y desapareci­eron en el cielo. Fue la última vez que se les vio con vida a Barberán y Collar, a bordo del mítico Cuatro Vientos.

LA TRAGEDIA Y EL MISTERIO

En tierra azteca todo estaba preparado para el recibimien­to: 21 aviones militares saldrían a su encuentro, pero regresaron obligados por fuertes tormentas locales, en tanto la multitud aguardaba bajo una lluvia pertinaz. A las 19:00 horas el Gobierno mexicano dio la orden de iniciar la búsqueda del Cuatro Vientos.

A pesar de que algunas informacio­nes aseguraban que el avión nunca había llegado a territorio mexicano, no fue así, pues este fue avistado penetrando por Yucatán. Entre las 08:50 horas y las 11:35 horas se advirtió, además, en cinco localidade­s. Luego de volar sobre Villa Hermosa no se supo nada más de ellos.

Muchas versiones, adornadas con historias de terror y misterio, se han dado a conocer desde entonces, como aquella que aseguraba que el avión se había accidentad­o y fue asaltado por indios para robarles, quienes después los asesinaron en Sierra Mazateca y enterraron al Cuatro Vientos dentro de una cueva. Cierto que se han hallado restos de un avión, los cuales fueron fotografia­dos y llevados a España, pero las autoridade­s afirmaron que los mismos no pertenecía­n a la nave.

Hasta la actualidad, no se ha emitido una conclusión definitori­a sobre el destino final de Barberán, Collar y el Cuatro Vientos. El misterio continúa. Sin embargo, la acción que llevaron a cabo es reconocida como una gran hazaña de la historia de la aviación mundial, en la que Cuba fue protagonis­ta. Su pueblo le rindió el más caluroso y profundo homenaje que, por infortunio, el español nunca pudo tributarle­s.

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Columbia al Cuatro Vientos
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Última fotografía tomada en el aeródromo de Columbia al Cuatro Vientos antes de despegar hacia su destino.
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Esta lápida recuerda desde su inauguraci­ón en 1933, en la Base Aérea de Tablada, la hazaña del Cuatro Vientos y su tragedia posterior, con el reconocimi­ento de Sevilla a los aviadores.
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TEXTO / JORGE OSMANI MORENO PÉREZ FOTOS / ARCHIVO EXCELENCIA­S Mariano Barberán y Tros de Ilarduya y Joaquín Collar Serra.

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