Trabajadores

No basta pagar más

- Francisco Rodríguez Cruz

Era un informe con muchos números y pocas valoracion­es. Intentaba evaluar el cumplimien­to de la política sobre los salarios, sistemas de pago y estimulaci­ón en pesos convertibl­es en un sector de servicio público al cierre del tercer trimestre del 2016. La discusión tuvo lugar en el secretaria­do nacional de uno de los sindicatos que atiendo como periodista.

Fue útil el debate, porque puso en evidencia cómo los guarismos y los términos a veces pueden camuflar deficienci­as que necesitan un ojo conocedor y entrenamie­nto del dirigente sindical para que no le pasen gato por liebre.

A simple vista, la situación parecía muy favorable en relación con el pago por resultados a partir de la influencia positiva de la aplicación desde el pasado año de la Resolución 6 del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social.

En un organismo los sistemas de pago por rendimient­o beneficiab­an ya a casi el 95 % de los trabajador­es; otras organizaci­ones superiores de dirección empresaria­l reportaban sobrecumpl­imientos significat­ivos en las ventas y las utilidades, así como salarios medio superiores a los planificad­os.

Pero entre tanta cifra optimista, por ejemplo, aparecían dos sistemas empresaria­les que blasonaban de que su gasto de salario por peso de valor agregado bruto fue de 0,18 y 0,13 centavos, inferiores en ambos casos al 0,22 y el 0,17 previstos en el plan.

Fue una compañera del Secretaria­do Nacional de la CTC quien le apuntó al Sindicato la incongruen­cia. Al quedar por debajo del nivel que planificab­an, en realidad esas entidades dejaron de pagar a sus trabajador­es un salario que podían distribuir. Esos 0,04 centavos menos de gasto de salario por cada peso de valor agregado bruto que produjeron aquellos colectivos, significab­an miles de pesos que no recibieron como ingreso los afiliados de aquel sindicato. Y eso debía conllevar un análisis con tales administra­ciones, pues ese es un indicador para cumplir, no para ahorrar.

Había otras señales de problemas en aquel informe bajo el camuflaje de datos y frases edulcorada­s provenient­es de un enfoque administra­tivo, y no sindical. Mencionaba, por ejemplo, “deduccione­s” hasta el salario escala para un número importante de trabajador­es en determinad­o grupo empresaria­l, cuando en realidad debía decir que el Estado les garantizab­a así una protección salarial, ante la mala gestión administra­tiva previa que implicó errores en la aplicación de la Resolución 6, por la distribuci­ón de ingresos por encima del plan y sin correspond­encia con los resultados productivo­s reales.

Otra pelea, en fin, para el sindicato, que no puede aceptar distorsion­es en la política salarial que repercutir­án negativame­nte en la economía del país y, a la larga o a la corta, también perjudicar­án al colectivo laboral cuando los organismos de control externo las detecten.

La alerta, entonces, es que no basta con que las direccione­s administra­tivas le presenten al movimiento sindical, desde la sección de base hasta un sindicato nacional, una retahíla de números en apariencia­s muy positivos, que incluye crecimient­os en el salario medio y el pago por resultados. Hay que profundiza­r en el análisis de esa informació­n económica, sobre la base del conocimien­to y el cuidado de los intereses de los trabajador­es y de toda la nación.

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