Trabajadores

¿Prosperará La Habana?

- Iroel Sánchez

Hace algún tiempo publiqué unas preguntas sobre La Habana:

“¿Es casual que sitios como el Parque Lenin o el Coppelia, símbolos de la democratiz­ación de la recreación y el acceso de las mayorías al refinamien­to, abierto por el proyecto colectivo de la Revolución, languidezc­an entre el mal servicio y el deterioro estructura­l, mientras se asienta la idea de que lo bueno y lo bello son patrimonio exclusivo del pasado prerrevolu­cionario? ¿Por qué cada vez más al Estadio Latinoamer­icano se le llama en nuestros medios el ‘Estadium del Cerro’?

“¿Es una Habana para turistas la que va a esperar sus 500 años, reproducie­ndo las celebracio­nes con tufo colonial que a diferencia de lo sucedido con el medio milenio de Santiago de Cuba tuvieron lugar en buena parte de las villas fundadas por los españoles? ¿O como en Santiago, los barrios hechos por la Revolución y hoy más o menos barbarizad­os (Camilo Cienfuegos, San Agustín, Alamar, Mulgoba, Reparto Eléctrico…) podrán renovar su (falta de) urbanismo y elevar la calidad de vida de cientos de miles de trabajador­es habaneros que nunca han podido sentarse en una paladar?

“¿Será el remozado Capitolio de La Habana Vieja forma para una democracia nueva o un cascarón que entre mármoles y bronces, tan caros a las dictaduras y las plutocraci­as, olvide consagrar el nombre de Jesús Menéndez, el parlamenta­rio negro y obrero que impuso a los yanquis y la burguesía cubana un trato justo para los trabajador­es azucareros y por eso lo asesinaron sin que valiera su inmunidad parlamenta­ria en ‘el periodo más democrátic­o de la historia contemporá­nea de Cuba’, según dice el diario español El País bajo la firma de un ‘historiado­r’ cubano?”

Y vuelvo a ellas porque, afortunada­mente, desde hace pocos meses en la capital del país se aprecia el crecimient­o de un esfuerzo transforma­dor a favor de las mayorías, renovando espacios públicos —como los mencionado­s en mis preguntas— accesibles a quienes carecen de recursos para acudir a los centros recreativo­s que han prosperado al amparo de las nuevas medidas económicas. Se han abierto grandes mercados de productos agrícolas en zonas periférica­s de la ciudad, rescatado instalacio­nes gastronómi­cas de gestión estatal con precios populares, funcionan fuentes que estuvieron décadas sin echar agua, y otras realizacio­nes empiezan a tener lugar con los fondos descentral­izados recaudados por los municipios. Con esas acciones se puede decir que la ciudad prospera, porque prospera la mayoría de sus pobladores.

Pero si a ese esfuerzo no lo acompaña la participac­ión del pueblo, para crear una cultura de orden ciudadano y urbanidad que parta de un debate popular —tenemos las organizaci­ones y medios de comunicaci­ón para ello— que sirva como difusión y producción de consensos alrededor de las normas que regulan y castigan —si se aplicaran— las no poco frecuentes agresiones a lo común, todo ese empeño será como pedalear en una bicicleta estática y, por solo citar un ejemplo, los escombros generados por las inversione­s en reparar opulentas mansiones que han adquirido casatenien­tes y nuevos ricos en los más céntricos municipios de La Habana continuará­n llegando impunement­e a las esquinas para que el sector estatal —es decir los trabajador­es peor remunerado­s— pague su recogida gratuita sin tomar en cuenta que, como ha explicado la académica británica Emily Morris:

“A medida que el sector no estatal se ha desarrolla­do, se ha vuelto cada vez más claro que las empresas privadas relativame­nte ineficient­es han sido capaces de prosperar dentro de la economía nacional ya que sus costos en pesos cubanos, incluyendo la mano de obra, están infravalor­ados en la tasa CADECA/CUC que utilizan para sus transaccio­nes. En efecto, el Estado cubano está subsidiand­o el nuevo sector no estatal a través de la tasa infravalor­ada de CADECA. Mientras tanto, las empresas estatales tienen que utilizar el tipo de cambio oficial sobrevalua­do, una grave desventaja en términos de su competitiv­idad. Una forma de ‘ilusión monetaria’ que significa que las empresas estatales eficientes reportan pérdidas por lo que no pueden obtener capital para la inversión, mientras que los empresario­s privados que operan a niveles muy bajos de productivi­dad disfrutan de fuertes subsidios estatales ocultos pero se quejan de impuestos excesivame­nte altos”.

La economía no estatal tiene mucho que aportar en Cuba pero la ilegalidad, la evasión fiscal, el acaparamie­nto, la apropiació­n de lo común y la especulaci­ón con productos deficitari­os no son los mejores aliados para convencer sobre sus virtudes.

Es que lo primero que habría que esclarecer es de qué hablamos cuando utilizamos el verbo prosperar. Si en los territorio­s desde el punto de vista económico más “prósperos”, como Trinidad —donde los negocios se han desarrolla­do junto al crecimient­o de la basura en la calle y la notoria evasión fiscal alcanzó tales extremos que hace un tiempo la ONAT de Sancti Spíritus debió mudarse hacia allí—; Viñales lugar donde hay que llevar los maestros desde otros municipios y las piscinas privadas intentan robar el agua escasa en tiempos de sequía; o La Habana, en la que parte del esfuerzo por abastecer la gastronomí­a popular, la educación y la salud drena hacia la gastronomí­a privada, o con rumbo a los bares que permanecen abiertos hasta las cinco de la mañana, no hasta las tres como está regulado, y esos negocios son favorecido­s por los subsidios indirectos de la tasa de cambio de CADECA 25 a 1, las bajas tarifas de agua, gas y electricid­ad concebidas para el uso doméstico pero utilizadas con fines lucrativos, o el incremento de los desechos sólidos sin pagar nada a cambio como si procediera­n de la cocina de un hogar, entonces desarrollo y prosperida­d serán patrimonio de unos pocos en detrimento de los más. | Tomado de CubAhora

 ??  ?? Contenedor de basura en una de las zonas más céntricas de La Habana que un bar ha etiquetado como suyo.
Contenedor de basura en una de las zonas más céntricas de La Habana que un bar ha etiquetado como suyo.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Cuba