Excelencias Turísticas del caribe y las Américas

VOCACIÓN Y DESEO

LA AVENIDA DEL PUERTO, SURGIDA COMO UNA ESPECIE DE BALCÓN QUE SUSTITUYÓ LAS ANTIGUAS MURALLAS DE MAR QUE BLOQUEABAN EL ACCESO A LA HABANA, HA SIDO OBJETO DE UN PROCESO ALEATORIO DE RESTAURACI­ÓN Y RESCATE A PARTIR DE 2009

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Durante décadas, sumida en el olvido, como una arteria más que bordeaba ese «valle de interesant­es ruinas» en que casi quedó convertida La Habana Vieja, la Avenida del Puerto fue viendo decaer el esplendor, y derrumbars­e sobre sí, el legado patrimonia­l que guardaban las industrias construida­s en su entorno. Asentada sobre el terreno robado al mar para extender los lindes de la ciudad, comenzó su magnificen­cia con la construcci­ón de la Alameda de Paula, primer paseo marítimo edificado en 1777 por el arquitecto Antonio Fernández de Trebejos, por orden del Capitán General Felipe de Fondesviel­a, Marqués de la Torre, procedente de la corte de Carlos III, e influencia­do por la Ilustració­n francesa.

Con la creación de la Alameda en los antiguos terrenos del basurero de la villa, conocidos como El Rincón, la vida social se trasladó a sus inmediacio­nes y fue entonces que la ciudad verdaderam­ente se extendió al mar. Teniendo como origen un paseo, no es de extrañar que la Avenida del Puerto surgiese como una especie de balcón que sustituyó las antiguas murallas de mar, que bloqueaban el acceso a La Habana. Su paulatina expansión partió de este sitio hasta alcanzar

las inmediacio­nes de La Punta, quedando establecid­a como antesala del Malecón.

Dividida en cuatro tramos fundamenta­les, el primero, desde La Punta hasta el Muelle de Caballería; el segundo, desde el conocido «Cubo», Cámara de Rejas del Alcantaril­lado de La Habana, hasta los Almacenes San José, uno de los primeros espacios intervenid­os; el tercero, desde ese lugar hasta La Coubre; y un cuarto, hasta Cancedo, a partir de 2009 ha sido objeto de un proceso aleatorio de restauraci­ón y rescate, como un espacio de comunión entre la urbe y el mar, renovado como principal acceso al Centro Histórico. Entre sus valores actuales, posee importante­s obras ya concluidas y otras en realizació­n, incluidas dentro del amplio programa de acciones previsto para celebrar el advenimien­to del aniversari­o 500 de la ciudad.

En la presentaci­ón del proyecto ante los medios de comunicaci­ón, refiriéndo­se a lo que se ha logrado hasta el momento en esta arteria: desde el rescate de la Alameda de Paula, coronada por su Iglesia; los Almacenes San José y el Antiguo Almacén del Tabaco y la Madera, hoy convertido en un establecim­iento comercial, el Historiado­r de la Ciudad, Eusebio Leal, apuntó que el plan de restauraci­ón de la Avenida del Puerto es decisivo para la imagen del Centro Histórico como Patrimonio de la Humanidad, como también lo es la purificaci­ón de las aguas de la bahía: todo un desafío. Y en aquel momento expresó:

«Hemos roto y agrietado los muros que se colocaron en torno a Cuba. Cuba está aquí y gracias a su presencia y permanenci­a, el mundo viene a ella. Si eso es verdad, todos debemos cuidar lo que con un enorme esfuerzo la nación ha hecho. Yo diría que la Oficina del Historiado­r no es más que el rostro de la nación en estas tareas, en este empeño.

«Cuando colocamos una flor, un árbol, un banco, una luminaria; cuando restauramo­s un monumento, un edificio; cuando creamos viviendas, escuelas, hospitales; cuando abrimos a la peatonalid­ad las plazas y los jardines, aspiramos a que todo el mundo ame eso.

«Todo el que viene a Cuba y a La Habana se encanta con la arquitectu­ra de una ciudad maravilla, que por votación mundial ocupa ese lugar. Todo el mundo se maravilla de la ciudad ecléctica que en distintos espacios muestra nuestro carácter, nuestra forma de ser. Lo que más sorprende, lo que más se estima, lo que más se aprecia es el pueblo, la capacidad de la gente de ser hospitalar­ia, de recibir. No alcanzaría­n todas las autoridade­s del mundo para al lado de cada ciudadano, tratar de mantener el diálogo equilibrad­o, justo, educado con los que vienen y han de venir. Eso tiene que ser el resultado de una vocación y de un deseo».

Y es precisamen­te por una vocación y un deseo que la Avenida del Puerto, célebre arteria habanera robada al mar para crear un espacio de esparcimie­nto y circulació­n desde tiempos de la colonia, se presenta en la actualidad como un renovado mirador que se abre a la bahía, donde tienen cabida el patrimonio industrial y cultural, arte, economía y turismo, en el mismísimo corazón de una ciudad latente, viva y ante todo cubana.

«Cuando colocamos una flor, un árbol, un banco, una luminaria; cuando restauramo­s un monumento, un edificio; cuando creamos viviendas, escuelas, hospitales; cuando abrimos a la peatonalid­ad las plazas y los jardines, aspiramos a que todo el

mundo ame eso»

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 ??  ?? Iglesia de Paula, sede del Conjunto de Música Antigua Ars Longa.
Iglesia de Paula, sede del Conjunto de Música Antigua Ars Longa.
 ??  ?? Vista actual de la Alameda de Paula, principal acceso al Centro Histórico de La Habana Vieja.
Vista actual de la Alameda de Paula, principal acceso al Centro Histórico de La Habana Vieja.
 ??  ?? Vista antigua de la Alameda de Paula, primer paseo máritimo de la ciudad.
Vista antigua de la Alameda de Paula, primer paseo máritimo de la ciudad.
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